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Cubanos aislados por el mundo

Vivir con un médico cubano en Ecuador: 'él debe llevarse sus cosas desinfectadas, desde un bolígrafo hasta su bata'

La cubana Delia R. Yero San Martín tiene miedo al contagio: 'estamos en peligro potencial y por eso nos esmeramos en los cuidados'.

Madrid
Los zapatos del esposo de Delia, en la puerta de su casa para ser desinfectados.
Los zapatos del esposo de Delia, en la puerta de su casa para ser desinfectados. DDC

La cubana Delia R. Yero San Martín vive en Latacunga, capital del Estado Cotopaxi, en Ecuador, un país con una población de apenas 17 millones de habitantes, pero con una de las tasas oficiales más altas de infección por coronavirus en América Latina, con Guayaquil como epicentro de la pandemia, con el 70% de los infectados.

La pandemia deja hasta el momento en el país 7.257 contagiados y 315 fallecidos (hasta este 12 de abril), según cifras oficiales, pero otros muchos fallecimientos no han podido ser confirmados como vinculados al Covid-19, porque las pruebas no llegaron a tiempo o no fueron concluyentes.

El presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, anunció este 9 de abril que el Bono de Protección Familiar de 60 dólares que se entrega desde el 1 de abril pasado, tendrá 550.000 nuevos beneficiarios, con lo que esta asistencia alcanzará a 950.000 familias con ingresos menores a 400 dólares.

El Gobierno de Ecuador ha realizado una operación de retirada de cadáveres tras denuncias de abandono de los muertos por el colapso del sistema funerario. Solo en Guayaquil se levantaron 150 cuerpos que yacían en casas. Uno de ellos podría ser el de un cubano.

"Guayaquil ha sido un total desastre. Hay personas que están horas esperando en las colas para ser atendidos y se mueren", comenta Delia desde su casa, donde lleva confinada más de tres semanas. Tiene 45 años, es Licenciada en Historia del Arte y se dedicaba a la decoración de interiores de modo independiente. Con la pandemia, ha cesado su actividad laboral. Vive con su esposo, también cubano y médico, y los dos hijos de ambos. Llevan cinco años en el país.

Las autoridades decretaron un duro confinamiento, hay toque de queda, ¿desde cuándo no sales de casa?  

No creo que sea un confinamiento duro, hay facilidades de salir de casa desde las 5AM hasta las 2PM, que es cuando la alarma suena en todas las ciudades y pueblos para todas las personas, informando del toque de queda. 

Los niños y yo llevamos más de tres semanas encerrados en casa. Mi esposo, como médico, sale a trabajar y me comenta que hay personas que siempre salen a comprar algo, pero que no hay aglomeraciones. Esta ciudad, de aproximadamente 50.000 habitantes, no tiene una situación epidemiológica compleja, como Guayaquil y Quito.

Guayaquil es la ciudad más afectada. También la indisciplina social influye mucho en la propagación de la epidemia. La policía ha tenido que tomar fuertes medidas con las personas en las calles, sentadas en las aceras frente a sus casas.

Hay muchos factores que inciden en esta indisciplina. A mi juicio es la cultura tan abierta y calurosa que tienen, es decir, al vivir en la costa, con altas temperaturas, allí se relacionan más, son más abiertos, cariñosos y atrevidos. Muy parecidos a los cubanos. Aún con respeto a la enfermedad, no han interiorizado bien las consecuencias de la pandemia y, tal vez, por eso salen a las calles y siguen cometiendo indisciplinas. Claro, ya a estas alturas se han recogido más, pero al principio fue así. 

La policía y el ejército están donde quiera. Las multas pueden llegar a 3.000 dólares, según sea la indisciplina y hasta tres años de cárcel. Llegó un momento en que en Guayaquil hubo más detenidos que los propios contagios.

Aquí en la sierra donde vivimos las temperaturas son bien frías el año entero. La temperatura promedio anual es de 10 grados. Las personas son cerradas, no hay relación ni con los vecinos y menos de visitarse unos a otros. El frío es tan grande que estar confinados no es problema para nadie. Tal vez eso haga que aquí la pandemia no nos haya afectado como en otras ciudades. 

¿Cómo es un día tuyo de confinamiento, y cómo afecta esta reclusión a tus hijos?

Esta pandemia ha cambiado la dinámica familiar. Mi día comienza cuando mi esposo sale en la mañana a trabajar. Quedarme en casa y verificar que las medidas de seguridad sean cumplidas, pues él debe llevarse sus cosas desinfectadas, desde un bolígrafo hasta su bata de médico. Garantizar que tome sus vaporizaciones con eucalipto, que tome su agua caliente con limón y su desayuno, por supuesto. Es todo un ritual.

Tanto él como nosotros estamos en peligro potencial y por eso nos esmeramos en los cuidados. En la puerta quedan los zapatos y un envase de agua con cloro para desinfectar la suela de los zapatos. Limpio con alcohol todas las superficies. 

Después, el despertar de mis hijos y lo relacionado con su aseo y desayuno. Llevarlos a que tomen sus vaporizaciones y el agua caliente con limón. Eso lo hacemos todos en casa unas tres veces al día. Hace dos días incluimos gárgaras con agua y vinagre. Después de eso pongo a mi hijo mayor a realizar sus deberes. Acá todas las escuelas siguen su proceso docente educativo a través de internet. 

Mis hijos se llevan nueve años y eso hace que cuando yo no pueda apoyar a la niña en alguna materia porque estoy en los deberes de la casa, mi hijo mayor la ayuda y luego yo reviso.

