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Opinión

2024 puede ser un año mejor en Cuba

Y lo más triste es que 2023 también pudo serlo.

La Habana
Calle Cuba, La Habana.
Calle Cuba, La Habana. Diario de Cuba

"El 2023 tiene que ser un mejor año; tenemos todas las bases, además de la convicción de que puede ser un año mejor", aseguró el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la última reunión del Consejo de Ministros de 2022 donde, con mucha pompa y autosuficiencia, se presentó el Plan de la Economía Nacional y del Presupuesto del Estado para 2023. Finalmente, no fue para nada un año mejor.

A estas alturas, el acabose es tan mayúsculo que no vale la pena desglosar el panorama económico renglón a renglón. ¿Qué sentido tendría? Más allá de cualquier conjugación de palabras y datos, la realidad cubana está en cada derrumbe, cada mujer suplicando en redes sociales por un hijo o un padre enfermo, cada deserción de atleta, cada atraso en los productos de la libreta, cada apagón, cada pipa en un barrio sin agua, cada viejo metido hasta la cintura en un basurero y cada adiós con un "mijo, ojalá te vuelva a ver pronto".

Lo más triste es que sí, 2023 pudo ser un año mejor, pero no lo fue porque Raúl Castro, Díaz-Canel y toda esa banda criminal siguen ahí —cuando despertamos en 2023 el tiranosaurio seguía ahí—, y ahí están porque seguimos dormidos o solo despertando cuando ponemos mar de por medio. Ahí está el tiranosaurio y seguirá porque muchos, tantos, prefieren vivir bajo su emponzoñada sombra, alimentándose de las migajas sangrientas que eyecta. El monstruo ha sabido convertir nuestra huida en su mejor negocio, le sale redondo esto de asustarnos para que nos larguemos… y nos largamos.

Pero eso es pasado. Aunque 2023 acaba de terminar, ¿quién se acuerda de él? La mayoría tiene sus pensamientos y ansiedades en lo que viene este 2024 o, mejor, hacia dónde se va, porque ya sabemos que este será un año peor.

Es simple, Cuba socialista está seca hasta la última gota, destruida tornillo a tornillo y ladrillo a ladrillo. Ya no pueden, por mucho que reformen, por mucho que la Ley de Empresa que están cocinando modifique las reglas del juego, por mucho que quieran estabilizar, por mucho que "liberen" la economía, ya no pueden hacer nada para que 2024 sea un año mejor.

Ni tienen los miles de millones de dólares imprescindibles para detener la catástrofe humanitaria que sobreviene, ni tienen la confianza de inversores y prestamistas para conseguirlos. ¿Acaso pasar de diciembre de 2023 a enero de 2024 mejorará la imagen internacional del castrismo? ¿Un cambio de calendario modifica el prontuario delincuencial de una dictadura que lleva 65 años estafando a todo el que encalla en sus costas? Y si su criminalidad no es suficiente, que los ingresos del Estado vayan a cubrir solo el 71% de los gastos públicos del año que empieza es una enorme, gigantesca luz roja en el cielo de Cuba, para que a nadie se le ocurra negociar un centavo de dólar con tan irresponsables personajes.

Así que, aunque podremos desmenuzar los filamentos de cada medida económica del castrismo, alumbrando su gran descaro y su sicopático desinterés por el bienestar del pueblo, ninguna de esas medidas será realmente relevante pues, disfrácese como se disfrace, ya todos conocen el hedor del tiranosaurio y, aparte de los arrastrapanza que están amasando millones cobrando el rescate que, con creciente disgusto, pagan los emigrados por sus familias secuestradas por el PCC, nadie de fuera quiere invertir seriamente en Cuba, y los de dentro en lo único que quieren invertir es en irse.

Solo hay que ver cuán marchito está el mercado inmobiliario, para calibrar la ninguna confianza en el futuro que ensombrece a esta Isla.

