Mireya Linares se baja de un almendrón en el municipio Playa, pero no anda de paseo, está en busca de comida para su familia. Aunque vive en Centro Habana, ha ido a una tienda privada a 14 kilómetros de su casa, donde sus amigos le dijeron hay arroz y huevos a mejor precio. Saca el móvil de la cartera, escribe unas líneas en un grupo de Telegram y rápidamente lo vuelve a guardar. Acaba de encargar una caja de pollo y salsa de tomate que le llevarán a la puerta de su casa.
La escena que se describe podría parecer normal si esta habanera de 54 años viviera en un lugar inhóspito de la Isla o si estuviera buscando caviar, pero no, anda en busca de alimentos básicos y vive en el corazón de la capital cubana. Hace unos años podía encontrar todos esos productos sin tener que salir de su barrio.
Pese a todo, esta cubana se describe como "una privilegiada" por dos cosas: cobra en euros su trabajo de traductora y tiene una hermana que le manda mensualmente una remesa de 300 dólares.
Cuenta que tuvo suerte en su recorrido y pudo comprar lo que quería: el arroz a 180 pesos la libra y el huevo a 2.700 un cartón de 30 unidades. "Lo he pagado a precio de oro, pero no hay de otra. Tampoco es que me pueda comer los billetes, y por mi casa o en el El Vedado me hubiera costado mucho más porque el arroz está a 200 pesos la libra y el cartón de huevos a 3.000, 100 pesos cada huevo", dijo Linares a DIARIO DE CUBA vía telefónica.
"Es horrible, tengo que dedicar a conseguir comida el doble y hasta el triple de dinero, tiempo y esfuerzos que hace cinco años. El encarecimiento ha sido brutal y lo que más me afecta es que se trata de una tarea diaria, es imposible hacer una compra para toda la semana tal y como están las cosas", agregó.
Norbis Pérez, una profesora universitaria jubilada de 72 años que vive en El Vedado, cuenta que con el dinero que hace un año se compraba dos bolsas de leche de un kilogramo, hoy solamente se puede comprar una. "Todo ha subido muchísimo, lo más terrible es que hasta lo más básico, como el arroz, los frijoles y el azúcar, se ha disparado", dice.
Explica que muy cerca de su casa abrió una MIPYME que vende alimentos. Se llama Reyes Manso y está ubicada en la calle 12 entre 25 y 27. "La abrieron hace pocos meses y los precios están por las nubes, son muy similares a los que están en las tiendas en MLC, pero el problema es que en esas tiendas no hay casi nada, siempre están vacías. Ayer compré en esa MIPYME un kilogramo de pechuga de pollo a 2.000 pesos cubanos, un paquete de leche en polvo de un kilogramo a 2.000, un paquete de galletas de soda a 1.000 pesos y un pomo de mayonesa de tamaño mediano a 1.300", detalla.
Sacando cuentas, Norbis Pérez gastó en esa compra 6.300 pesos, tres veces el pago mensual de casi 2.000 pesos que recibe como jubilada, y con lo que ha comprado, cuenta, "no alcanza ni para empezar el mes". Otro de los mercados habaneros a los que acude Pérez es el de 19 y B, allí ha pagado hasta 400 pesos por una libra de frijoles. "Bestial", expresa. Si esta jubilada puede hacer una compra como esa es gracias a que nunca ha dejado de trabajar desde que se jubiló: "Por suerte, mi salud me lo permite. Trabajo en casa de una mujer joven ayudándola con sus hijos cuando salen de la escuela. Cocino, hago las tareas con ellos, limpio un poco y listo, me paga bien porque está casada con un francés que trabaja en una empresa y tienen un nivel de vida muy superior a la media en Cuba. Así y todo, no puedo darme ningún lujo, tan solo pagar lo básico para comer".
Un holguinero que prefiere el anonimato para dar su testimonio a este diario asegura que su caso está "por encima de la media" en su provincia. Explica que él se cuela "por el ojo de una aguja" y no para de "luchar" para mantener a su familia (esposa, tres hijos y sus padres viejitos). "Como diferente a la media, lo digo con dolor. La gente está pasando la de Caín", expresa.
