La credibilidad es un ingrediente indispensable para que cualquier reforma logre cambios reales, y es precisamente credibilidad el ingrediente que le falta al coctel —más molotov que económico— lanzado por el castrismo 12 años atrás, cuando aprobó los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, pomposo título para la barahúnda de transformaciones entonces comenzadas para "actualizar el modelo" sin abandonar el socialismo; es decir, cambiar todo para no cambiar nada.
Y aunque puede parecer que "credibilidad" es un término demasiado subjetivo y, por ello, difícil de usar como baremo, si tras las reformas hay un repunte importante de la inversión privada nacional y/o extranjera, puede asumirse eso como signo de que muchos creen que los cambios son reales y probablemente positivos, al punto de comprometer su dinero y esfuerzo en esos cambios.
Comparando las reformas cubanas comenzadas en 2011 con procesos similares en países socialistas como Vietnam (1986) o China (1978), y países en aquel entonces conservadores como Chile (1975) y España (1959), veremos que en todas aquellas reformas, al contrario que en Cuba hoy, la inversión, principalmente la extranjera, respondió casi inmediatamente al alza, en respuesta a las nuevas circunstancias e instituciones que esos gobiernos estaban dibujando.
No estamos afirmando ni negando que la inversión extranjera sea la clave del éxito de esas y otras reformas, lo que indicamos es que muchos capitalistas estuvieron dispuestos a apostarle a esos procesos creyendo —hubo credibilidad— que se estaba realmente sustituyendo un modelo económico disfuncional por uno con posibilidades de éxito, donde el mercado jugaría un rol fundamental en detrimento de la asignación centralizada de recursos, y se establecerían normas confiables de derechos de propiedad.
Hace pocos días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó su informe "Inversión extranjera en América Latina y el Caribe 2023", el cual, como de costumbre, no incluía datos sobre ese indicador en Cuba; sin embargo, el secretario ejecutivo del organismo, José Manuel Salazar-Xirinachs, afirmó durante la comparecencia, a pregunta de la castrista agencia de noticias Prensa Latina —¡qué casualidad!— que la Isla en 2022 registró 35 nuevos negocios con capital extranjero, 18 más que en 2021, por un monto de 400 millones de dólares.
Según el funcionario, las fuentes de los datos son "trabajos que hemos hecho con el Gobierno" cubano; sin embargo, por más que este señor parece querer echarle un capote al castrismo, que esos datos no hayan sido incluidos en el informe oficial de la CEPAL demuestra que ni siquiera el propio organismo que él dirige les da veracidad.
Pero, aun si se tomasen en serio esas cifras, son apenas una fracción seis veces inferior a los 2.500 millones que el Gobierno cubano reconoce como objetivo de inversión extranjera anual, con lo que, incluso estos datos inflados, patentizan el fracaso rotundo del castrismo para lograr credibilidad internacional. Tras 12 años de reformas, aún muy pocos confían en que estas sean serias o conduzcan a un sistema económico mejor.
Y es ese fracaso el que pretende esconder el Gobierno no publicando cifras oficiales y montando teatros como el que el señor José Manuel Salazar-Xirinachs y Prensa Latina patéticamente protagonizaron. Es el mismo fracaso que tratan de "embarajar" inventando lo de "inversión extranjera comprometida", en aparente referencia —tampoco definen el término— a los montos que en cartas de intención firman inversores extranjeros, algo de lo que con alguna frecuencia se publican datos, eso sí, sin jamás concretar cuanto de lo comprometido terminó realizándose.
La CEPAL, en este caso, se ha comportado en lo económico tan vilmente —al intentar legitimar una dictadura totalitaria— como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se porta en lo político, cuando elige como miembro al régimen de La Habana.
Pero como mismo nadie cree que en Cuba no se violan sistemáticamente los derechos humanos, nadie cree tampoco los datos de inversión que no publicó CEPAL, pero que sí aireó su secretario ejecutivo, en un lamentable intento de animar a otros a invertir en un país que supuestamente está cambiando, algo que ni los nacidos allí se creen.
