En los basureros de Santiago de Cuba 'viven ratas que parecen jutías'

"Si Holguín es la ciudad de los parques, Camagüey la de los tinajones y Matanzas la de los ríos, Santiago de Cuba clasifica como la de la basura", dijo Amarilis al criticar los microvertederos que proliferan en todas las comunidades.

"El bloqueo y la falta de combustible son el saco donde entran todas las justificaciones del Gobierno", agregó esta residente en el barrio de Chicharrones, y recalcó que la acumulación de desechos "no tiene control y contribuye a la expansión de epidemias".

"No hay esquina que se respete en esta ciudad que no tenga un basurero lleno de peste y mosquitos", dijo Hilda, una de las tantas madres preocupadas por la salud de sus hijos, en una ciudad en la que aumentan los casos de dengue y oropouche.

Alcides Palau dijo que en los basureros del distrito José Martí "viven ratones que parecen jutías" y criticó a personas que inutilizan los colectores de plástico para venderlos a los fabricantes de platos, palillos de tendedera, vasos y otros objetos.

Al peligro de los miles de metros cúbicos de basura desperdigados por las calles, se suma el de los fuertes aguaceros que han complejizado el cuadro epidemiológico en zonas seriamente infestadas por el mosquito Aedes aegypti.

"Hace un año en Santiago ni existen ni se respetan los ciclos de recogida de desechos sólidos", dijo Marlene, de Carretera del Morro, una zona donde no hay áreas para incinerar la basura, que solo es recogida "cuando calentamos y pegamos cuatro gritos".

Roberto Ortega, del reparto Sueño, la emprendió contra el "estercolero" improvisado en las inmediaciones del Complejo Deportivo Antonio Maceo, frecuentado por niños, adolescentes, jóvenes y hasta adultos mayores que "van a ese lugar en busca de bienestar, pero en la práctica se exponen a las picaduras de los mosquitos y a otros peligros".

En Flores y Santa Ursula, Maribel y sus vecinas resuelven el problema pagándole a quienes barren la calle, mientras que Enma, residente en Sorribe, criticó a quienes "botan más basura que la que recogen, tratan en mala forma a las personas y hasta piden dinero por hacer su trabajo".

"Mi hijo tuvo oropouche y a mi nieta le interrumpieron el embarazo por el dengue", comentó Tania, vecina del 30 de Noviembre. Manuel Ortiz, de Altamira, desconfía de una ágil y pronta solución al problema, porque piensa que el Gobierno "ni supervisa ni exige cuentas a los infractores" estatales o privados.

En barrios periféricos como Marimón, Agüero y el Nuevo Vista Alegre, los vecinos queman los desperdicios porque nadie los recoge y se convierten en criaderos de vectores.

"Resulta paradójico que nos mantengan pesquisando las casas para cerrar las brechas a la trasmisión, cuando la insalubridad está al orden del día y la gestión ambiental es fallida", dijo una joven estudiante de Medicina.

La doctora Dania, de Yarayó, criticó que "se exige a las personas higienizar sus hogares, pero institucionalmente no recogemos los desperdicios".

"Es un círculo vicioso, donde se atacan las consecuencias y no la causa de los problemas sanitarios que generan las enfermedades infectocontagiosas".

El Gobierno y su prensa se escudan en la indisciplina social, aseguran que la ciudad no tiene por qué estar sucia, culpan al pueblo de la actual contingencia epidemiológica y exigen medidas legales más severas contra los ciudadanos. Mientras, en Santiago de Cuba solo se recoge la basura de las avenidas, parques más céntricos y arterias principales.

Durante un panel televisivo la vice intendenta municipal, Virgen Alfonso, reconoció que de los 104 equipos especializados que llegó a tener el Gobierno local para la recogida diaria de desechos sólidos, "solo salen 13 como promedio" a las calles. Añadió que de los 2.000 litros diarios de combustible que demanda la actividad de Comunales, se hace un esfuerzo para tener "al menos 1.000".

Según la funcionaria, faltan 106 carretillas con tracción animal, de las 192 que tradicionalmente apoyaban la recogida, en lo fundamental por demora en subirle el salario de los propietarios de 2.200 a 5.000 pesos.

Angel Soularí, subdirector provincial de Servicios Comunales, anunció que "en los próximos días" se ubicarán en las zonas densamente pobladas contenedores plásticos para que la población deposite la basura que hasta ahora permanece en la calle y sobre las alcantarillas.

Ninguno de los funcionarios se refirió a los vertederos que permanecen, casi de forma vitalicia, frente a las escuelas, hospitales y otras instituciones públicas.