"El país presenta una situación de total normalidad en lo referente al abastecimiento de la mayoría de los productos esenciales que necesita la población", eso dijo Betsy Díaz Velázquez, ministra de Comercio Interior, quien pasó por alto las quejas de los cubanos por la falta de comida y las colas cuando abastecen los establecimientos, agudizadas por el empeoramiento del transporte.
En entrevista con el diario oficial Granma, la ministra subrayó en que el Gobierno "ha realizado un gran esfuerzo para garantizar la canasta básica y otros productos también imperiosos para la familia".
El escaso contenido de la "canasta básica", todos productos racionados distribuidos una vez al mes, no alcanza para llevar comida a la mesa familiar más allá de unos pocos días. Los cubanos tienen que salir a las agromercados y establecimientos comerciales, tiendas estatales en divisas incluidas, donde escasea la oferta para completar la alimentación más básica y otras necesidades y los precios siguen siendo altos para el bolsillo.
"Hoy contamos con los aseguramientos necesarios que nos permiten afirmar que habrá una estabilidad en los abastecimientos", insistió la titular de Comercio Interior.
Afirmó que "aún en estas circunstancias de escasez de combustibles, la dirección del Gobierno ha priorizado la adquisición de productos, que hoy se encuentran en los puertos, los almacenes y los frigoríficos".
Celebró que medidas de control tomadas por las autoridades permitieron "estabilizar" la "compleja situación presentada en los primeros meses del año".
En esos meses escasearon provisiones tan esenciales como la proteína y el aceite, por solo citar algunos productos y las colas, normales en la cotidianidad, en los momentos puntuales de abastecimiento se convirtieron en multitudinarias manifestaciones para alcanzar la mercancía racionada.
Según Díaz Velázquez, "hubo un buen verano, en el que no faltaron mercancías básicas como arroz, frijoles, pollo, aceite y pescado que se incorporó a la oferta, primero a 20 pesos la libra y rebajado ahora a 15, tras escuchar el sentir del pueblo; al igual que la salchicha, controlada inicialmente y después liberada".
Sobre los huevos, celebró que "hubo la posibilidad de llegar a zonas suburbanas y rurales, donde no se expendía este alimento".
Según Granma, la población se ha quejado de "déficit puntuales de alimentos en determinados lugares". Sobre esto la ministra solo puso el ejemplo del arroz y justificó "que podía ser posible debido a que hay productos (…) que a veces se agotan con rapidez y no siempre existe el transporte y el combustible para garantizar su reposición inmediata".
"Tal situación ha motivado tomar otras medidas como ubicar los artículos más demandados en sitios más cercanos a la población y a los mercados, o buscar tiendas con mayor capacidad de recepción desde donde puedan distribuirse esos productos utilizando medios alternativos", dijo.
Justificó también que, "asegurar los alimentos (…), ha llevado a veces a que falten otros recursos como los artículos de aseo, que en estos momentos presentan un déficit en los mercados, como el jabón de lavar, de tocador y el detergente. De este último producto, aunque se ha recibido el plan, la oferta siempre ha estado por encima de la demanda".
Respecto a los jabones, "la normalidad" llegará en los "meses venideros".
Acerca de la venta de cervezas y refrescos en los establecimientos del Comercio y la Gastronomía, Díaz Velázquez reconoció que aún la demanda está por encima de la oferta, "lo cual tiene que ver con limitaciones de la capacidad productiva y otras razones en las cuales el país trabaja para su solución".
La ministra del Comercio Interior auguró que "de la actual coyuntura energética, el sector saldrá mucho más fortalecido, porque ha generado varias iniciativas que deberán permanecer en el futuro, porque generan ahorro y eficiencia".
En un reciente recorrido por tiendas en localidades de Plaza de la Revolución, Cerro, Centro Habana y Playa en La Habana, DIARIO DE CUBA pudo comprobar el estado de vidrieras y estanterías.
Apenas sobrevivían latas de puré de tomate, algunas marcas de rones y vinos nacionales, pasta dental, y otra media docena de productos industriales. El área de los cárnicos y lácteos permanecen la mayor parte del tiempo vacíos. Se exhiben latas de conserva "que jamás nadie compra, y confituras a punto de vencerse".