El régimen castrista tiene estas cosas. Un artículo en Cubadebate atribuye a la Tarea Ordenamiento el carácter de piedra filosofal, de bálsamo de Fierabrás, en el más puro sentido quijotesco del término. Se cree que con este paquete de actuaciones, se puede conseguir la solución a la mayor parte de las trabas y temas pendientes de la economía, utilizando palabras de Miguel Díaz-Canel en unas recientes declaraciones.
A pesar de que muy poco se ha informado hasta la fecha sobre ese ordenamiento, su implementación y efectos, según el ministro de Economía Alejandro Gil con algo más de realismo, las dos piezas fundamentales del proceso, a saber, la unificación monetaria y cambiaria "no van a constituir la solución mágica a los problemas económicos y financieros, pero sí nos debe conducir a la elevación de la productividad del trabajo y a un desempeño más eficiente de las fuerzas productivas".
Que se consiga aumentar la productividad del trabajo con la Tarea Ordenamiento no será fácil. Básicamente, porque ninguna de las medidas propuestas incide en las condiciones técnico-productivas en que operan las empresas, donde se encuentra el indicador de productividad de los factores, no solo trabajo, sino capital.
Las autoridades creen que se va a producir "una transformación profunda que ayudará a acelerar la implementación de la estrategia económico-social aprobada por el Gobierno". Pero esa transformación, que procede solamente del orden monetario y cambiario, y de sus efectos sobre precios y rentas, tiene poco que ver con la productividad y mucho menos con el desempeño más eficiente de las fuerzas productivas.
Para incrementar la productividad hace falta promover reformas en el régimen jurídico de derechos de propiedad de los factores de producción, para conseguir estimular y motivar a los agentes económicos a producir más, a esforzarse porque valga la pena para obtener unos resultados que permitan desarrollar sus negocios. Ahí es donde reside la clave del éxito y no parece que las autoridades vayan por ese camino.
Empeñados en llevar adelante la actualización del modelo económico y social cubano de naturaleza social comunista, las autoridades piensan que tras la devaluación se favorecerá al sector exportador al recibir mayores ingresos en CUP por los productos exportados. Bien, no tan deprisa. Es cierto que la devaluación impacta sobre las ventas al exterior de forma positiva, pero para ello, las empresas tienen que estar preparadas para hacerlo, es decir, deben tener capacidad productiva para reaccionar a corto plazo a una mayor demanda.
Sería terrible que animados por mayores ingresos, las empresas dejaran de producir para el mercado interno. Por eso, hay que preguntarse: ¿Tienen las empresas cubanas ese exceso de capacidad que les permita cumplir con los compromisos en el exterior?¿Lo tienen todas, o solo algunas?¿Ha trabajado el régimen en poner a punto a sus empresas para cuando lleguen los pedidos del exterior? Mucho me temo que no.
Las autoridades creen que la Tarea Ordenamiento puede propiciar la corrección de precios, permitiendo que los bienes nacionales, si se producen con eficiencia, resulten menos costosos que los importados. Al igual que antes, ¿qué asegura que se producirá con más eficiencia si no existen los equipamientos, tecnologías, maquinarias e incluso materias primas necesarias para hacerlo? No conviene olvidar que traer esos insumos del exterior será más caro, como consecuencia de la devaluación, de modo que los márgenes se estrechan. La pregunta es la misma que antes: ¿Ha trabajado el régimen en poner a punto a las empresas para cuando lleguen los pedidos del exterior? Me temo que no.
Los dirigentes comunistas piensan que la Tarea Ordenamiento va a crear incentivos para incrementar la eficiencia y la competitividad en el sector empresarial. Esto es lo mismo que con la productividad. Bien, ¿qué incentivos? La trasmisión de los impulsos monetarios a la economía real es una de las cuestiones más analizadas por los economistas, y para lograr este objetivo, los precios deben funcionar correctamente. Precisamente el punto más débil de la economía cubana, donde los precios administrados por el Ministerio yerran continuamente en equilibrar oferta y demanda.
Finalmente, las autoridades confían en que se podrá promover la sustitución de importaciones y los encadenamientos productivos de manera eficiente y permitir mayor transparencia en la contabilidad. Se trata de dos cosas tan distintas que lo primero que viene a la mente es el refrán castellano "quién mucho abarca, poco aprieta". Y una vez más hay que preguntarse si existe oferta en Cuba capaz de sustituir a corto plazo las importaciones que no se podrán realizar después de la devaluación. Y en tal caso, ¿será capaz el régimen de permitir que aparezcan nuevas empresas para ofrecer esos productos con precios nacionales competitivos? Teniendo en cuenta los procesos burocráticos de la Isla, no parece que la agilidad vaya a ser la respuesta.
De todo lo expuesto, hay que bajar expectativas de la Tarea Ordenamiento y pensar que la devaluación del tipo de cambio y el ajuste de precios mayoristas, vía intervención directa del Estado (con precios topados, centralizados, controlados, canasta normada, etc) no van a garantizar per se la corrección automática vía mercado de oferta y demanda de las distorsiones en los balances empresariales y en los estudios que se realizan relativos a las inversiones. Estas nuevas mediciones cuantitativas pueden ayudar al Estado en el proceso de asignación y análisis para la concesión de subsidios, pero en modo alguno ayudarán a estimular la economía. No obstante, en cuanto a la contabilidad, cualquier medida destinada a su mejora es positiva, a ver si en algún momento nos podemos creer realmente las cifras estadísticas de la economía cubana.
También existe un exceso de confianza en las autoridades en que se logre un ajuste en las relaciones entre el sector estatal y no estatal como resultado de la Tarea Ordenamiento.
La economía cubana necesita potenciar su sector privado. Esto es incuestionable. Avanzar hacia una distribución de los recursos y la producción entre privado y público más acorde con los estándares internacionales es necesario. Este proceso no se podrá lograr con la Tarea Ordenamiento, porque en ningún momento se establecen mecanismos para aumentar la complementariedad entre ambos como señalan las autoridades. Los posible incrementos de salarios, pensiones y prestaciones sociales tendrán lugar solo en la esfera estatal, más difícil será que estos resultados se produzcan en el ámbito privado.
Excelente explicación