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Opinión

Ahora me quiere, ahora no me quiere: dólar, dolor, castrismo

La histeria monetaria que vive Cuba está distrayendo el foco del verdadero problema, que no es de dólares, euros, CUC, MLC o CUP, sino de modelo político-económico.

La Habana
Cola para extraer pesos cubanos de un cajero en La Habana.
Cola para extraer pesos cubanos de un cajero en La Habana. Diario de Cuba

La histeria monetaria que sufre Cuba está distrayendo el foco del verdadero problema, que no es de dólares, euros, CUC, MLC o CUP, sino de modelo un político-económico totalitario que por naturaleza restringe la individualidad y, por tanto, estrangula la productividad y nos condena a la miseria.

Y es que un país tan dependiente de importaciones que su balanza comercial se equilibra a duras penas gracias a remesas y endeudamiento, no importa qué moneda utilice internamente, en cualquier caso estará a merced del dólar, que es el lenguaje del comercio internacional. Como Cuba prácticamente no produce, pero gracias a las remesas puede importar, es inevitable que el valor de los bienes y servicios al interior de la Isla estén referenciados en moneda norteamericana.

El castrismo solo logra evitar que esta "dolarización por dependencia externa" se note a nivel popular cuando con ayudas externas puede maquillar la situación económica del país, pero en cuanto se le acaban las subvenciones emerge la realidad de un sistema improductivo cuya moneda vale nada.

Pero consciente Marrero y el resto de cuatreros que los Castro tienen cuidándoles la finca de que el sistema es irreformable, se han concentrado en dos objetivos: mantener el control político impidiendo que el sector privado prospere, y recapturar el flujo de remesas.

"Hay que reconocer que hay una dolarización sobre la cual no se ha tenido control, porque parte de una acción ilegal que es ese mercado cambiario", dice Marrero, pero como la legalidad la define el Gobierno, si fuese legalidad lo que quisieran legalizarían el mercado cambiario; pero no, eligen reprimirlo penalmente y forzar a las personas a ceder sus divisas al Estado. No es la ley, sino los dólares lo que le importa al castrismo.

Dolarizando pretende el régimen hacerle competencia al sector privado —mercado de 3ra y 70 contra MIPYMES—. Y es que dolarizar lo que realmente significa es reestatalización de la economía o, más precisamente, reprivatización en manos del castrismo.

Pero el drama de Cuba no es qué moneda circula ni en cuál está referenciado el valor de los bienes y servicios que consume, el problema es de improductividad, de ineficiencia, de corrupción institucional, y sí, de tener una pésima relación con Estados Unidos, nuestro socio económico natural, a causa de la política exterior castrista.

Los chavitos, el CUC, el MLC, las tarjetas que se inventan o los diferentes sistemas de asignación de divisas nunca han sido estrategias de desarrollo. ¿Recuerdan a Gil diciendo que con lo recaudado en las tiendas en MLC abastecerían las tiendas en moneda nacional? Todos estos son trucos financieros con el único objetivo de controlar centralmente la asignación de recursos económicos del modo más conveniente… para el propio régimen.

Mientras que en República Dominicana, El Salvador, México, e incluso en China cuando se volvió capitalista, las remesas fueron o son motor vital de sistemas estructurados para que la creatividad humana fructifique buscando el interés propio, que es como único fructifica, en Cuba el sistema está estructurado para el interés de una casta oligopólica que solo en muy raras ocasiones ha permitido que las remesas sean usadas para inversión, y las limita al consumo, pues no quiere que el pueblo se independice del Estado, porque no somos realmente un pueblo, sino una dotación.

Cuentapropistas, MIPYMES y demás componentes del sector privado nunca han sido parte del sistema castrista, sino un cáncer para un régimen que ocasionalmente les tolera, siempre temporalmente y en la menor dosis posible, pues sabe que la libertad es veneno para el socialismo.