Pero dejemos algo meridianamente claro, este año será peor no porque falte arroz, guaguas o nitrofurazona, lo que sentencia a 2024 son sus 365 días sin libertad, sometidos, ultrajados, pudriéndonos sin dignidad humana, viviendo de rodillas lo que, según el Himno Nacional, no es vivir.

No importará si, milagrosamente, mejora todo y dan el pan de la libreta con los 80 gramos establecidos, vuelve la leche para mayores de siete años y el puerco, de botao, baja hasta diez pesos la libra; al final no importa la economía mientras ellos sigan ahí, y aunque sigamos calculando, analizando reformas y preguntándonos cómo lograron convertir una Isla feraz en un páramo de marabú, no dejemos de pensar en libertad, pues esa es la única forma de que 2024, 2025, o cuando sea, pueda ser un año mejor en Cuba.

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8 comentarios

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Se nos ha ido el tren una y otra vez.

Indudablemente Rafaela tiene un don que muy pocas personas poseen , que pueden decir y tratar temas complejos con una sencillez comprensible hasta por los menos conocedores de la materia, esta virtud la tenía también Carlos Alberto Montaner. Todo lo contrario padecen los dirigentes del PCC, que no se si por su ignorancia o quizás por disimular sus incompetencias y metidas de pata utilizan un lenguaje cantinflesco que ni ellos mismos entienden, para explicar lo más elemental. Yo siempre espero sus artículos como el que espera su programa favorito de TV. Gracias Rafaela por ilustrarnos tan amenamente.

¡Rafaela Cruz no les da respiro!

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Rafaela Akhbar!!!

Y lo peor es que, muy dentro de nosotros, una voz nos dice que todo seguirá igual.
El monstruoso déficit fiscal, con su hermana inflación, que voltea gobiernos en cualquier otro punto del planeta no tiene efecto alguno en un Estado diseñado con esmero para no cambiar jamás.
Manos ocultas muy poderosas sostienen al edificio en ruinas desde el exterior mientras los administradores del inmueble se aseguran del encadenamiento productivo con la potencia bloqueadora.
La represión interna, por otro lado, continúa su eficiencia y eficacia en hacer de la protesta popular PACÍFICA una posibilidad remota.
El primero de enero del 2025, tristemente, estaremos repitiendo lo mismo.

Económicamente hablando, pudiera ser mejor pues la economía ha llegado a un nivel de deterioro tan grande que la más mínima medida tomada inteligentemente podría mejorar el tétrico panorama actual, el sólo hecho de poder garantizar el mísero pan de la cuota, la leche de dietas o que la cuota de arroz estuviera en las bodegas los días primero de cada mes , ya tranquilizaría a gran parte del rebaño de corderos. El daño antropológico es tan grande que confunden libertad con comida. En este exilio no son pocos los que te hablan con añoranza de los años 80,s y de la época del deshielo de Obama, hasta se sentian libres por tener medianamente tres comidas al día. El panorama es tan grave, que con sólo invertir menos en el turismo, al que hace mucho le sobran habitaciones, o dedicaran menos recursos a las fuerzas armadas y represivas , ya lograrían apaciguar un poco el hambre y el hombre nuevo con su regueton y alcohol, contento y conforme.

¡Mistake!
En Cuba hace ya unos cuantos años que no se toman decisiones inteligentes.
Hace tiempo que Cuba es ¡demasiado pequeña para los dos, forastero!
Con este (des)gobierno sobramos los cubanos.

Profile picture for user Gladiator

Estimada Rafaela Cruz. Con éste, ya son dos artículos en menos de tres semanas (el primero fue: "Aún más billetes en circulación, el 'regalo' navideño del castrismo a los cubanos"), en los que describe con fina crudeza la realidad que vive la Isla. Reconozco que este estilo, me agrada. Se le agradece siempre sus excelentes publicaciones. Ojalá pueda ser un año mejor en Cuba.