"Se come lo que se puede, porque no se trata solo de carencia de ofertas y variedad de alimentos, es principalmente de relación costo contra el salario. Los productos del agro están en falta y caros: un plátano a 30 pesos y una libra de yuca o boniato igualmente a ese precio", detalla.
Explica que, con la malanga a 100 pesos la libra y el arroz a 200, "la mayoría de las familias ha perdido el hábito de hacer tres comidas diarias y se salta una". "El azúcar alcanzó en agosto el astronómico precio de 250 pesos la libra y los refrescos instantáneos, de inocuidad dudosa, se vuelven la solución para calmar el hambre", lamenta.
"Fufú de plátano con langostinos comió mi vecino anoche. Aquí en la presa los pescadores furtivos los pescan y se puede conseguir", agrega.
Los datos confirman estos testimonios. La mitad de los participantes en una encuesta reciente de Cubadata asegura que la situación entre los meses de abril y junio empeoró y llevó a muchos a saltarse comidas o incluso a dejar de comer durante toda una jornada. Sin dinero, con los alimentos básicos a precios disparados y productos que se pueden adquirir únicamente a los elevados precios que oferta el mercado en divisas, las MIPYMES o el mercado negro, todo apunta al triste cuadro de la zozobra que viven los cubanos para poner un plato de comida en la mesa cada día.
De acuerdo con el sondeo de Cubadata, un 83% de cubanos encuestados coincidió en lo difícil que resulta hallar productos básicos a precios asequibles y un número similar (83,2%) está insatisfecho con las medidas aplicadas por el Gobierno para enfrentar la escasez de comida.
El sondeo, realizado del 15 al 31 de julio de 2023 con la participación de 1.101 personas de toda Cuba, reveló datos sobre las formas actuales en que las familias en Cuba obtienen ingresos para poder cubrir sus gastos diarios, así como los aprietos del periodo analizado.
Durante los tres meses anteriores a las entrevistas, la principal fuente de ingreso familiar de los participantes fue el empleo estatal (36,0%). El 35,3% de los entrevistados lo obtuvo del sector no estatal (empleo privado con el 12,3%; cuentapropistas con el 14%; MIPYMES con el 9%) y un 10,7% consiguió sus ingresos a través de las remesas.
Aleyda Díaz, de 45 años y recepcionista de un ministerio, asegura que en su más reciente salida encontró la libra de cerdo a 700 pesos, la de zanahoria a 300 y la de tomate a 400, pero no pudo comprar nada y tuvo que salir en busca de otras opciones más económicas. "Esto es un picadillo de pollo, cada libra cuesta 290 pesos en moneda nacional en los Minimax. La angustia de poner un plato de arroz con algo en la mesa no me deja dormir, es una lucha de cada día", apunta al mostrar una fotografía que hizo de su bolsa al salir del mercado.
También comparte una fotografía de una pizarra de venta de los productos que se "venden por la libreta, pero que están controlados de forma mensual o cada 45 días". "Son los que pusieron normados, productos del agro como, yuca y boniato, a 70 pesos la libra, el plátano macho a 35 o 40, y una piña a 160 pesos la unidad", explica. Díaz confiesa que en su casa hace meses que nadie come una pieza de pollo entera. Cuenta que cuando compra pollo lo hierve y lo corta en pedazos pequeños para hacerlo en salsa o preparar con arroz.
Con una mezcla de rabia y burla comenta que la delegada de su circunscripción compartió esta semana varias "ofertas" en uno de los grupos de WhatsApp que creó hace unos meses "para que la gente se entere de lo hay a la venta en el barrio". "Hay que ser caradura. ¿Cómo puede una madre pagar una lata de galletas a 2.400 pesos si su salario es de 2.100?", se pregunta Díaz.
Una santiaguera de 38 años radicada en La Habana, pero que ha vivido a ratos en Matanzas, explica que en esa ciudad "aparecen algunos productos aunque nada es barato", y que por esa razón "te encuentras a muchas personas escogiendo qué comprar porque el dinero no les alcanza para mucho".
