El cubano Alexander Pozo reside en Berlín desde hace seis años. Es diseñador gráfico, tiene 50 años y lleva media vida en Europa, ya que antes vivió en Madrid, a donde llegó en 1997.
En Alemania hay 103.375 casos confirmados (este 7 de abril) de Covid-19, pero el número de fallecidos es mucho menor que en otros países del entorno: 1.810 muertes. Los hospitales alemanes incluso han llegado a acoger pacientes enviados de Italia. El país cuenta con un sistema de salud sólido y desde mediados de enero, mucho antes de que la mayoría de los alemanes realmente prestara atención al virus, el Hospital Charité de Berlín ya había desarrollado una prueba y había compartido la fórmula en internet. El país está aplicando cerca de 350.000 pruebas de coronavirus a la semana, muchas más que cualquier otro país europeo. Las pruebas tempranas y generalizadas han permitido que las autoridades reduzcan la propagación de la pandemia.
En Berlín se permite hacer deporte, así como paseos para tomar aire, de forma individual y entre miembros que residan en el mismo domicilio, o con una persona adicional, sin ninguna otra formación grupal. Aunque se han cerrado comercios y trabajos no esenciales, así como las escuelas, los parques están abiertos y se permite sentarse en espacios abiertos con una distancia mínima de cinco metros entre grupos. Este 3 de abril el Gobierno local realizó algunas modificaciones y tiene previsto multas a quienes incumplan las medidas establecidas.
"Solo se mantiene abierto lo necesario, mercados, farmacias, hospitales y transporte", dice Pozo, con quien converso sobre su confinamiento.
En Alemania llevan un aislamiento menos estricto, aun así hay medidas de distanciamiento social. Cuéntame cómo ha cambiado esto tu vida.
Suelo hacer muchas cosas fuera, desde desayunar hasta cenar, pasando por ir de fiesta, con lo cual ahora todo pasa en casa. Aunque estoy bastante acostumbrado a estar en ella, trabajo en casa. Pero esto es sencillamente diferente… Sobre todo porque no es algo que solo te afecta a ti, si no a todos los que están a tu alrededor.
Cuéntame un día tuyo de confinamiento.
Es como todos los días, con la diferencia de que no puedes (no debes) salir, aunque todos los días por la mañana sigo saliendo a correr. Salir aquí es un acto de mucha responsabilidad, créeme.
¿Está permitido salir un poco entonces?
Sí, totalmente. No creo que nos confinen del todo, pero es muy osado decir algo así en este momento. Nunca se sabe. Eso sí, tienes que ser cuidadoso cuando sales, mantener la distancia de 1,5 metros. Aún así, la gente cuando ve que no hay espacio, se cambia de acera o se va directamente a la calle. Nadie se habla, no es que lo hicieran antes, pero siempre tengo la sensación de que desconfían. Aun así, esa desconfianza no es lo suficientemente grande como para cerrar del todo la "cuarentena".
¿Cómo percibes que se toman los alemanes esta pandemia?
Con cautela, pero sin llegar al pánico. Pero sí con cautela y respeto. Aún así, muchos "intentan" hacer algo de vida normal… Sobre todo a ciertas horas ves a madres con niños paseando y la verdad es que hace buen tiempo, hay sol.
¿Acaparan suministros los alemanes?
Al principio sí, luego ya no, hay cosas que faltan, pero son muy pocas. Un día vi a una chica dejar la mitad de su paquete de agua en la caja al pagar, diciendo que quería que a la gente no le faltara. Digamos que le dio cargo de consciencia y la verdad es que pesan demasiado como para llevarlas de nuevo hacia atrás.
En algunos países se ha levantado la xenofobia hacia los chinos, ¿en Alemania tienes idea de si ha ocurrido algo así?
Supongo que sí, que lo habrá, tontos hay en todas partes, y Alemania no se libra de esto. Pero en lo personal no lo he visto, ni ninguna persona cercana a mí ha vivido algún acto xenófobo, pero supongo que pueda pasar. A ver, todo esto es una percepción muy personal, y creo que eso tiene que ver con la imagen o la vida que llevamos cada uno como individuo. No descarto que alguien que viva en una ciudad más pequeña, en el campo, un pueblo, o en otro barrio —el tema de los barrios aquí es superimportante— tenga una visión diferente a la mía.
