"El último, que apague la farola del Morro". Así decía una frase popular en Cuba que escuché muchas veces en La Habana a principio de los años 90, luego del destete del castrismo de su nodriza soviética, recién fallecida de muerte natural.
La frase brotó del gracejo cubano ante el aluvión de cubanos que a golpes de "Periodo Especial" se estaban yendo del país. Hoy, a más de 30 años de distancia, esa expresión está más vigente que nunca en los 63 años de dictadura castrista.
Solo en agosto de 2022 llegaron a EEUU ilegalmente 20.000 inmigrantes cubanos, un promedio de 645 diarios. Arribaron en 31 días tantos cubanos como los que pueden emigrar anualmente al país vecino con su pasaporte visado según el acuerdo entre Washington y La Habana.
Además, hasta junio de 2022 Washington concedió 13.645 visas a solicitantes cubanos e informó que cumplirá en 2022 la entrega de 20.000 visas de inmigrantes. Es decir, en 11 meses, entre legales e ilegales, a EEUU han emigrado 211.515 cubanos, incluyendo 134 menores de edad no acompañados, casi el 2% de la población total, a un ritmo insólito de 641 emigrantes diarios, o 27 cada 60 minutos.
Se reduce la población de Cuba
Este es, con mucho, el mayor éxodo de cubanos en menos tiempo ocurrido en toda la historia cubana. Y debiera considerarse como un récord continental si se tiene en cuenta que Cuba es una isla y ningún ciudadano puede salir del país caminando, como hacen, por ejemplo, los venezolanos que huyen de la dictadura de Maduro, o quienes emigran ilegalmente desde México, Centroamérica y Sudamérica.
Ello tiene consecuencias devastadoras para Cuba, en lo inmediato, y en el futuro. Para empezar, esto agrava la crisis demográfica del país, donde el número de habitantes en vez de aumentar está disminuyendo. Según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), en 2021 la población de Cuba era de 11.113.215 habitantes, pero en 2016 era de 11.239.224 habitantes. O sea, en cinco años la población total de Cuba se ha reducido en 126.009 habitantes.
Y no precisamente a causa de la pandemia de Covid-19, sino porque a la emigración masiva se suma que las mujeres en la Isla no quieren tener hijos. La tasa de fecundidad no alcanza el índice de reemplazo de la población de 2,06 hijos por mujer, que es el promedio latinoamericano según el Fondo de Población de la ONU.
Por eso en Cuba hay más defunciones que nacimientos. Hace poco la ACN (agencia noticiosa del régimen) reveló que, en 2021, en 159 de los 168 municipios de la Isla se redujo el número de habitantes.
Negocio boyante para bandidos, funcionarios y tres dictaduras
Lo indignante es que ahora es la dictadura la que descaradamente impulsa el vaciado del país, básicamente por tres motivos: 1) quitarse de arriba presión política interna de gente protestando y posibles estallidos sociales; 2) alimentar menos bocas; y 3) aumentar el monto de dinero, paquetes y "mulas" que fluye de EEUU a la Isla y "resuelven" necesidades que el comunismo impide satisfacer con producción nacional, y de paso participar en las ganancias del negocio del traslado a EEUU de cubanos por tierra. Porque esos emigrantes cubanos ilegales pagan miles de dólares.
"Cuando llegas a Nicaragua (sin necesidad de visa) te están esperando y de ahí te llevan rumbo a Honduras. Cuesta como promedio unos 10.000 dólares en total, porque no es solo el pasaje carísimo, sino que es dándole dinero a los coyotes por cada país que pasas y dándole dinero a los policías si te paran para que no te lleven preso y te deporten", relató a BBC Mundo un cubano que llegó en febrero a Miami tras superar la ruta migratoria desde Nicaragua. ¿De dónde salen esos dólares? Fundamentalmente de la diáspora cubana
Aunque no lo parece a primera vista, los cubanos abandonan su país por causas políticas y no económicas. Tanto ha machacado la propaganda castrista en ello que la mayoría de quienes han emigrado en los últimos 30 años creen que lo han hecho por razones económicas, tal y como emigran millones de personas de países pobres.
Falso. Ciertamente, Cuba es hoy muy pobre, ¿pero por qué es tan pobre? Por el comunismo. Y punto. Cuba antes de 1959 era uno de los países que más alto nivel de vida tenía en Latinoamérica y un imán para atraer inmigrantes de todo el mundo.
