Todo apunta a que las elecciones generales anticipadas en Ecuador se celebrarán el venidero 20 de agosto. El llamado correísmo, el espacio político de izquierdas que tiene como referente al expresidente Rafael Correa (2007-2017), ya ha salido al ruedo electoral con cierto aire triunfalista, tras el anuncio del actual presidente Guillermo Lasso de que no se presentará en los comicios.
El resultado de la crisis política e institucional que ha vivido Ecuador en los últimos meses parece beneficiar a Correa y sus seguidores. El presidente Lasso decidió invocar la llamada "muerte cruzada" este 17 de mayo, para evitar que llegara a votarse su eventual destitución en el seno de la unicameral Asamblea Legislativa. La Constitución de 2008 le otorga al jefe de Estado esta potestad que significa la celebración de elecciones generales para nombrar nuevos poderes ejecutivo y legislativo.
Lasso disolvió el Parlamento el 17 de mayo y dos días después la Corte Constitucional descartó todas las solicitudes de inconstitucionalidad de factores de oposición, con lo cual quedó allanado el camino para unas nuevas elecciones. El actual presidente, electo en 2021 para un periodo de cuatro años, anunció este 19 de mayo, en entrevistas con diversos medios internacionales, que se retira de la política para volver a sus negocios (es banquero) y a su familia.
El exvicepresidente ecuatoriano Alberto Dahik, por su parte, defendió la decisión: "La muerte cruzada es una facultad constitucional con mucha discrecionalidad para el presidente de la República y la ha aplicado. La ingobernabilidad de los últimos dos años más la insostenible conflictividad hacían imposible avanzar en el Ecuador".
El correísmo, aliado con factores radicales del movimiento indígena, jugaron posición cerrada contra Lasso tanto en el Legislativo como con protestas en las calles. Junto a eso, analistas como César Ricaurte, cuestionan la incapacidad de Lasso desde la Presidencia para construir un diálogo con la sociedad civil y con referentes prodemocracia.
Diversos analistas adelantan que un eventual regreso al poder de Correa a través de un adlátere (dado que actualmente es prófugo de la Justicia, tras ser sentenciado por corrupción) pondría en riesgo a una ya debilitada democracia ecuatoriana.
Desde Bélgica, haciendo uso de las redes sociales, Correa ha anunciado que su propósito es "reconstruir Ecuador", entrando de lleno en la campaña para estas elecciones anticipadas.
Los sectores conservadores, entretanto, lucen desconcertados por las decisiones de Lasso, y se ve con dificultad que quienes se oponen al regreso de Correa al poder puedan articular una candidatura unitaria en tan corto tiempo.
Además de la caída de Lasso, el correísmo luce en alza. Hace tres meses, en las elecciones municipales y regionales, los seguidores del expresidente se erigieron como los claros triunfadores.
En febrero pasado, los candidatos respaldados por Correa no solo se hicieron con las alcaldías de las dos ciudades más importantes de Ecuador, Quito y Guayaquil, sino que en su conjunto alcanzaron los gobiernos municipales y regionales de ocho puntos estratégicos del país y lograron un hito, que ni siquiera cuando el expresidente ejercía el poder se había alcanzado: derrotar al conservador Partido Social Cristiano en su feudo de la costa.
El proceso que conducía hacia la destitución de Lasso generó, por otro lado, una sinergia entre quienes históricamente habían sido archirrivales.
De forma inédita en los últimos años, fuerzas políticas en las antípodas ideológicas, y además enfrentadas cotidianamente en la arena política ecuatoriana, como el correísmo con la Unión por la Esperanza, Pachakutik (que es la estructura indígena con presencia en el Parlamento) y el Partido Social Cristiano (Conservador) se habían unido para forzar la salida de Lasso.
Aún es temprano para saber cómo se alinearán o no estas fuerzas políticas en unas elecciones generales, pero ya Ricaurte había adelantado a DIARIO DE CUBA el acercamiento entre referentes de Correa y de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, especialmente del presidente de esta, Leonidas Iza, que son el sector más radicalizado del movimiento indígena.
Una fractura entre las fuerzas políticas indígenas terminaría favoreciendo el regreso del correísmo al poder. Tampoco se descartan alianzas de Correa con sectores conservadores regionales: un apoyo para el candidato a la Presidencia del ex jefe de Estado, a cambio de conservar algunas cuotas parlamentarias.
En relación con el juicio que se le seguía a Lasso, tras descartarse otras acusaciones, la bancada parlamentaria afín al expresidente Correa, puso sobre el tapete el contrato millonario entre la empresa estatal de transporte de petróleo, FLOPEC, y la empresa offshore Amazonas Tanker Pool.
"Se trata de transporte de petróleo que incluso data de la época de Correa (2007-2017), luego con el Gobierno de Lenín Moreno fue renovado, y básicamente Lasso lo que hizo fue mantener ese contrato", explica el periodista Ricaurte para patentizar la falta de una causa de peso que justificara la destitución del presidente.
En cuestión de pocos días el escenario político e institucional de Ecuador dio un vuelco, y el tema de la supuesta trama de corrupción de Lasso ya parece no tener importancia.
Tiene usted toda la razón estimado Fernando, lo que sucede es que cómo todos los alumnos del tirano mayor, utilizan las vías democráticas para llegar al poder engañando al pueblo con falsas promesas por los graves errores que cometen los gobiernos democráticos y después de instalados, topados todos los poderes del Estado, y silenciado a la prensa, se vuelven cien veces más corruptos y ladrones que a quienes quitaron, con la diferencia que todo aquel que ose protestarles, lo meten en la cárcel y lo estigmatizan de por vida.
Por mucho que les joda, si la mayoría del pueblo ecuatoriano vota por el, por algo será, en eso consiste la democracia.
Su horrible catadura habla de sus malas intenciones para Ecuador. Él busca el más mínimo chance de subirse en el carro de los dictadores mafiosos que pululan por acá.
La desagradable cara de Correa provoca ganas de vomitar; este aprendiz de dictador es todo un Vómito de Perro, Correa aspira a una patente de corso, para seguir delinquiendo cómo lo hace hoy Lula Lalona.
De toda la legión de pichones de dictadores comunistas de América Latina, este tipejo es uno de los peores, autosuficiente y prepotente como ningún otro, cínico tal como AMLO, vive convencido de que es el Mesías, que lo que piensa y dice son verdades absolutas cuando la realidad es que es un niñito bitongo, malcriado, miedoso y cobarde.