En medio la tensión represiva por el aniversario del 11J, en medio de amagos de protesta de un pueblo que vive peor que hace un año y quiere decirlo de alguna forma, el comité organizador de Festival de Cine Pobre de Gibara anuncia que su próxima edición tendrá lugar del 2 al 6 de agosto "siguiendo la tradición de aprovechar el periodo vacacional de los jóvenes, los niños y adolescentes, esta edición post Covid-19 regresa con un programa cinematográfico internacional de primerísima línea bajo el slogan 'Volver al Cine' en una edición cuya campaña gráfica, a cargo del diseñador Nelson Ponce, hace merecido tributo a su fundador, Humberto Solás y a los valores fundacionales del Manifiesto del Cine Pobre", dijo Jorge Perugorría a Cubacine.
Según la nota emitida por el comité organizador, este año será más austero el festival, pero todo "ha sido diseñado con mucha calidad para recibir a sus invitados en su hermosa sede". Habrá playa, algo de ron (quizás), los Premios Lucía, los Premios Lucía de Honor y un homenaje al editor Nelson Rodríguez Zurbarán, fallecido en 2020, quien fue el colaborador más importante de Humberto Solás y su pareja sentimental (esto último no lo dicen los canales oficiales).
"Este año tres jurados oficiales —dos internacionales y un tercero de la prensa nacional— y un cuarto jurado joven estarán a cargo de las premiaciones a los largos y cortos de ficción, documentales y animados", advierte la nota. El director, Sergio Benvenuto Solás, declaró que la calidad de las obras estará asegurada porque además de que la evaluación de las piezas recibidas, han contado también con el apoyo de un grupo de programadores internacionales que hicieron recomendaciones.
La nota, redactada con el estilo entusiasta al que está obligado al periodismo cultural en la Isla, no nos engaña: a la magia de Gibara le faltará la mitad de sus recursos materiales y la otra mitad de su personal cinematográfico y bastante de la alegría. Intentará ser una flor que ignora el pantano. No lo va a conseguir.
Cierto que la vida tendrá que continuar en Cuba a pesar de la opresión y el 11J. Pero forzar esa continuación feliz, aspirar a la normalidad ignorando el drama circundante es reprobable.
