Activistas de derechos humanos y periodistas exiliados advierten que en Nicaragua se está fraguando un nuevo modelo de poder, una suerte de autoritarismo dinástico, al estilo de Corea del Norte, y el primer paso en esa dirección parece estar en una amplia reforma constitucional puesta en marcha por el régimen que encabezan Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
La reforma, que comprende un centenar de artículos, fue presentada el 20 de noviembre y 48 horas después era aprobada de forma expedita por la Asamblea Nacional, el órgano legislativo nicaragüense en el cual el oficialista Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) tiene control sobre 84 de los 90 escaños. La aprobación se acordó por unanimidad.
Si bien como comentó a DIARIO DE CUBA la periodista Cindy Regidor, el plan de reformar la Carta Magna es amplio, destaca entre los temas un nuevo modelo de poder.
Para Juan Pappier, subdirector en las Américas de Human Rights Watch (HRW), "Nicaragua ya es la sociedad más cerrada del hemisferio, peor que Cuba o Venezuela". Para este activista de derechos humanos, el país centroamericano "se está convirtiendo en la versión latinoamericana de Corea del Norte".
Con limitaciones y restricciones de todo tipo, dentro de Cuba y Venezuela todavía permanecen periodistas independientes y defensores de derechos humanos que intentan hacer su trabajo pese a la represión gubernamental, pero tal cosa es prácticamente imposible en Nicaragua, sostuvo Pappier al ratificar el carácter cerrado que tiene hoy Nicaragua gobernada por la pareja Ortega-Murillo.
La reforma constitucional, que aún deberá pasar por una segunda votación legislativa, amplía el mandato presidencial de cinco a seis años, y confirma el poder que ya tiene Rosario Murillo al igualarlo al de Daniel Ortega, pues eleva su rango de vicepresidenta a copresidenta.
Además, el texto concede un poder total al Ejecutivo pues establece que los copresidentes coordinarán "a los órganos legislativo, judicial, electoral, de control y fiscalización, regionales y municipales", que antes la Constitución reconocía como independientes.
Ortega, de 79 años y otrora un mítico líder de la guerrilla que derrotó a la dictadura somocista en 1979, volvió al poder por vía electoral en 2007, pero desde entonces se ha enfocado en atrincherarse en el poder, incluso promoviendo cambios legales y constitucionales. Desde 2017, Ortega tiene a su pareja Rosario Murillo como vicepresidenta.
De acuerdo con Manuel Orozco, especialista en temas nicaragüenses del think tank Diálogo Interamericano, esta reforma constitucional "formaliza la decisión de garantizar la sucesión presidencial de Murillo y su hijo Laureano Ortega" cuando Daniel Ortega no esté en el poder, un asunto que ya puso de relieve este año el exjefe del Ejército sandinista, Humberto Ortega.
Hermano del presidente, el exmilitar fue sometido a un confinamiento en su residencia el 21 de mayo tras sostener públicamente la hipótesis de que se preparaba una sucesión en el poder, y falleció por complicaciones previas de salud, el 30 de septiembre de este año. El régimen de Ortega y Murillo no le rindió ningún tributo pese al papel protagónico que Humberto Ortega tuvo en los años iniciales de la Revolución Sandinista en los años 80.
La apuesta por permanecer en el poder del gobernante de 79 años y su esposa, seis años menor, tuvo un punto de inflexión en 2014 cuando, gracias a otra reforma constitucional, se estableció la reelección indefinida. Posteriormente ambos radicalizaron sus posturas y aumentaron el control sobre la sociedad nicaragüense tras las protestas de 2018, cuya represión dejó 320 muertos, según la ONU.
"Hay una narrativa oficial para desinformar. A esta reforma amplia de la Constitución la llaman actualización de la Constitución, eso es parte de la desinformación", explica Cindy Regidor a DIARIO DE CUBA. La periodista, quien forma parte del equipo del medio digital Confidencial, que fundó y dirige Carlos Fernando Chamorro, cuestiona que con este cambio de fondo en la Constitución también se elimina la prohibición de la censura previa.
"El objetivo es un modelo autoritario dinástico en Nicaragua. Es un modelo inédito también con el uso de estas figuras de copresidencia. Él y ella, como copresidentes podrán elegir a sus vicepresidentes", explica Regidor, quien como todo el equipo de redacción de Confidencial se encuentra en el exilio en Costa Rica.
Otra arista preocupante, según la periodista nicaragüense, es que con esta reforma Nicaragua es definida como un Estado "revolucionario y socialista", e incluye entre los símbolos patrios la bandera rojinegra del FSLN, la guerrilla que lideró una insurrección popular y derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979. Daniel Ortega en aquel 1979 fue el primer jefe de Estado de la naciente Revolución Sandinista.
La reforma, asimismo, establece que el Estado "vigilará" a la prensa y a la Iglesia Católica para que no respondan a "intereses extranjeros". También oficializa el retiro de la nacionalidad nicaragüense a los considerados "traidores a la patria", como hizo el Gobierno con unos 450 críticos y opositores en los últimos años.
Esta reforma de la Constitución de 1987, la cual ya sufrió diversos ajustes a solicitud de Ortega, "representa un nuevo hito en la consolidación de un modelo totalitario que atenta despiadadamente contra la democracia y los derechos fundamentales", aseguró Félix Maradiaga, excandidato presidencial en 2021 y actualmente exiliado en EEUU.
A llorar al parque nicaragüense, ustedes se parecen mucho a los venezolanos. Eligieron a Chávez y el loco de Ortega democráticamente y se quedaron para joderlo a todos, pobre, rico y los no interesado en política. Pronto a Uruguay le pasará lo mismo. Brasil se salva porque los militares allí son candela.