"El mayor problema allá es que los inspectores han estado especialmente estrictos desde hace pocos meses y muchos puntos de venta prefieren no abrir algunos días. Otros han cerrado porque no les resulta rentable vender productos del agro y han pasado a revender otros productos que también se encuentran en las tiendas en MLC. Todo esto hace que haya que caminar más para encontrar comida", detalla.
Según su testimonio, ahora en La Habana hay "de todo", tanto en los agromercados como en unos pequeños puntos de venta. "tipo bodegones, que proliferan".
"Por ejemplo, apenas en un radio de cinco cuadras de mi casa compré casi todo. Eso sí, barato no hay nada. La libra de carnero está a 500 pesos, la libra de pollo oscila entre 250 y 300 pesos, la de res estaba a 900 pesos la última vez que la vi, y el pescado por el techo. El arroz está a 200 pesos la libra, los granos alrededor de 400 y una bolsa de pan está costando 200-250 pesos (con unos ocho o diez panes pequeños)".
En su casa, dice, intentan "llevar una dieta equilibrada" y hacer todas las comidas al día, pero están conscientes de que "no es lo que está ocurriendo en la inmensa mayoría de los hogares del país".
Para ilustrar esta afirmación, relata lo que vivió recientemente en un mercado, cuando hacía la compra para su casa: "Una anciana estaba comprando un pedazo de frutabomba, que pasó de costar 30 pesos la libra en 2022, a 75 que está actualmente. La señora contaba sus billetes una y otra vez pero no le alcanzaba para el trozo que había elegido. La ayudé a completar su pago y pudo llevarse la fruta a casa. Una de las cosas que más me está afectando hoy en día es eso, ver a las personas mayores pasando hambre, sin poder comprar lo básico".
A comer todo lo que se mueva: lagartijas, cucarachas, gusanos, arañas. !Qué asco de país! !Qué asco de gobierno!...y aunque duela decirlo... ¡Qué asco de pueblo, que por falta de pantalones y de lo que ponen las gallinas lleva casi 65 años de hambre y esclavitud!---_-_--------_----_----_---_---MUERTE A RAÚL CASTRO
MUERTE A RAMIRO VALDEZ
MUERTE A ÁLVARO LÓPEZ MIERDA.
CUBANO, no esperes a que el tiempo los mate, adelántate al tiempo. Si eres policía o militar no uses tu arma contra tu pueblo, úsala a su favor y serás un héroe. ESOS VIEJOS NO SON HUMANOS, SON DEMONIOS, ASESINOS Y VENDEPATRIAS. HAN VENDIDO EL PAÍS A LA METRÓPOLIS RUSIA.
Éste es justamente el momento en que uno se pregunta, ¿cómo es posible que haya gente en este mundo que crea que aún existen cubanos de a pie (casi toda la población de adentro de la Isla) que defiendan ese modo de sobrevivir y encima, aboguen por una ideología que ya ni existe, sabiendo que la casta de dirigentes que desgobierna Cuba no se subalimenta de tan indigna manera y viven mejor que cualquiera de nosotros en el propio Capitalismo? Me quedo pensando... y después me digo... ¡Sí!, aún existe gente así, que se cree todo eso y que habla en cuanto foro internacional aparezca defendiendo una inmoral dictadura (que no es del proletariado), sin el más mínimo remordimiento, porque se creen dueños de una verdad tan absoluta como el poder que ejercen unos pocos, sobre todos los cubanos. Entonces, nada es de extrañar cuando a esa élite la reciben con brazos abiertos en el mismísimo corazón del Imperio. La dictadura siempre ha hecho bien su trabajo. La propaganda, aún les funciona.
Realmente esta gente está mejor que el resto de la población por tener acceso al euro o al dólar, pero hablan de productos que yo no tenía idea que existían en Cuba, en los 90’s desapareció todo, mayonesa, pechuga de pollo, mantequilla, no se encontraban ni en los centros espirituales, a puro boniato, por suerte yo tenía un contacto con unos ladrones matarifes de ganado que me vendían la carne de res a dólar la libra, claro, gracias a mi trabajo en la EICTV yo era de los pocos privilegiados, sin contactos, ni relación con la Dictadura.
Si esa odisea es para los que tiene el dinero, no quieto pensar en los que no ganan en euro y no reciben remesas. Viva la Revolución y la Continuidad!