En poco más de una semana los cubanos han sufrido tres apagones masivos, que han llegado a dejar sin servicio eléctrico a la mayor parte del país. La estatal Unión Eléctrica achacó dos de ellos a incendios próximos a las líneas de transmisión, primero en un cañaveral y luego en la vegetación de la zona.
Un tercero fue provocado, siempre según la versión oficial, por un "error humano". Pero no hay detalles más allá de las escuetas notas informativas sobre ninguno de esos sucesos.
Una situación de esta naturaleza, inédita en Cuba, despierta las dudas y suspicacias de los cubanos. Sobre todo viniendo de una segunda mitad de 2022, en que una crisis eléctrica solo comparable a la padecida en la década de 1990 causó apagones de hasta más de 12 horas en diversos territorios de la Isla.
¿Es creíble achacar las caídas parciales del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) en la zona centro oriental a incendios forestales? ¿Hay algo más sustancial que no nos están diciendo? ¿Qué revela algo así de la fragilidad del sistema eléctrico cubano?
DIARIO DE CUBA habló con el experto Jorge Piñón, investigador del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, uno de los mayores conocedores del tema, para echar luz sobre el asunto.
Según Piñón, "las líneas de transmisión de alto voltaje ubicadas en áreas con un alto riesgo de incendios forestales pueden ser impactadas, como hemos visto recientemente en California".
"Si, el humo denso de los incendios forestales puede 'disparar' un circuito, causando que quede fuera de servicio, y las interrupciones pueden resultar en la reducción de la capacidad nominal de la línea o cierres programados durante el incendio para evitar daños térmicos a la línea", explica.
De acuerdo con el experto, lo que se denomina el "disparo" de una línea de transmisión se produce "cuando el equipo de protección del sistema corta el flujo de energía sobre un determinado segmento de la línea, en un esfuerzo por mitigar el daño potencial al equipo interconectado".
De forma que, prosigue, "cuando ocurre un incendio forestal muy cerca de una línea de transmisión, los postes de madera pueden arder y las líneas de transmisión por torres de acero también son vulnerables al calor de los incendios forestales. Los conductores (cables, líneas) de transmisión son susceptibles a daños físicos por el calor de un incendio forestal, y el daño a los conductores no es reparable: tienen que ser reemplazados".
"Esta situación en Cuba puede ser más complicada y tener mayor impacto si los conductores de líneas de transmisión de alto voltaje no han recibido el mantenimiento adecuado", indica.
"También un incendio puede forzar la interrupción de un circuito de transmisión si eleva la temperatura ambiente del aire alrededor de los conductores por encima de la línea. El humo denso de un incendio forestal cercano puede contaminar el medio aislante de la línea de transmisión, que es el aire que rodea al conductor. El humo puede causar un apagón como resultado de una falla de fase, porque el aire ionizado en el humo puede convertirse en un conductor de electricidad que genera un arco entre las líneas de un circuito o entre una línea y tierra".
Pero más allá de la explicación técnica, Piñón recuerda que el sistema eléctrico cubano está en una crisis que trasciende la producción de energía y su transmisión.
"Como he dicho en otras ocasiones, la cadena de valor del SEN necesita una total e integral recapitalización. Soluciones a corto plazo no resuelven el problema. Desafortunadamente, Cuba no tiene lo que más necesita para aliviar este grave problema: dinero y tiempo", subraya.
"El problema con las líneas de transmisión demuestra la fragilidad del SEN; que, como en el efecto dominó, en que una ficha en hilera cae, provocando un efecto en cadena, al final todas las fichas terminan cayendo", advierte.
En diciembre de 2022, cuando el Gobierno cantaba victoria tras remontar largos meses de apagones sin solución, Piñón dijo a DIARIO DE CUBA que, dados los problemas acumulados, era "muy probable que el problema de los apagones vuelva".
"Como sabemos, las plantas de generación tienen mas de 40 años de explotación, con bajos niveles de mantenimiento operacional y de capital. Desafortunadamente, la solución a largo plazo es la recapitalización del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) con nuevas tecnologías de gas natural… Cuba no tiene tiempo, ni dinero; estimamos que ello tomaría mas de cinco años y entre 5.000 y 8.000 millones de dólares", dijo entonces.
"Para empeorar las cosas, el 85% de la generación de carga base termoeléctrica de Cuba se alimenta de petróleo doméstico y fuel oil con alto contenido de azufre, que son altamente corrosivos, con altas cantidades de asfáltenos y otros compuestos ricos en vanadio y azufre, que producen depósitos de ceniza en componentes como intercambiadores de calor, calderas, palas y álabes de turbina; causando más daño a la ya debilitada infraestructura. Es un círculo vicioso de mantenimiento", enfatizó.
"El país no puede avanzar hacia un SEN seguro, eficiente y fiable, con soluciones temporales a lo que son problemas estructurales", alertó.
En esa fecha, Piñón y su colega Ricardo Torres publicaron un enjundioso análisis del tema en la publicación digital Horizonte cubano, de Columbia Law School, en la que advierten que el Gobierno de Cuba "carece de una hoja de ruta estratégica detallada hacia una política energética nacional integral" que encare los desafíos que enfrenta.
Saben al final da lo mismo lo que digan loa carneroa seguiremos aguantando.
Claro, al gobierno no le conviene decir que no son accidentes. Adelante, mambises del siglo XXI.