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Chile

Los chilenos se enfilan a rechazar otra vez un proyecto de Constitución

Hace un año, seis de cada diez chilenos le dijeron no al proyecto elaborado sectariamente por sectores de izquierda y figuras independientes sin experiencia política.

Brasilia
Manifestación en contra del proyecto de Constitución de Chile, 2022.
Manifestación en contra del proyecto de Constitución de Chile, 2022. EFE

Una de las frases de Karl Marx devenida en cliché sostiene que "la historia ocurre dos veces: la primera vez como una tragedia y la segunda como una farsa". En Chile la historia por repetirse tal vez sea más una tragedia, ya que por segunda ocasión los chilenos se encaminan a rechazar un proyecto de Carta Magna, con lo cual seguiría vigente la Constitución de la dictadura pinochetista.

"El 17 de diciembre Chile votará en el plebiscito de salida una segunda propuesta constitucional. Tras una mayoría aplastante que rechazó la primera propuesta constitucional de carácter identitario, se generó un acuerdo político para posibilitar una alternativa más convocante. Lamentablemente, el nuevo texto tropieza con la misma piedra: hacer un diseño institucional para satisfacer a un solo sector", así sintetizan los académicos Bernardo Lara y Paola Bordón la crisis institucional.

Con una amplia mayoría de la sociedad a favor de que quede sin efecto la Constitución que hizo aprobar Augusto Pinochet en 1980, ni la izquierda en 2022 ni los factores conservadores en este 2023 lograron articular un texto constitucional incluyente, echando por la borda dos veces en corto tiempo la posibilidad de que el país sudamericano, finalmente, se deshiciera del último vestigio de la dictadura pinochetista.

El proceso constitucional chileno, que coincidió con la llegada al poder del izquierdista Gabriel Boric, se remota a fines de 2019, en respuesta a una serie de protestas sociales. Entonces, los principales partidos políticos llegaron a un acuerdo y fijaron un calendario para la redacción de una nueva Constitución. El primer hito fue un plebiscito en el que un aplastante 78% votó por terminar con la Constitución vigente desde la dictadura. Allí terminó el sueño de tener una nueva Constitución en Chile.

Hace un año, en un plebiscito seis de cada diez chilenos le dijeron no al proyecto elaborado sectariamente por sectores de izquierda y figuras independientes sin experiencia política. Se trató de un texto constitucional abigarrado, a ratos confuso y con un claro sesgo izquierdista, no incluyente a fin de cuentas de la diversidad chilena.

Aquella Convención Constituyente quedó atrapada en la falta de liderazgo que se evidenció en su interior, junto a las presiones de diversos actores y sectores que lograron incluir sus demandas y reivindicaciones, sin que el texto terminara teniendo coherencia o posibilidades de ejecución.

Tras la dura derrota, Boric encajó el golpe y de forma inmediata activó otro proceso que partió de un consenso entre las fuerzas políticas, todas, las que tienen representación legislativa. En mayo pasado, en un nuevo plebiscito, Chile registró una suerte de seísmo político: los conservadores pasaron a tener la capacidad de definir la nueva Constitución.

Meses después, el resultado es el mismo, pero con otro signo ideológico, se hizo una Carta Magna sectaria que no representa a la diversidad social, política y cultural de Chile. La nueva propuesta fue redactada por el Partido Republicano y otros sectores de derecha que se impusieron en la elección del Consejo Constitucional. Este nuevo texto, en esencia, mantiene el modelo económico fijado por el régimen militar de Pinochet (1973-1990).

"Pasamos de una propuesta que no entendía la importancia del derecho de propiedad, a una que cree que el derecho a la propiedad lo es casi todo", sostienen Lara y Bordón.

El Gobierno de Boric, asimismo, ha cuestionado el tono conservador y polémico en cuestiones como el aborto o la migración. Incluso la Democracia Cristiana (centro) cree que se trata de un texto "ideologizado" por sectores más conservadores.

El expresidente socialista Ricardo Lagos, usualmente con posiciones de centro, ha llamado a votar en contra de la propuesta constitucional de este 2023, como lo hizo el año pasado al cuestionar entonces el excesivo izquierdismo de la propuesta que fue rechazada ampliamente en las urnas con un resultado que fue interpretado en su momento como un voto castigo en contra de Boric.

El jefe de Estado, cuyo periodo se vence en marzo de 2026, descartó que vaya a promover un nuevo proceso constituyente en caso de que el 17 de diciembre, como apuntan las encuestas, los chilenos voten nuevamente no, en contra de un proyecto de Constitución.

"A cuatro años del estallido social y del acuerdo de noviembre de 2019, muchos quieren que se termine la incertidumbre constitucional. Muchos aspiran a que el plebiscito de diciembre sea la ocasión en que el electorado envíe una clara señal de que quiere cerrar esa puerta de incertidumbre constitucional", apunta el profesor Patricio Navia, quien asegura que diciendo no también se cerrará el ciclo de refundación constitucional, sencillamente por agotamiento.

Navia, quien es profesor en la Universidad de Nueva York y en la Diego Portales de Chile, recalca que no puede decirse a secas que la Constitución de 1980 es solo una herencia de la dictadura, ya que recuerda que este texto constitucional sufrió diversas mutaciones en los varios gobiernos de la llamada Concertación, que reunió a conservadores moderados, centristas y socialistas como vía de transición posdictadura.

Al presentar el texto propuesto para Carta Magna, la presidenta del Consejo Constitucional, Beatriz Hevia, del Partido Republicano, defendió la propuesta, ya que consagra "una república (...) donde los derechos y libertades fundamentales, como la libertad de conciencia y expresión, el derecho de propiedad, la vida, la educación y la enseñanza son pilares fundamentales del contrato constituyente entre el pueblo y sus representantes".

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2 comentarios

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Si los comunistas chilenos exhortan a rechazar este proyecto de Constitución hay que APROBARLA. Elemental, Watson.

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El Partido Comunista está a favor del rechazo, creo que entonces, hay que aprobarla.