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Opinión

Rata inmunda 'in memoriam'

Antes de la Era Disney y después de la Era Soviética estuvo ese catálogo de dibujos animados en Cuba.

Santa Clara
Fotograma de 'Los Valientes'.
Fotograma de 'Los Valientes'. YOutube/Palmiche

Ya viene siendo hora de que mi generación (nací en 1995) recuerde que nacimos en otro siglo. Ah, sí, esos cuatro o cinco años que nos anclan a otro milenio justifican un puñado de recuerdos y obsesiones comunes. Y como pocas cosas, nuestros dibujos animados registraron con precisión suiza ese tránsito de un milenio a otro, de la nostalgia al robo pragmático, del desespero a la burocracia y el cinismo.

Antes de la Era Disney y después de la Era Soviética —qué suerte que no cayó sobre nosotros en todo su esplendor— estuvo ese catálogo de dibujos animados en que los que nacimos entre los 80 y los 90 podemos citar con presteza.
   
Hablo de cuando, entre otros, los camaradas Bolek, Lolek, el conejo y el lobo vengativo —le oímos prometer más de una vez: "¡Me las pagarás!"— aun no habían entregado el carné del Partido para empezar una nueva vida sin el yugo eslavo. Los toscos —o más propiamente, bolos— animados soviéticos hallaron compañía en la isla tropical que, con el entusiasmo de siempre, ya comenzaba a encontrar la expresión ideal para su humor gráfico.

Uno podía encariñarse con aquellos "muñequitos" que hablaban como nosotros —bueno, como Irela Bravo o Frank González— y cuyos problemas eran metáforas simplísimas del proceder socialista que los niños, desde luego, no podíamos ni queríamos ver.

Me vienen a la cabeza, en primer lugar, mis entrañables ratas inmundas, las que iban a destrozar el huerto de los pioneros. Con veneración, tengo que decirlo, recito aún el parlamento de aquellos pobres delincuentes, que habían caído "en el jamo" de los mojigatos y desordenados soldaditos.

De aquella historia, que se transmitía para inculcarnos el valor de la unidad ante el enemigo, me queda la célebre disculpa de una de las ratas: "Yo vine embarcao, guardia, me trajo este, que es un antisocial". Mientras que el otro roedor, indignado por la traición de su compañero, grita desesperado: "Mientes, rata inmunda", sentencia que nos quedó —qué ironía— para describir a más de un soldadito de plomo, sobre todo cuando hablaban por televisión.  

Ojalá pudiera ver aquellos muñequitos con la misma inocencia de entonces, sin que me incomode la sospecha cuando los soldaditos le dan el poder supremo al prepotente mambisito que, como el que no quiere las cosas, agradece a todos con humildad cuando le dicen "jefe".

Recuerdo la cuadrilla taína de Tabey, destinada a enseñarnos el odio al invasor, propósito que se malogró cuando mis compañeros de aula, a punto de ejecutar una maldad, proclamaban: "¡Hermosa mañana para explotar indios!". Aunque, en honor a la verdad, cuando éramos descubiertos por nuestros maestros, más de uno vociferó el alarido de los españoles: "Gritemos '¡Por Santiago…!' (Y huyamos, qué caray)".

Cómo no recordar aquellos silentes Filminutos de Juan Padrón, aunque no podamos citarlos. O los muñequitos instructivos sobre el fuego, la electricidad y el agua. "Eso les pasa a las mujeres, que son unas nerviosas", sigo diciendo a mis amigos, con aquel machismo leninismo de los 80. Mientras que los niños siempre serán "verdaderos incendiarios natos".

De incendios, tiroteo, café, machetes, choteo y abuelitas aprendimos mucho de Elpidio Valdés, que logró sobrevivir pese a la invasión de animados norteamericanos —el infierno de todos tan temido— junto al mundo subterráneo del vampirismo habanero, condenado a la inmortalidad de los clásicos.

Chuncha puso de moda decir "¡Alabao!", palabra insólita en una abuela cederista y vigilante como ella; y aún hoy muchos de nosotros, tanto tiempo después y con tanto tigre disfrazado de buena gente, seguimos lamentando no tener a mano nuestro winche, para disparar un fogonazo contra los hipócritas.

