En lo que va de la zafra 2024-2025 en Cuba, solo seis de los 14 centrales previstos están en funcionamiento, con resultados desastrosos en los niveles de caña molida que alcanzan apenas el 25% de lo planificado, publicó el diario oficial Granma.
Dionis Pérez Pérez, director de Informática, Comunicación y Análisis del grupo estatal AZCUBA, dijo que, aunque se cuenta con una eficiencia del 90% en los procesos, la producción de azúcar se sitúa en un insuficiente 21%.
Según el funcionario, este panorama se ve agravado por la arrancada tardía y la no incorporación de ocho centrales, que representan el 75% de la deuda acumulada en el sector.
Para Pérez Pérez es un "logro", a pesar de las "dificultades", que se haya producido "el doble de azúcar en comparación con el mismo periodo del año anterior, con cinco centrales menos en operación".
El alistamiento de las industrias para iniciar la molienda en las fechas previstas ha sido severamente afectado por múltiples factores, entre ellos el caos electroenergético que padecen los cubanos a diario y que ha retrasado los trabajos de reparación en los centrales, así como en los centros de limpieza y talleres de mecanización. Esto incluye las fábricas nacionales, que proveen partes y piezas esenciales para el funcionamiento de la industria azucarera.
La falta de disponibilidad de combustible, por otra parte, ha limitado la capacidad operativa y ha complicado la logística necesaria para cubrir la demanda. Según Pérez Pérez, solo se ha asegurado el 10% del financiamiento mínimo requerido para llevar a cabo la zafra, lo que pone en riesgo la sostenibilidad del proceso productivo.
Otro aspecto crítico mencionado fue la afectación en la entrega de oxígeno, debido a roturas en la planta y a la falta de materia prima. Y en cuanto a la generación eléctrica, el funcionario de AZCUBA dijo que se comporta al 36%, con 19.707 MWh, de los cuales se venden 10.358 MWh al Sistema Electroenergético Nacional, el 46%. La bioeléctrica ha contribuido con una entrega estable de 25 MWh, lo que ha permitido ahorrar aproximadamente 3.300 toneladas de diésel.
La industria azucarera cubana se ha convertido en un amasijo de chatarra que no satisface ya ni siquiera el consumo nacional interno, dada las políticas erradas del Gobierno desde el mismo primer día en el poder.
Como señaló el economista Emilio Morales en un reciente análisis publicado en DIARIO DE CUBA, "el declive de la industria azucarera la ha llevado a una especie de cáncer terminal, del cual parece no tener escapatoria".
La última zafra dejó un sabor amargo. Las dificultades con los insumos y la desmotivación de los trabajadores por los magros salarios han echado por tierra la esperanza de una recuperación salvadora. Esta tragedia ha descapitalizado la industria. Actualmente hay una gran carencia de trabajadores y técnicos. El déficit de fuerza especializada es notable. En su derrumbe crónico, la industria azucarera cubana ha sufrido también un éxodo de su personal calificado a todos los niveles.
En 1958 el país tenía en activo 161 centrales azucareros funcionando a toda máquina. En ese año Cuba llegó a exportar más de seis millones de toneladas. La industria azucarera tenía una fuerte presencia de inversión extranjera, sobre todo norteamericana. Del total de centrales azucareros en activo, 36 pertenecían a empresas norteamericanas, 121 estaban en manos de empresarios privados cubanos, tres eran de españoles y uno era de propietarios franceses.
En el periodo 1905-1958 la producción del mercado era regida por la oferta y la demanda. Existía toda una industria organizada en todas sus esferas: cultivo, producción, logística y comercio que satisfacía tanto la demanda interna como las exportaciones. La industria azucarera era la principal industria del país, generando cientos de miles de empleos.
A partir de 1959, con la llegada al poder de Fidel Castro, todo cambió. La industria azucarera fue intervenida, todos los centrales azucareros fueron nacionalizados, los propietarios de los centrales azucareros no fueron indemnizados, tanto extranjeros como nativos, y todas las propiedades pasaron a manos del Estado. A partir de entonces comenzó el largo camino de la destrucción de la industria azucarera cubana hasta nuestros días, pasando por varias etapas bajo una economía totalmente centralizada.
La desaparición de la industria azucarera cubana en los últimos 35 años ha sido evidente. En la segunda mitad de la década de los 80, Cuba produjo en promedio más de 7,5 millones de toneladas de azúcar por año, cosechando cerca de 71 millones de toneladas de caña de azúcar que fueron procesadas en un complejo industrial de 156 plantas. Durante el periodo 2011-2015, la producción de azúcar promedió 1,6 millones de toneladas por año, las cosechas de caña promediaron 15,2 millones de toneladas de caña de azúcar, y alrededor de 56 ingenios azucareros estuvieron en operación. La producción de azúcar en el período quinquenal más reciente fue menos de una quinta parte (18%) de los volúmenes de producción en la segunda mitad de los años 80.
En 2023, la producción de azúcar apenas llegó a 322.290 toneladas métricas, una cifra 39,62% menor a la alcanzada en 1861 (533.800 toneladas), cuando no existían los centrales azucareros, la caña se cortaba a mano, se trasladaba en carretas de bueyes y el azúcar se obtenía con trapiches.
Para Morales, recuperar la industria cuesta ahora unos 10.000 millones de dólares. Sería necesario, además, una reestructuración completa del sector, que incluiría llevarlo a una economía de mercado, con participación del sector privado.