Los cubanos han iniciado 2024 como acabaron 2023: en un escenario lleno de incertidumbre y desafíos, marcado por la crisis sanitaria, la falta de alimentos básicos y una creciente migración. Las perspectivas no son de mejoría, lo que profundiza la desesperanza de miles de personas que tienen que luchar a diario para sobrevivir.
Margarita, de 70 años y residente del municipio de 10 de Octubre, necesita operarse de un prolapso vaginal, pero no hay quirófanos disponibles ni medicamentos en los hospitales. "Es muy triste para mí, cada noche me orino encima", dice.
Carlos, de 42 años, es artista visual. El 11 de julio de 2021, fue detenido cuando salió a protestar contra el Gobierno como decenas de miles de cubanos. "Fue la peor experiencia de mi vida, sentí muchas veces deseos de morir", recuerda. Tras su liberación, decidió emigrar a Estados Unidos. Lleva más de dos meses en México esperando poder cruzar la frontera. Para este 2024, su deseo es que acabe la dictadura y poder ver a su pueblo viviendo en condiciones dignas, con salud, buena alimentación y calidad de vida.
María Teresa, de 60 años, vive en La Habana y es emprendedora. Tiene una tienda de alimentos que montó con capital prestado por un amigo. Aunque no tiene problemas económicos, vive bajo un constante estrés debido a las trabas del Gobierno al sector privado. "A pesar de que el año 2023 fue bueno, en 2024 espero poder reunirse con mi hija que vive en Brasil", dice.
El Gobierno he reconocido un escenario adverso para este 2024, después de que continuara la caída de casi todos los sectores de la economía en 2023, especialmente la producción agroalimentaria, la generación eléctrica y el turismo.
Este último sector, que años atrás era uno de los principales motores de la economía, no ha logrado recuperarse después de la pandemia de Covid-19, algo contrario a lo que ha sucedido en la mayoría de los destinos del Caribe
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, en 2023 Cuba recibió 2,4 millones de turistas, un incremento del 151% con respecto a 2022, pero un 42,8% menos que en 2019, el año previo a la pandemia.
El Consejo de Estado aprobó el pasado 6 de diciembre una reforma de la Ley de Presupuesto de 2023, que implica aumentar el déficit fiscal en más de un 44%, hasta 98.000 millones de pesos (unos 4.080 millones de dólares al cambio oficial). Esto representaría en torno al 15% del PIB cubano, según estimaciones de expertos independientes, luego de tres ejercicios consecutivos con tasas de déficit fiscal por encima del 10%, valores que apuntan a un desequilibrio macroeconómico y a una inflación disparada.
Las autoridades mantienen su discurso de que protegerán a los más vulnerables, pero incumplen esa promesa rutinariamente y el paquetazo económico anunciado recientemente incluye una eliminación de subsidios que amenaza la canasta básica racionada. El Gobierno ha reconocido que es incapaz de importar lo necesario para mantener esa canasta y los cubanos lo notan en las bodegas, donde el número de productos que les vende el Estado desciende mes a mes y los atrasos de los pocos que se siguen distribuyendo son constantes.
Alejandro, un artista cubano de 43 años, vive en Playa, donde a diario es testigo de la difícil situación que enfrentan muchos ancianos y personas de todas las edades. La escasez de alimentos es alarmante, dice, y es común ver a gente revolviendo los basureros en busca de algo para comer. "E responsabilidad del Gobierno brindar una mayor asistencia y apoyo a los ancianos, están abandonados por el Estado", critica.
Carlos, de 42 años, es relojero y vive en Centro Habana. Padece una diabetes no tratada adecuadamente y está perdiendo la vista gradualmente. En un sistema de Salud Pública colapsado y sin recursos, no encuentra solución para su deterioro.
Su situación es desesperada, ya que mantener a su familia y asegurar su bienestar depende de su habilidad para ver y desempeñar su trabajo como relojero. Para él, el año 2024 representa una remota esperanza de ser operado y poder ver nuevamente. "Muchas veces he estado a punto de quitarme la vida porque no soporto estar casi ciego sabiendo que debo ayudar a mi familia y no puedo", confiesa.
Inés María, tiene 17 años y reside en el municipio Plaza. Su aspiración, como la de muchos jóvenes, es irse del país. Esta adolescente espera que se le conceda el parole humanitario que su abuelo, quien vive en Estados Unidos, ha solicitado para ella y su madre. Anhela poder comenzar una nueva vida lejos de Cuba, en un lugar en el que pueda estudiar y crecer sin tener que preocuparse constantemente por el hambre.
Cada día su madre se enfrenta al desafío de conseguir alimentos. Inés confiesa que ha pensado muchas veces dejar el preuniversitario y comenzar a trabajar para ayudarla.
Alberto, de 37 años, ya lleva un año viviendo en Estados Unidos. Su mayor deseo es poder reunirse con su esposa e hijos, quienes aún están en Cuba esperando el parole. Quiere brindarles una vida mejor.
"Desde que llegue a Kansas me siento muy solo y extraño mucho a mi familia", dice
Virgilio, tiene 80 años, es diabético e hipertenso y vive en Centro Habana. Su pensión no alcanza ni siquiera para cubrir sus necesidades básicas, tampoco puede acceder a los medicamentos que necesita para tratar sus enfermedades crónicas, pues están en falta en las farmacias estatales.
"Me siento abandonado y olvidado", dice este abuelo. "Lo único que deseo para el año 2024 es que se caiga esta dictadura de mierda de una vez por todas".
Virgilio ruega que no lo abandonen, que "la comunidad internacional no olvide a quienes están sufriendo" en Cuba. Pide que se haga justicia y que se restaure la democracia en Cuba.
Convertiremos el revés en Victoria!
Los compañeritos que queden vivos, todos a la Plaza el 1ro. de Mayo con las metas cumplidas!