Muchos de aquellos animados se perdieron o naufragaron ya desde el principio, como Matojo o el Capitán Plin, aquel felino verde que todos queríamos que abandonara la pantalla para que entrara otra rata pirata, Rui la Pestex, indudablemente más entretenida que el gato.

Otros, quizás porque recuerdan a una época y a unos valores en los que ya nadie cree, duermen el sueño del olvido en los archivos del ICAIC. A veces, sin embargo, se sienta uno distraídamente frente al televisor y, buscando en vano algo que ver en nuestra exclusiva selección de canales, reconoce la cinta borrosa y descolorida de alguno de ellos.

Lamento no seguir siendo aquel niño, porque ya la vida nos está empezando a machacar con problemas nuevos y viejos, garantizando la continuidad histórica de la salación. Pero estos muñequitos nos reconcilian con ese mundo remoto en que todo tenía una inocencia proletaria. Era el mundo que nuestros padres querían vivir, aquel que les fue prometido y que nos querían regalar a nosotros con sus dibujos animados, en un empeño tan triste e ingenuo que me conmueve aún hoy.

En honor a ese empeño —aunque acabó siendo una estafa no deja de ser hermoso y genuino— hago una convocatoria a los lectores de mi edad, en esta hora de apocalipsis: "No os dejéis provocar, tratad de dormir".

El que tenga oídos que oiga, mis queridas ratas inmundas.

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10 comentarios

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Profile picture for user Ares I

He aquí el muñequito al que me refería https://youtu.be/S0eoickj8hs
Pero nunca lo vimos así. Recuerden que en aquella época la TV era en blanco y negro del Krim o el Caribe. Más lúgubre que esto.

Profile picture for user cubano libre

Yo tengo pesadillas con las güagüas, la televisión, el hambre de la Escuela en el Campo, de qué no puedo salir de Cuba, del Servicio Militar, los apagones, el mariconzon en jefe hablando mierda.......los Castro nos jodieron la mente, y todavía hay esbirros de la UCI que los defienden.........."¡Esto es de Pin........Queridos Amiguitos!"...........

Esos muñequitos son la personificación del hombre nuevo Vulgar, bambolleros y conejos a la hora de la verdad

Profile picture for user pim-pam-pum

Después de pasar mi niñez viendo los Looney Tunes cuando empezaron a emitir los muñequitos rusos el trauma fue igual que cuando descubrí la leche rusa condensada. Aún tengo pesadillas con ambas cosas.

Profile picture for user Ricardo E. Trelles

// ¡Qué falta hace! //
Para usar en los foros: un enlace a vídeo con solo la ratica diciendo "¡Mientes, rata inmunda!".

Gracias por esas notas.

Profile picture for user Ares I

Ahí faltó un muñequito traumatizante "Dobrynia Nikitich contra el dragón" o algo así. Con unos escenarios lúgubres de marionetas, una música más triste y lóbrega aún de bajos e instrumentos de viento muy tristes que daban ganas de llorar.
Gente en la oscuridad, encadenada, con la mirada baja y en congoja.
Un amiguito mío perdió al hermanito que se suicidó luego de ver aquel muñequito varias veces.
Después de eso jamás volví a ver ningún animado soviético.

Profile picture for user Cristinita

Buuuuu...mentiroso....Buuuu, mentiroso....Di la verdad! No te da vergüenza?! Ve a confesar!

Profile picture for user Ricardo E. Trelles

Con eso estás exponiendo tu (nuestra) época infantil...
Y no es "di la verdad", es "diiii laaaa veeerdAd".

Profile picture for user cubano libre

Una rata a la otra:
_Acere, vamo' hacel pastica de muñequito con el huelto de los pionero'........
Había un "muñequito" ruso:
_Chivo, chivo, chivo bueno, ¿dónde estás que no te vemos?
_Aquíiiii Abuela, aquíiiiiii Abuelo.
Los bolos acabaron con nuestra psiquis........