Tras mencionarlo en 2024 y después echarlo a un lado, el régimen de Cuba recuperó para su arsenal retórico el calificativo de economía de guerra, que describiría las condiciones en las que opera el país, y que evita tener que recurrir a términos como crisis humanitaria o parálisis productiva.
En la recién celebrada sesión de balance del Ministerio de Economía y Planificación, el primer ministro, Manuel Marrero, dijo que esa entidad debe actuar "en consecuencia con la economía de guerra que vive el país", citó el sitio oficial Cubadebate.
Y, sin acabar de precisar en qué consiste ese dichoso plan, el funcionario llamó a "asumir como hilo conductor para el trabajo del Gobierno, el programa aprobado para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en 2025".
Marrero volvió a reconocer que "los resultados alcanzados en 2024 distan mucho de lo que se requiere para reimpulsar, recuperar y fortalecer la economía", aunque sin hacerse responsables él y el Gobierno de la profundización de la crisis provocada por la aplicación de la Tarea ordenamiento, anunciada como panacea en enero de 2021, ni la imparable inversión en turismo, en detrimento de sectores como la agricultura.
En cambio, el primer ministro hizo énfasis en que al Ministerio de Economía y Planificación corresponde "implementar el nuevo mecanismo de gestión y control de la divisa, así como para el seguimiento y control de la política de dolarización parcial de la economía", los nuevos caballos de batalla de las autoridades.
En la propia reunión, Miguel Díaz-Canel pidió "avanzar en el proceso de transformación digital, sobre todo en un contexto demográfico donde la población económicamente activa en Cuba es cada vez menor", y mencionó como política para atajar el problema el uso de la inteligencia artificial en un país donde la mayoría de los cubanos apenas tienen seis horas de electricidad al día.
Pero, ¿qué significa la invocación de la economía de guerra ahora? DIARIO DE CUBA conversó con la economista Rafaela Cruz sobre el particular, para tratar de entender en primer lugar qué implica en términos prácticos esa definición.
Sobre ello, la experta es categórica: "Economía de guerra es producir más cañones y menos mantequilla; es, en esencia, priorizar la producción de lo necesario para mantener un esfuerzo bélico. Rusia está en economía de guerra, pues la dictadura allí existente tiene poder suficiente para restringir el bienestar de los ciudadanos con tal de mantener objetivos guerreristas muy personales de Putin. ¿Está Cuba en situación parecida? Claramente, no".
"El uso del término en Cuba es puramente propagandístico. El castrismo es especialista en usar eufemismos, como llamarle 'especial', un adjetivo normalmente con connotaciones positivas, al peor periodo de la historia del país como nación independiente, que comenzó en 1989 y aún no ha acabado".
"Declarar a Cuba en economía de guerra equivale a que el Gobierno puede tomar cuanta medida considere necesaria sin tener que dar muchas explicaciones (menos de las que ya da), pues la situación de guerra impone urgencia y contundencia, marco perfecto para la brutalidad dictatorial. El efecto inmediato de la economía de guerra es, en definitiva, el empoderamiento del Estado sobre el individuo, la priorización de los intereses estatales sobre los de los ciudadanos; es decir, menos derechos individuales", subraya.
Según Cruz, mencionar el término guerra "no está directamente relacionado con ningún factor externo o interno en concreto, sino con la situación de crisis humanitaria a la que han llevado al país. Declarar que la situación actual es de guerra significa lo contrario a reconocer culpas, fallos del propio Gobierno. Las guerras se hacen contra terceros que agreden y, por tanto, son culpables de los males que nos aquejan. El término guerra implica, de por sí, que hay un culpable externo al propio Gobierno, un contrario que en la neolengua castrista puede ser el embargo norteamericano, pequeños empresarios nacionales que ponen precios 'excesivos y especulativos', los trabajadores que no trabajan lo suficiente, inclusive campesinos que no producen como deberían".
"Ya hay decisiones enmarcadas dentro de esta 'economía de guerra', que, lógicamente, apuntan contra ese incipiente sector privado al que le toparon no solo los precios, sino también los márgenes de ganancia. Medidas que se suman al enfriamiento silencioso del número de MIPYMES aprobadas y a la restricción del espectro de actividades permitidas a cada una", recuerda.
Según la economista, ya existen medidas enmarcadas en esta atmósfera, como pudieran ser la "guerra contra la indisciplina fiscal" y "la guerra contra la corrupción".
"El termino economía de guerra es, en definitiva, la amenaza de que el Gobierno actuará con contundencia y prontitud contra todo aquel que el propio Gobierno decida etiquetar como enemigo. En una economía de guerra, por definición, el espacio estatal se expande a costa del privado, el poder tiende al centro, así que todo lo que apunte a un reacomodo centralista de la economía entra dentro de esta lógica".
"Recurrir a este término en este instante, de cierta manera, es reconocer la situación extrema del país. La economía de guerra, además de apuntar a un enemigo externo para evadir responsabilidades, y de servir como justificación para cualquier desmán totalitario, es una manera subliminal de describirle al ciudadano cuán mala es la situación de Cuba, para que vaya adaptándose a ella. No te dicen que Cuba está en crisis humanitaria, sino en situación de guerra, que es más o menos lo mismo, pero la culpa es de otro. Y, por lo tanto, nosotros, los que mandamos, seguimos teniendo facultad y legitimidad para continuar mandando", finaliza.
El único estado de guerra es el que mantiene el régimen contra su propia población.
La economía de guerra es una referencia a un estado calamitoso de la economía como aquél que Lenin definió cuando la joven URSS enfrentó el contraataque de la Rusia Blanca. O sea lo que quieren decir es que el nivel de tensión financiera está bien alto. Lo que los cubanos estamos viviendo es el acto final de una crisis que empezó EL JUEVES NEGRO DE LA HISTORIA PATRIA es decir el 1 de Enero de 1959. Nunca, nunca el sistema fue autosostenible desde ese entonces, flotamos gracias a nuestra madrastra, la fallecida ex URSS y después a Venezuela, hasta que la secamos. Esta crisis no tiene solución dentro del sistema político actual, la solución está fuera del sistema, entonces por LQQD el problema es el sistema. Que ya murió, pero la obesocracia se niega a enterrarlo.
Creo que la mejor medida que puede tomar el castroesclavismo para acabar de una vez con la crisis energética del país es declarar como "armas altamente sofisticadas del enemigo" a los aires acondicionados, ventiladores, refrigeradores, lavadoras, cocinas eléctricas, y autos particulares y organizar en cada CDR una hoguera gigante que los cosuma totalmente de una vez y por todas.
Si el Estado Policial decide militarizar los centros comerciales; ahí también cabe la “economía de guerra”
Llevan 65 años con la misma matraca mentando la bicha. Ya es hora de darles lo que piden y DRONE them all once for all.
Absolutamente Fake, !
Es que el Castrofascismo no produce ni mantequilla ni cañones, aunque este paradigma de menos mantequilla y más cañones, es de origen
nazi-fascista, (autoría de Hermann Goering y Mussolini) no es un concepto ajeno a los intentos del fascismo gubernamental cubano de institucionalizar la miseria en Cuba como modo de vida. Todo el mundo ya sabe que la guerra, es de Candy y su Trabuco, de La Franja de Gaesa, La Familia Real y la Nobleza Político militar contra el pueblo de a pie .
That's all folks !!!
Con quién es la guerra ? El règimen ya no sabe que va inventar, no sólo para no reconocer su incapacidad sino para mantener el staus quo de miseria y represión.