Lo más simbólico ha sido el recibimiento con honores de presidente que tuvo Nicolás Maduro al llegar a Brasil, este 29 de mayo, en lo que puede ser un punto de inflexión en el aislamiento internacional que ha pesado sobre el régimen venezolano desde 2018. Junto a eso, pero menos visibles, se suman las decisiones de varios países de enviar nuevamente embajadores a Caracas.
La estancia en Brasil de Maduro, que tuvo carácter de visita oficial el día lunes para luego insertarse en la reunión del relanzamiento de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), este martes, constituye un "paso cualitativo muy importante" para el Gobierno venezolano, según el analista internacional Félix Arellano, quien asevera a DIARIO DE CUBA que el mandatario ha recibido "oxígeno puro".
Salvo visitas a Cuba, y una polémica recepción en México, desde 2018 Maduro ha estado aislado en la región desde su relección, que no fue reconocida como legítima por la comunidad democrática occidental. El aislamiento se profundizó a partir de enero de 2019 cuando el joven opositor Juan Guaidó, entonces presidente de la Asamblea Nacional, fue reconocido por más de 60 países como "presidente interino" de Venezuela.
Además del paulatino retiro de embajadores de Caracas como señal diplomática de la disconformidad con lo que ocurría en Venezuela, el Gobierno de Maduro hizo frente a la "política de presión máxima", tal como la definió la Casa Blanca durante el mandato de Donald Trump.
Maduro sobrevivió a la altisonante presidencia de Trump, también ha podido presenciar cómo se extinguió el Gobierno interino de Guaidó, actualmente residiendo en Estados Unidos, y lo más significativo para analistas es que la política de sanciones que lanzó la Casa Blanca en 2019 no resquebrajó finalmente al chavismo.
"El chavismo vivió con sanciones. Sobrevivió a las sanciones con respaldo de Turquía, Irán, India, Rusia y China. Ahora (en 2023) se amplían los respaldos políticos, cosa a la que el Gobierno de Maduro da mucha importancia", sintetiza Arellano, quien fue director de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
El 1 de enero de este año, una vez que asumió la Presidencia Luiz Inácio Lula da Silva, una de las primeras decisiones que tomó el nuevo canciller, Mauro Vieira, fue el restablecimiento de relaciones con Venezuela. Aunque no se designa aún a un embajador brasileño, ya en Brasilia fue recibido con tal rango Manuel Vicente Vadell, designado por Maduro a inicios de enero.
Similar decisión tomó Gustavo Petro en Colombia apenas pisó el Palacio de Nariño como presidente en agosto pasado.
Este 25 de mayo, entretanto, el presidente de Chile, Gabriel Boric, designó a un nuevo embajador en Venezuela. Jaime Gazmuri Mujica, exembajador chileno en Brasil, ocupará el cargo que estaba vacante desde 2018 en Caracas.
Dos días antes, el 23 de mayo, Eber Da Rosa fue designado oficialmente como embajador de Uruguay en Venezuela, luego de siete años de ausencia del más alto cargo en la delegación diplomática.
El presidente electo de Paraguay, Santiago Peña, decidió dialogar de forma directa y por vía telefónica con el gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, el pasado 1 de mayo, una vez se confirmó su triunfo en las urnas. De acuerdo con un comunicado oficial, una vez que asuma Peña se tomarán las medidas para el pleno restablecimiento de relaciones entre Caracas y Asunción.
Mayo ha sido, como puede verse, un mes positivo para la reinserción diplomática de Venezuela en la región. De acuerdo con un veterano diplomático consultado por DIARIO DE CUBA, el Gobierno de Lula da Silva ha invertido tiempo y esfuerzo en tender puentes entre Caracas y los países sudamericanos. ¿La razón? Brasil quería tener una reunión armónica con el relanzamiento de la UNASUR, bajo su liderazgo.
Sin embargo, como apunta Arellano, el exceso de apoyo de Lula da Silva hacia Maduro, incluso relativizando la represión y violaciones a derechos humanos por las cuales es investigado el régimen venezolano por la Justicia internacional, ha terminado por ser contraproducente. Al recibir a Maduro este lunes, el septuagenario mandatario sostuvo que el autoritarismo en Venezuela es "una narrativa construida".
"A Lula da Silva se le fue la mano y está generando una nueva paradoja. Fue tan exagerado el presidente en su respaldo a Nicolás Maduro que está generando una corriente adversa al interior de Brasil, entre gobiernos aliados y en los medios de comunicación", resume Arellano.
El presidente chileno Gabriel Boric, al dejar Brasil para regresar a su país el martes, manifestó su pública discrepancia con Lula da Silva: "Nos alegra que Venezuela retorne a las instancias multilaterales (…) eso, sin embargo, no puede significar meter debajo de la alfombra principios importantes para nosotros". Boric ha añadido que respetuosamente le dijo a Lula da Silva, en presencia de Maduro, que discrepa de sus palabras.
"La situación de los derechos humanos en Venezuela no es una construcción narrativa. No lo es", enfatizó el presidente de izquierdas.
A juicio de Arellano, Lula da Silva erró en su estrategia. A su juicio, lo que necesitaba el chavismo era la fotografía de Maduro bajando del avión y siendo recibido como jefe de Estado y luego teniendo una agenda discreta.
El respaldo tan exagerado ha terminado por ser un bumerán político contra el propio Lula da Silva, por el rechazo que se ha manifestado entre factores políticos y medios de comunicación. Mientras, a Maduro lo ha colocado en el centro del debate, abriendo una nueva discusión sobre un tema álgido, las violaciones a los derechos humanos.
"El expediente que ha estado armando la Corte Penal Internacional no es narrativa, no es un invento, no es fantasía", recalca Arellano.
Lula es un lagarto totalmente sin escrúpulos.