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Vivienda

Vecinos de La Habana Vieja alertan sobre un inminente derrumbe: '¿Que nadie quedaría desamparado? ¡Mentira!'

Once familias que residen en un edificio cuyo derrumbe parcial dejó el año pasado una niña fallecida viven con miedo exigen un albergue en medio de la desidia de las autoridades.

La Habana
Estado de un edificio donde viven 11 familias en La Habana Vieja.
Estado de un edificio donde viven 11 familias en La Habana Vieja. Diario de Cuba

Vecinos sobrevivientes de un desplome en un edificio de La Habana Vieja en octubre de 2022 en el que murió una niña alertan hoy sobre el inminente derrumbe total del inmueble en el que residen 11 familias, incluidos niños y ancianos, en medio del abandono de las autoridades.

El 17 de octubre de 2022, al amanecer, se derrumbó un apartamento del edificio sito en la calle Sol 466, entre Egido y Villegas. En el siniestro resultaron lesionados una madre con sus dos hijos menores. La pequeña Ismaray, de cuatro años de edad, no sobrevivió a las heridas.

Un año después, la vecina Mariana Núñez advierte en conversación con DIARIO DE CUBA que recientemente, con las lluvias, cayeron pedazos del alero y "de milagro no se mató nadie"

La casa "se moja toda cuando llueve, pues el techo del cuarto ya no existe y lo que cubre el techo del cuarto es el piso de la barbacoa con nylon, puesto por debajo y en todos los muebles y en la cama".

En esas precarias condiciones vive una anciana de 88 años que tiene varias enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, hipoacusia, dolores cardíacos y con una radical de mama, según el testimonio de Núñez.

Esta mujer y otros vecinos se encuentran esperando desde hace años por una promesa de las autoridades de traslado a un albergue temporal.

Cuando ocurrió el derrumbe hace un año, al lugar llegó Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido Comunista de Cuba en La Habana, quien "prometió que nadie quedaría desamparado", pero "todo resultó ser mentira".

Posteriormente, Mariana Núñez y otros vecinos han realizado múltiples gestiones pidiendo ayuda. Acudieron a las oficinas de la Dirección Municipal de la Vivienda con su director Ariel Núñez, a Vivienda Provincial, con Clara Bécquer y Nancy Moliné; al Gobierno Municipal, con Lisarde del Rey; al gobierno provincial donde intentaron ver a la gobernadora y fueron atendidos por el funcionario Daniel. También fueron a la Asamblea Nacional del Poder Popular, a la Fiscalía General en sus niveles municipal y provincial, así como al Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba.

Los desesperados habitantes del inmueble incluso escribieron al primer ministro, Manuel Marrero Cruz; a Homero Acosta, secretario de la Asamblea Nacional y a otros dirigentes políticos. 

"Nadie nos ha dado solución alguna, al contrario, cuando ven que llegamos a los lugares apenas nos atiende alguien, por no decir nadie. Clara Bécquer, de Vivienda Provincial, nos ha dicho que ya terminó con nosotros. Mientras, nosotros seguimos en el lugar donde los pedazos van cayendo día a día y esperando a vernos sepultados todos", lamentó.

Realizar un recorrido por el edificio de Sol 466, es una experiencia alucinante, como pudo comprobar DIARIO DE CUBA. Paredes cuarteadas a punto de desplomarse flanquean un estrecho pasillo central donde corren las aguas negras albañales, y para caminar hay que saltar piedras y lajas con cuidado para no mojarse. Una precaria escalera conduce a unos pasillos derrumbados parcialmente donde los residentes han colocado tablones para no caer al vacío. 

Mechy, otra vecina de un apartamento de un piso superior, declaró: "En el edificio quedamos 11 familias con varios niños; en este apartamento viven tres niños. Solamente cuatro familias están legales y tienen derecho a albergue algún día, si antes no nos morimos. Las otras familias están ilegales y vinieron en su mayoría después de que concedieron albergue para algunos de los núcleos legales".

Una de estas vecinas ilegales es conocida como "La Chiqui", originaria de Guantánamo, quien vino a La Habana con su hijo de 15 años, buscando un futuro mejor para él.

"Para vincularlo al deporte porque allá en Guantánamo no tenía ninguna posibilidad. Yo trabajé primero en una cafetería y ahora en una carretilla para hacer el diario para comer. La única posibilidad de salir de este cuartico es conseguir dinero para comprarme otro cuarto que no esté en peligro de derrumbe. Le pido a Dios todos los días que nos proteja a mi hijo y a mí y que nos saque de este peligroso lugar antes que esto se derrumbe y ocurra una desgracia", dijo.

La crisis habitacional en Cuba, según cifras oficiales, requiere un millón de viviendas para su solución. En La Habana Vieja cada día son más numerosos los derrumbes con resultados mortales. La tendencia es que cuando ocurren colapsos parciales, los vecinos que permanecen residiendo quedan a su suerte en espera de traslado a albergues temporales, que a veces nunca llega. Los damnificados que tienen más suerte tienen que lidiar con albergues en pésimas condiciones.

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