¿Tu actividad laboral se ha visto afectada?
Trabajo en casa, aunque la verdad que las preocupaciones extras no dejan que uno fluya como debería. En este caso, sí me afecta, no sé con qué me voy a levantar mañana, y esa incertidumbre no te deja concentrarte. Estás como en la nada.
¿Qué es lo que más te preocupa de esta situación?
Pues el tiempo de confinamiento, y el después… Creo que el daño colateral va ser increíble, casi como el propio virus, a niveles sociales y económicos. Ahora mismo está siendo y va seguir siendo de un costo brutal. Mira, quizás a los estados de por aquí, eso sea lo que más les preocupa: el post virus… Parece jodido pensar en eso, pero el costo está siendo demasiado brutal, incluido en los sistemas públicos de salud.
Quizás mi preocupación es cada qué tiempo en el futuro viviremos una situación así, ¿pasará más tiempo, menos? No sé, quizás esa es la parte más importante que se queda con nosotros cuando esto pase.
Nacionalizado español y con familia en España, ¿cómo ves la situación allí?
Mi hijo está allí, y me pregunto todo el tiempo qué sigue fallando. A veces me quita el sueño, por él, por amigos, y por la gente en general; amo mucho a España, como para no tener esa sensación y angustia por lo que allí pasa…
¿Qué te parecen las medidas que se han tomado en España en contraposición con las tomadas en Alemania?
Son dos lugares diferentes, con idiosincracias diferentes, no creo que si se les deja a los españoles la responsabilidad de hacer algo, lo hagan con el "civismo" que se hace aquí. Creo que, aunque tarde, la medida (de estricto confinamiento) me pareció lo más sensato. Créeme que los muertos hubieran sido el triple de no tomar las medidas que se tomaron en España.
La libertad siempre es lo que se resiente, pero mientras se haga —en este caso— por el bien común, está bien. Otra cosa fuera si los españoles gozaran de esa responsabilidad para con el otro… Está claro que el contagio es mucho mayor cuando se interactúa con otras personas, así que el cortafuego de la cuarentena, para mí, está bien.
¿Tienes familia en Cuba, te comunicas con ellos?
Sí, mucha. Es gracioso, porque te llaman y hasta lloran por los datos y la situación aquí, ni siquiera son conscientes de su situación allí.
¿Qué es lo mejor y lo peor del confinamiento?
¿Lo mejor? Uf, ya pasé esa etapa, solo quiero que esto acabe, la libertad incluso en estos momentos se extraña y se desea.
¿Cuánto ha cambiado Berlín, crees que volverá a ser como antes?
Espero... No la imagino de otra manera, un día salí de tarde y era terrible ver esta ciudad en cero. Asusta, es triste, y te dan ganas de coger a alguien por el cuello. No concibo a Berlín sin ser lo que que fue y es, y lo que espero que siga siendo.
¿Cómo es esa ciudad que no quieres que se pierda?
Berlín, para hacerte un paralelismo, es como Nueva York en Europa. Muy cosmopolita, abierta, festiva, joven, y con una historia que sería difícil, muy difícil de resumir. Recuerda que Berlín es una ciudad que ha marcado el siglo XX por completo, con lo cual hace que sea una ciudad bastante increíble.
Berlín marca el antes y el después de lo que luego se definió como democracia. No cabe duda de que no estamos hablando de una ciudad cualquiera.
¿Qué haces para entretenerte?
Leer, ponerme al día con lo que está pasando, trabajar, cocinar. Todo lo que pueda llenar mi tiempo. A veces hablo con un amigo de Cuba para que me mantenga al tanto de lo que pasa allá.
¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando esto pase?
Ver gente, verles reír, supongo que darles la mano y abrazar a mis amigos, ver a mi hijo, y no soltarle hasta que me diga las palabras mágicas: papá, déjame. Aunque cada día tengo otras ideas diferentes, cierro siempre con lo de mi hijo.