Cuba, Nicaragua y Venezuela están en el top de las preocupaciones de Human Rights Watch (HRW) en su balance anual sobre América Latina. Mirando más allá de estas autocracias establecidas, tampoco la democracia y la existencia de libertades plenas para la ciudadanía parecen estar en boga. En la región se vive el peor momento en décadas, asegura la ONG internacional de derechos humanos.
El informe global de HRW destaca un contexto de auge de los autoritarismos y la limitación de libertades incluso en países cuyos gobiernos fueron electos democráticamente. En el último año, la pandemia de Covid-19, además de afectar una serie de derechos básicos de carácter social (salud, educación), fue una coartada para que gobiernos autoritarios avanzaran en sus modelos de control social de la población.
"La pandemia ha tenido un impacto devastador en términos económicos y sociales", apunta Támara Taraciuk, directora interina para las Américas de HRW, al ser consultada por DIARIO DE CUBA. Taraciuk ha sustituido en HRW a José Miguel Vivanco, quien después de tres décadas decidió retirarse de la ONG, cuya sede principal está en Nueva York.
Poniendo mucho énfasis en Cuba, en su primera intervención pública como directora encargada de la región, la defensora de derechos humanos condenó en términos categóricos "la brutal represión" del castrismo en respuesta a la ola de protestas del 11J, en su balance regional.
Taraciuk resume con esta frase su visión de lo ocurrido en América Latina en 2021, en materia política e institucional: "El Estado de derecho está hoy en jaque en la región". En general, observa con preocupación un retroceso alarmante de libertades esenciales. A partir de su dilatada experiencia en el campo de la defensa y promoción de los derechos humanos, sostiene que "estamos ante uno de los desafíos más graves en mucho tiempo".
HRW ratificó sus severos cuestionamientos a las elecciones celebradas en noviembre pasado en Nicaragua, que han permitido que este 10 de enero la pareja de Daniel Ortega y Rosario Murillo haya iniciado un nuevo período de cinco años en el poder. Las elecciones nicaragüenses "se llevaron a cabo sin las más mínimas garantías democráticas", denunció la ONG.
En relación con Venezuela, HRW aplaudió que finalmente la Corte Penal Internacional haya iniciado formalmente un proceso para establecer responsabilidades, si las hubiere, por parte del régimen de Nicolás Maduro en crímenes de lesa humanidad. La ONG había advertido largamente, en los últimos años, que se habían registrado patrones de graves, sistemáticas y masivas violaciones a los derechos humanos.
Como tendencia global, Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW, sostiene que "los autócratas están atravesando un buen momento, en parte debido a las fallas de los líderes democráticos (…) Si las democracias pretenden ganar la puja global con la autocracia, sus líderes tendrán que hacer algo más que limitarse a señalar las inevitables falencias de los autócratas".
En América Latina, por ejemplo, junto a la histórica dictadura en Cuba, a partir de 2018 se hizo notable la deriva autoritaria en Nicaragua y Venezuela. En el país centroamericano en aquel año se produjo una feroz represión, mientras que en la nación sudamericana Maduro se hizo reelegir en unas elecciones cuestionadas y consideradas ilegitimas por Occidente. Las naciones democráticas de la región han tenido un rol tímido o poco eficaz para hacer frente al avance autoritario, que ha contado entretanto con un apoyo abierto de La Habana.
Junto a los casos ya señalados de Cuba, Nicaragua y Venezuela, HRW advierte en América Latina sobre el avance autoritario en otros países, cuyos gobernantes fueron electos democráticamente, pero que desde el poder han optado por recortar libertades y vulnerar al sistema democrático. En concreto menciona a tres países con tendencias preocupantes: Brasil, México y El Salvador.
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro, un defensor de la dictadura militar (1964-1985), intentó intimidar al Tribunal Supremo por medio de insultos y amenazas e hizo alegaciones infundadas de fraude electoral, asevera HRW.
En México, según la ONG, a un presidente Andrés Manuel López Obrador que continuó sus ataques mediáticos en contra de periodistas y defensores de derechos humanos se sumaron "esfuerzos por eliminar organismos públicos independientes que limitan su poder y por cooptar el sistema judicial para perseguir a enemigos políticos".
De varios hechos reseñados sobre El Salvador, bajo el gobierno de Nayib Bukele, la entidad destaca lo que en su momento fue bautizado como el "bukelazo", que no fue otra cosa que la decisión parlamentaria, una vez que los aliados del presidente tomaron el control del legislativo, de reemplazar "sumariamente a los magistrados de la Corte Suprema con quienes diferían y promulgaron leyes para remover a cientos de fiscales y jueces".
HRW presenta un panorama desolador en América Latina y concluye que en 2021 "ha habido unos pocos acontecimientos alentadores" en materia de avances en derechos humanos.