La dolarización del sector estatal —lo privado ha estado dolarizado siempre— no es un imperativo económico, sino una retoma del control sobre una parte de la sociedad que estaba prosperando fuera de la sombra del Estado. Esta dolarización no debe verse como política monetaria, sino como parte del paquete que incluye a la Resolución 56 y demás medidas que desde agosto pasado están estrechando el ya angosto margen de acción del incipiente empresariado nacional.

En la Cuba de 1958 nadie hablaba de dolarización porque el poder adquisitivo del peso semejaba al del dólar, pues la economía cubana sostenía niveles de vida superiores a los de algunas regiones de Estados Unidos, como Missisippi.

66 años después tenemos un Gobierno al que, mientras sigue legislando en contra del progreso impidiendo el desarrollo del sector privado nacional, le importa un pimiento —a casi 300 pesos la libra— cuánto suframos aquí adentro. La cuestión es que los dólares que nos mandan a nosotros le lleguen a él… Y para quejas y sugerencias están Villa Marista, el Combinado y almacenes repletos de tonfas pagadas con dólares de remesas.

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12 comentarios

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Profile picture for user Proscopito Arrechabaleta

"... no somos realmente un pueblo, sino una dotación."

Con eso ya está todo dicho.

Profile picture for user EL BOBO DE LA YUCA

“ La histeria monetaria que sufre Cuba está distrayendo el foco del verdadero problema”

Exacto! Vemos a las personas discutiendo porque las nuevas tiendas no aceptan el MLC, como si aceptando el MLC (que no producen ellos mismos) todo fuera una maravilla. La misma bobería de años atrás, cuando la gente se quejaba de que las tiendas solo aceptaban CUC…

Lo produzcan ó no, ese innombrable MLC que representa las remesas que se envían con toda propiedad a familiares en la Isla, han sido secuestradas por los mecanismos diabólicos del Castrofascismo y punto.

No Ministra:
La economía a qué Ud. se refiere al principio de su "Discurso del Método" sobre el modelo político económico no existe desde nunca en Castroland, Importar y revender productos de todos los géneros y especies es una parte muy pequeña del equilibrio económico de cualquier país, pero el comercio en Cuba es unidireccional, propiamente de consumo de bienes esenciales de subsistencia y no forma ni es parte de un mercado organizacional para ser insumido en producciones locales que reproduzcan capitales y sean utilizados para producir otros bienes ya sean agrícolas o industriales capaces de ser exportados o consumidos en el país.
El Castrofascismo se hizo sobre esta base y así ha seguido siendo. Las Mypimes fueron abiertas sobre la misma realidad, importadoras-revendedoras, de mercancías de consumo a precios especulativos o sea no es la oferta y demanda quien establece dichos precios. Así que todo esto más temprano que tarde implotará y de modo efectivo.

Profile picture for user Pedro Benitez

¿Se cae la dictadura cubana a-lo Damasco?; los países aliados de La Habana ahora con más limitaciones geopolíticas que nunca.

Por más vueltas que uno de, viene a caer en lo mismo. O sea las remesas. O sea el exilio. O sea que seguiremos manteniendo al Castrismo. O sea que habrá Sandro para rato. O sea que estamos jodidos.

Profile picture for user Pedro Benitez

Interesante el artículo

Muy profesional síntesis, devela sin edulcoramiento la real situación de la economía y los malabares de las monedas.

Profile picture for user Plutarco Cuero

El Partido de Cuatreros Cubanos ha perdido la capacidad de improvisar sobre la marcha. No son ni la sombra de lo que fueron. Como dijo Cheo Malanga : "Lo que fue y no es, es como si no hubiese fuesesido"

Rafaela concisa y brillante en sus comentarios, como siempre. Todo lo ha dicho diáfano y sencillo; nada que añadir.

Los cubanos,no sé si por el daño antropológico o la deficiencia de proteínas son los únicos comem.... que caen en las trampas de los verdeolivos varias veces.

¡Brillante Rafaela Cruz! Ha hecho un resumen de lo que sería un libro de Economía Política del Castrismo. Enfocado en el mono, no en la cadena.