El hijo de Díaz-Canel participa en el Festival de Cine Pobre de Gibara

El anuncio fue hecho ayer en la página de Facebook del Festival de Cine Pobre de Gibara, que en estos momentos se desarrolla en Gibara: "Esta noche, a las 11:00 PM, en la Plaza Da Silva de #Gibara Miguel DeCuba en concierto !!!LOS ESPERAMOS!!!". 

El esperador músico no era sino el hijo del funcionario-dictador Miguel Díaz-Canel, que desde 2017 fundó el grupo de pop-rock  llamado DeCuba con resultados discretos.

"Adivinen quién toca esta noche en el Festival de Cine "Pobre" de Gibara? Miguelito Díaz-Canel, el que no tiene apellido. Su hermana Jenny también está en el grupo", avisó la siempre alerta activista Salomé García Bacallao, en un post que reunió a muchos críticos  y advirtió:  "Después critican que pidamos boicot a los eventos culturales. Seguro que no se va la luz ahí".

Varios músicos contiene el programa del Festival de Cine de Gibara para esta semana de actividades: ninguno tan desconocido como Miguelito DeCuba (y está Norberto Leyva, que nadie sabe quién es, pero que hizo un video-clip a la solidaridad cubana en tiempos de Covid). Pero Miguel DeCuba navega con suerte: a pesar de que no se encuentra casi en ningún sitio virtual con sus canciones o seguidores, se presenta en estos festivales; hace cuatro años ganó un Premio Lucas con lo que parecer ha sido el primer y único videoclip de DeCuba (dirigido por Asiel Babastro, por cierto, el mismo director de "Patria y Vida").

"Pichi (Jorge Perugorría) ya tiene que salir del closet y que todo el mundo sepa que él es ñángara y fidelista quinto dan. Ya el descaro es demasiado. La gente tiene que saber que esas fiestas y esos festivales y esos descaros le hacen el juego a la dictadura. ¡Está bueno ya!", ha escrito el actor y realizador Carlos Alejandro Rodríguez Halley, refiriéndose al Festival de Gibara y su presidente, el coprotagonista de Fresa y chocolate.

En efecto, el Festival de Gibara quiere ser una fiesta en el basurero, una sonrisa sobre la mueca, o, para decirlo con las palabras de su presidente, "aprovechar el periodo vacacional de los jóvenes, los niños y adolescentes" para invitarlos a "volver al cine" con propuestas que considera de primerísima calidad. Sin figuras internacionales relevantes, han podido convocar a un grupo (cada vez más disminuido) de vedettes obedientes del mundo del espectáculo y el cine, y se han ido al pueblito de pescadores a crear una realidad paralela. Allí no hay apagones, ni protestas, ni presos, ni tampoco cine disidente —que es bastante pobre  y bien encajaría en el perfil del evento—: allí se está de fiesta, olvidados del mundo… con no tan buena música.