Y es que ni en Cuba, incluso bajo bombardeo mediático, han logrado credibilidad las reformas castristas. Si en 2022 se constituyeron 6.138 emprendimientos privados (MIPYMES), en ese mismo año emigraron, solo hacia Estado Unidos, 313.488 cubanos, lo que significa que, por cada persona que decide invertir en Cuba, hay más de 50 que decide invertir en el mejor negocio que se puede hacer en esta Isla "digna, revolucionaria y fidelista": comprar pasaje en el primer avión para donde sea.
Quien va invertir en un país sin infraestructura de viales,economía centralizada,deudor internacional...
Si lavara dinero se considera inversión extrajera, pues quizás a eso se refieren los de la CELAC. El tema es que los desgobernantes del país ya no tienen a dónde girarse para robar.
"el fracaso rotundo del castrismo para lograr credibilidad internacional", caray Rafaela, no viste la foto de Macron obnubilado con Diaz Canel? Jaja, nadie querra invertir un duro en cuba; pero siguen admirando al castrismo.
Macrón es cherna. Esa historia del enamoramiento de su profesora de ballet, eso se lo cree Diaz Canel después que le pase la cuenta.
Lamentablemente para el régimen castrista el éxito del „socialismo en el siglo XXI“ pasa por la economía de mercado y la libre empresa, y eso por supuesto comprende en primer lugar, lo señalado por Rafaela que es la privatización de la agricultura.
Sencillamente no lo quieren entender porque les supone la pérdida del control de la economía y la segura desaparición de los privilegios ya acostumbrados de una oligarquía militar. Esto los va llevando a vicioso que se cierra cada vez más donde el gobierno arrastra a toda la nación . Lo de del castrismo es el Catch 22.
La Liga de Campesinos Independientes en 2020 propusieron 5 puntos muy claros para desarrollar la agricultura en Cuba: 1)libertad para producir y distribuir productos; 2) libertad para fijar precios según el mercado; 3) libertad para importar y exportar, 4) entregar títulos de propiedad permanente; y 5) eliminar impuestos mientras se asienta ese nuevo sistema. Pero la "libertad" en Cuba cogió un bote y se fue hace años. Como bien usted dice, si lo aceptasen les supone la pérdida de sus intereses, y no están dispuestos a eso.
y los macetas del gobierno invirtiendo en República Dominicana, en farmacéuticas, logística, turismo, todo con la plata robada al pueblo
Hay una cosa clara.
Los empresarios, empresarios son.
Algunos con algo de dignidad otros no.
Pero tonto no son.
Hasta que no haya una separación de poderes real en la isla en cuanto al legislativo y el judicial, no tengan una garantía jurídica, olvídense de los peses de colores.
Como dijera Camacho (el empresario catalán) he invertido en Suchel ¿cuando voy a ganar dinero? Para el régimen ganar dinero es malo (exento para ellos).
Tengo un amigo empresario entre comida y comida me cuenta que el régimen de los cubanos debe de seguir para que los demás vean lo que no hay que hacer. Lo siento por un pueblo que no es capaz de reaccionar a tanta barbarie
''Lo siento por un pueblo que no es capaz de reaccionar a tanta barbarie'' pero sí reacciona, relea: ''en ese mismo año (2022) emigraron, solo hacia Estado Unidos, 313.488 cubanos''
Me parece muy bueno este artículo de la Sra. Cruz. No es una verborrea "quejosa" ni es un recuento de lo que todos sabemos. Es la descripción naturalista de la realidad cubana, que únicamente puede cambiar si se desmantela el totalitarismo. Conste que no estoy diciendo desmantelar la dictadura, porque eso no parece muy cercano, pero al menos, la apertura al sector privado y las inversiones extranjeras. Y desde luego, eso pasa por un proceso de convertir a un país sin más leyes que las del Partido en el poder, en otro lo más cercano posible a un país de leyes.
Supongo que hay fuerzas reformistas dentro del gobierno y tengo la esperanza de que se abran paso en medio de la inercia socialista. Si eso no ocurre, entonces cualquier cosa puede ocurrir en Cuba.
"la apertura al sector privado y las inversiones extranjeras" sin "desmantelar la dictadura"...ese es tu sueño humedo mediquito peste a pinga.
estaran esperando la muerte de Raul para abrirse paso bro, yo espero que no le sumen la de Ramiro, Lopez Miera, Machado, et al.
Y donde anda el tal Ramiro? Salia hasta en la sopa, y ya hace rato no sale en ninguna reunion o esos recorridos tontos que ellos gustan de hacer.