Durante los 57 años de república "burguesa" llegaron a Cuba unos 1,7 millones de inmigrantes de todas partes del mundo. En diciembre de 1958 había en la Embajada de Cuba en Roma 12.000 solicitudes de italianos deseosos de emigrar a la Isla.
De Cuba no había por qué emigrar. Fluían las inversiones de capitales extranjeros y nacionales. Había un muy dinámico avance socioeconómico. La Habana era una de las ciudades más bellas y atractivas del mundo. Era considerada en Hollywood como el París de América Latina. Las más exclusivas casas de modas tenían sedes en la capital cubana, como Christian Dior, que tenía dentro de El Encanto su única filial fuera de la capital francesa y de New York.
Para las primeras oleadas de emigrantes luego de la toma del poder por los Castro estaba claro que se marchaban por razones políticas. Se iban tristes pues llevaban consigo la nostalgia de haber vivido en un país que avanzaba, que prosperaba, y del cual se sentían orgullosos. Pero quienes se han ido sobre todo después de la desaparición del Tío Boris "paganini", mayormente se van felices porque arrastran pésimos recuerdos de un país en el que sufrieron escaseces sin fin que quieren olvidar. Y son más proclives a creer que se van por causas económicas.
No es cierto. Serían razones económicas si Cuba fuese un país pobre con economía de mercado desde donde muchos emigran por falta de oportunidades. Pero en la Isla hay comunismo. El Estado es dueño de todo, lo controla todo, impide el progreso individual de los ciudadanos y es responsable del desastre económico y la falta de oportunidades.
Se hambrea más a Cuba y se hará más difícil su reconstrucción
El actual éxodo, cuasi de proporciones bíblicas, tiene devastadoras consecuencias para Cuba. Según un análisis de Cuba Study Group el grueso de las personas que emigran tienen entre 20 y 40 años. Es decir, se está yendo del país la fuerza de trabajo activa que va así a crear riquezas en EEUU y otros países, en vez de hacerlo en Cuba.
Con esta estampida de jóvenes se acelera el envejecimiento y se reduce la población económicamente activa (PEA). Hoy el cubano es el pueblo más envejecido en toda América Latina. El 23% de la población cubana tiene más de 60 años.
Al haber menos gente trabajando el Estado tiene menos recursos para sostener a los jubilados, y para sufragar los gastos de salud pública, educación, seguridad social, para mantener la imprescindible libreta de abastecimientos, o para hacer las inversiones necesarias.
Y algo muy grave y preocupante, la salida de Cuba de capital humano hará más difícil y costosa la reconstrucción del devastado país en el postcastrismo.
En fin, estamos ante uno de los peores crímenes cometidos por la dinastía Castro Ruz. Nunca como hoy resuena el eco de la frase martiana: "Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran".
Cuba, la Somalia de Latinoamérica.
La desmesurada emigración actual de cubanos con cifras que parecen competir para el Guinness, efectivamente tiene una génesis política (a diferencia de otros lugares con oportunidades) y claro también consecuencias políticas.
Conversando ayer con un ex alto funcionario de la agencia para refugiados de NNUU, me comentaba que no le extrañaría que la Isla configurara un esquema de emergencia humanitaria que llevara a activar una respuesta.
Cuando la población no puede cubrir sus necesidades básicas de forma autónoma, algo que está cercano, esta intervención humanitaria pudiera llevarse a efecto, pues encontraría consenso a despecho del lobismo en NNU del régimen.
Desafortunadamente Cuba presenta hoy una quiebra de sus servicios sanitarios, alimentación, fuentes de energía, transporte y un largo etcétera de infortunios que, a no dudarlo serían accionables como Estado fallido.
Gracias al señor Roberto Álvarez Quiñones por su magnífico artículo.
Es la muerte de Cuba como pueblo y nación gracias a un bastardo de Biran...
La Generala Raulita Campos ...
Al fin alguien la llama por su verdadero nombre
El régimen ya tiene un problema permanente del que no se desprenderá ya nunca más. No ha podido anestesiar a las generaciones nacidas dentro de la „revoluciòn“ y menos convencerlas del „futuro luminoso“. La estampida es el símbolo de que el expimento de 1959 ha fracasado.