El resto del tiempo es una odisea, mantenerlos en casa el día entero es tarea difícil. Cada uno tiene su cuarto y su tele, y cuando están viendo programas, yo bajo y me pongo a fregar, lavar y voy cocinando casi a la misma vez. Al estar encerrados ellos piden y piden comida. Mi hijo mayor sabe lo que ocurre y parece entrar en una etapa de estrés. Baja muchas veces a la cocina y revisa todo. Se ha puesto a inventar y a mezclar alimentos. Anoche se preparó un batido de chocolate con plátano. Mientras voy haciendo todo eso llega el horario de almuerzo y es la rutina de siempre. 

Después tratamos de estar en familia. Hacemos un poco de ejercicio, conversamos, pongo a la niña a leer o ella solita se pone a pintar, bailar, saltar y demanda mucha atención con sus preguntas. Mi esposo y mi hijo me ayudan en las labores, y la niña, aunque tiene cinco años, siempre quiere que la involucren y le damos tareas pequeñas. Pero no es suficiente porque se aburren. 

Con el tema de los suministros, ¿hay acaparamiento, escasea algún producto?

Las primeras semanas muchas personas acapararon. Se perdió el alcohol, el desinfectante y hasta las mascarillas en las farmacias. Cuando aún no se habían cerrado las fronteras, el presidente del país eliminó que por los aeropuertos salieran esos productos. Hasta hoy nosotros no nos hemos quejado de los alimentos porque las personas salen (aunque sea una por familia) a comprar lo que necesitan, antes del toque de queda. De lo que sí nos quejamos es del aumento de los precios en productos como frutas, vegetales y viandas. 

¿Cuáles son las condiciones sanitarias del país? 

Ecuador es un país tercermundista donde los que administran son personas corruptas y roban al pueblo haciendo una sociedad basada en la mendicidad. El Gobierno ha endeudado al país y en estos momentos, donde la situación amerita un gran apoyo, lamentablemente el pueblo no lo tiene. Lo peor, es que salen los gobernantes en los noticieros diciendo que las condiciones están creadas y, por otro lado, periodistas de cadenas televisivas, en entrevistas a varias personas, dicen lo contrario. 

Aquí donde vivimos todo está controlado y se vive en otro ambiente. En el hospital donde trabaja mi esposo, según me dice, hay condiciones. Tienen trajes especiales, mascarillas; solo que no es lo mismo tener condiciones y tener un caso, a tener miles de casos como ocurre en Guayaquil. 

¿Qué es lo que más te preocupa de esta pandemia?

Esto es una situación que está afectando a toda la población. Psicológicamente te afecta porque sabes que ese virus te puede llevar a la muerte. Toda medida que puedas tomar no es suficiente. Puedes alimentarte, desinfectar todas las superficies y extremar todo cuanto puedas, pero esto es algo muy duro. 

Mis preocupaciones van desde poder ser contagiada a través de mi esposo por su trabajo, a pensar en que se agrave la situación en todos los lugares del Ecuador. Y por mis hijos también. En un segundo uno piensa en muchas cosas. 

Mi esposo trabaja para el Estado y su pago es mensual. Los que trabajamos de forma independiente, con esta situación no tenemos una entrada. Mis hijos y yo tenemos amparo económico por mi esposo, pero millones de personas aquí, de qué estarán viviendo. El Estado está dando un bono de 60 dólares a familias desfavorecidas, pero eso no es nada cuando un pollo cuesta 10 dólares.

¿Tienes familia en Cuba, te has comunicado con ellos?

Sí, mi madre, hermana y toda su familia. Tengo tíos, primos, casi toda mi familia vive en Bayamo. Ellos tratan de estar en casa, pero a mi sobrina, por ejemplo, le han puesto a trabajar en el policlínico de Bayamo en las estadísticas, de lunes a domingo.

¿Qué te gustaría hacer cuando esto acabe?

Aún no sabemos cómo va a terminar. Cuando pase todo, en mi opinión, el mundo seguirá igual.

Todos saldremos a trabajar para mantener los hogares, la gente echará a andar sus negocios, los niños a sus escuelas y el mundo volverá a la normalidad. No creo que sea de forma diferente.

En mi caso, me gustaría ir a una iglesia con mi familia y, en la paz y tranquilidad de la casa de Dios, dar gracias por la vida. Pedir por la salud de todos y en especial de mi familia, amigos y conocidos. Luego tratar de estar tranquila y seguir dando a mis hijos una buena educación, con valores y principios. El cambio que muchos esperan, tendría que verlo y vivirlo para creerlo.

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3 comentarios

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No puedo estar de acuerdo con su opinión respecto al bono que otorga el gobierno a casi un millón de familias de bajos ingresos.
Para esas familias $60 de ayuda son $60 que no van a tener que salir a ganarse en los semáforos.
Y tampoco creo que en Latacunga un pollo cueste $10. En el Supermaxi, asado y listo para llevar, quizás. Pero si das una vuelta por el mercado seguro te llevas dos, y hasta yapa!
No obstante le agradezco su apoyo, pues desde el próximo mes su esposo aportará aproximadamente $60 para ayudar a que juntos salgamos adelante.
Saludos.

Profile picture for user EL BOBO DE LA YUCA

Curioso: Me pareció como si esta familia, a pesar de el padre ser médico, tuviera la lógica de protección invertida. Dice: "Mi día comienza cuando [verifico que mi esposo se lleve] sus cosas desinfectadas
Garantizar que tome sus vaporizaciones con eucalipto, que tome su agua caliente con limón." Es decir, el esposo ya durmió en casa, pasó toda la noche y la madrugada... Al margen de si las vaporizaciones y el agua caliente puedan o no ser efectivas, por lo que Dalia nos cuenta es como si trataran de matar un posible virus antes de salir de casa: más que para protegerse, para no infectar a los otros.

Profile picture for user Don Carlitos

Creo que el error está en la redacción que utiliza el periodista al interpretar la respuesta dada a la pregunta.