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Electricidad

'Es muy probable que los apagones en Cuba vuelvan', advierten expertos

La Isla 'no puede avanzar hacia un sistema eléctrico seguro, eficiente y fiable con soluciones temporales a problemas estructurales', dice a DIARIO DE CUBA el investigador Jorge Piñón.

Madrid
Una enredadera sobre el tendido eléctrico en Cuba.
Una enredadera sobre el tendido eléctrico en Cuba. DIARIO DE CUBA

El oficialismo y los medios del Gobierno cubano han estado celebrando como un triunfo que durante cinco jornadas consecutivas la estatal Unión Eléctrica no reporte apagones por déficit de generación, después de más de medio año de crisis en el sistema eléctrico nacional, que dio lugar a los cortes del servicio más extensos y frecuentes que han sufrido los cubanos desde el llamado "Periodo especial" de la década de 1990.  

Pero esta buena nueva, que parece significar que Miguel Díaz-Canel cumplió su palabra de aminorar los cortes de energía antes de fin de año, ¿llegó para quedarse? ¿Qué pasará cuando el benigno invierno cubano pase, suban las temperaturas y la demanda de energía en los hogares vuelva a dispararse? ¿Es el alquiler de patanas generadoras a Turquía una solución duradera para Cuba? ¿Los mantenimientos a las centrales termoeléctricas de la Isla garantizan a mediano y largo plazo que no ocurran nuevas averías?

DIARIO DE CUBA habló sobre el tema con el experto cubano Jorge Piñón, investigador del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, uno de los mayores conocedores sobre esta cuestión.

A su juicio, el alquiler a la empresa turca Karadeniz Holding de siete patanas móviles, que para 2023 podrían suponer entre el 18 y el 20% de toda la energía producida en el país, "era la única opción a corto plazo para superar la crisis del déficit de generación eléctrica creada por el colapso de las termoeléctricas y la generación distribuida (grupos electrógenos)".

"Esta opción, junto a una sorpresiva bajada en la demanda, también benefició políticamente al Gobierno, al cumplir su compromiso de poner fin a los apagones para fin de año", indica Piñón.

"No conocemos el costo del arrendamiento de estas plantas móviles. El riesgo está en que llegue el momento en que Cuba no pueda pagar la factura. ¿Asumirá Turquía la garantía de no pago por parte de Cuba a Karadeniz?", se interroga.

De acuerdo con Piñón, la opción de poner parches era la única solución a corto plazo a disposición de la Unión Eléctrica.

"Como sabemos, las plantas de generación tienen mas de 40 años de explotación, con bajos niveles de mantenimiento operacional y de capital. Desafortunadamente, la solución a largo plazo es la recapitalización del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) con nuevas tecnologías de gas natural… Cuba no tiene tiempo, ni dinero; estimamos que ello tomaría mas de cinco años y entre 5.000 y 8.000 millones de dólares", subraya.

Por ello, dice, "es muy probable que el problema de los apagones vuelva"

"Para empeorar las cosas, el 85% de la generación de carga base termoeléctrica de Cuba se alimenta de petróleo doméstico y fuel oil con alto contenido de azufre, que son altamente corrosivos, con altas cantidades de asfáltenos y otros compuestos ricos en vanadio y azufre, que producen depósitos de ceniza en componentes como intercambiadores de calor, calderas, palas y álabes de turbina; causando más daño a la ya debilitada infraestructura. Es un círculo vicioso de mantenimiento", enfatiza.

"El país no puede avanzar hacia un SEN seguro, eficiente y fiable, con soluciones temporales a lo que son problemas estructurales", alerta.

"Desafortunadamente, Cuba como Estado, así como el pueblo cubano, no tienen para pagar de sus bolsillos el costo/inversión de un SEN seguro, eficiente y fiable. Cuba enfrenta dos grandes obstáculos, no solamente para la transformación de su matriz energética, sino también para su crecimiento económico y social: la descentralización de su modelo económico y un arreglo político con EEUU", subraya.

Esta semana, Piñón y su colega Ricardo Torres publicaron un enjundioso análisis del tema en la publicación digital Horizonte cubano, de Columbia Law School, en la que advierten que el Gobierno de Cuba "carece de una hoja de ruta estratégica detallada hacia una política energética nacional integral" que encare los desafíos que enfrenta.

"Un marco regulatorio y de políticas coherente es esencial para facilitar una transición energética que no interrumpa el suministro de energía, ni lo limite a suministros de combustibles bajo acuerdos políticos preferenciales, programas de subsidio de precios a corto plazo o tecnologías ineficientes", señalan Piñón y Torres, al tiempo que recuerdan que tales cambios no pueden estar separados de modificaciones en el modelo productivo de la Isla.

Al propio tiempo, subrayan que las fuentes renovables de energía, que según las autoridades cubanas incrementarían la producción y evitarían la alta dependencia actual de los combustibles fósiles, no son precisamente una salida barata al problema. 

"Por ejemplo, una alta proporción de energía eólica y solar en la matriz eléctrica requiere almacenamiento de energía. Estos sistemas tienen costos elevados", recuerdan.

"No existe una solución a corto plazo para los desafíos energéticos de Cuba. El país no cuenta con los recursos domésticos de petróleo y gas natural necesarios para satisfacer sus propias necesidades y tendrá que seguir dependiendo de las importaciones de líquidos de petróleo y de gas natural licuado para impulsar su futuro crecimiento económico", concluyen.

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La solución temporal al problema de los apagones es más un lavado de imagen de gobierno que un interés real en resolverlo.