Es inconcebible, cruel, despiadado y hasta sádico que en esta Cuba indigente el Gobierno ande exhibiendo como trofeo de caza mayor un superávit por cuenta corriente, es decir, que se haya importado menos que lo exportado, que se haya comprado al resto del mundo menos de lo que se le vendió.
En otro momento tal superávit sería estupenda noticia para este país abocado al comercio exterior: ¡las exportaciones tiran de la economía! Sin embargo, en las actuales circunstancias un saldo comercial positivo solo describe la situación infernal de un pueblo atrapado entre una semiparálisis productiva y un Gobierno que acaba de retomar el monopolio de las importaciones —Resolución 56— mientras, orgulloso, exhibe lo poco que ha importado. Es decir, lo poco que le importa si la gente pasa hambre o se mueren de enfermedades curables.
Y es que, estando la Isla económicamente estancada, la única manera de haber obtenido superávit por cuenta corriente es habiendo contraído violentamente las importaciones, para que aun habiéndose exportado poco el saldo comercial quedase positivo.
Nada descubrimos afirmando que la producción nacional está en mínimos históricos. Agricultura, turismo, tabaco, ron, sideromecánica, minería, biotecnología y hasta el tráfico y explotación de médicos está en horas bajas. No hay que recurrir a estadísticas —que las hay, incluso oficiales— para describir la crisis cubana. Basta decir que la mitad del tiempo la mitad del país está en apagón, y una mitad de la población ya se ha ido o se está yendo, mientras la otra mitad está buscando como irse.
Y en medio de esa tragedia histórica, el medio de desinformación digital del PCC, Cubadebate, anuncia con triunfalismo que "en el año 2025 tendremos un desempeño fiscal mucho mejor que el de 2024, que ya ha sido satisfactorio… porque hubo superávit en cuenta corriente". Pero lo hace sin especificar cómo se llegó ahí. Es decir, cuánto se contrajo la importación de bienes y servicios y por lo tanto, cuánto se agudizaron las carencias del pueblo.
¿La esposa de Díaz-Canel dejó de alimentarse, alumbrarse o curarse porque el castrismo, abruptamente, redujo la importación de alimentos, medicinas y combustibles? La disminución de las importaciones es un ajuste impuesto al consumo de aquellos que ya consumían poco, para mantener el estilo de vida de los nietos que celebran cumpleaños "humildes" más sus séquitos de tracatanes.
Muchísimo menos ponderó Cubadebate las repercusiones futuras de este nuevo "éxito" de la Revolución Socialista. Un recorte tan agudo de las importaciones se hará sentir en la salud, peso y talla de una población que muere cada vez más joven y se reproduce cada vez menos. También se hará sentir (incluso antes y más profundamente) en las capacidades productivas del país que dependen, en gran medida, de la importación de materias primas, combustibles, máquinas, herramientas, repuestos, piezas y químicos.
Si, como parece, no se importaron los inputs imprescindibles para la producción, los outputs de 2025 serán incluso inferiores a los de este año que está acabando. Peor incluso si, a la falta de aseguramientos materiales, agregamos la menor disponibilidad de personal bien cualificado, dada la emigración y el estado deprimente de la educación cubana a cualquier nivel.
Ajustar el déficit es urgente para el castrismo ahora que ha de abandonar la política monetaria como mecanismo de reducción del poder adquisitivo.
Un superávit comercial puede aliviar ese déficit fiscal aun enorme, pero lo mismo podrían conseguir reduciendo el aparato estatal. Aunque eso no le conviene al Gobierno.
Podrían reformar uno de los menos indulgentes sistemas penitenciarios del mundo, pero eso no le conviene al Gobierno.
Podrían privatizar muchas empresas quebradas, pero eso no le conviene al Gobierno.
Podrían reducir los gastos de represión, representación y propaganda, pero eso no le conviene al Gobierno.
Podrían reorientar la inversión del turismo, pero eso no le conviene al Gobierno...
Así que decidieron hacer lo que menos le conviene al pueblo: reducir aun más la oferta de bienes y servicios y comprometer los insumos que garantizan la producción del año próximo.
Se fue 2024 como 2023, 2022, 2021… 1959, sin que Cuba resulte atractiva para inversión privada nacional o foránea, que es lo único que podría sanear el déficit fiscal a la vez que lograr un superávit comercial sano debido al aumento de la producción y no a la reducción del consumo. ¿Alguna noticia en ese sentido?
Están satisfechos en el Consejo de Estado con los números verdes en la cuenta corriente, y amenazan con un 2025 aun "mejor", con más superávit. Es decir, con menos importaciones. ¿Nos estarán llevando a la extinción?
Bonito quedará eso en los documentos ministeriales y en la prensa oficial. La Isla tendrá las cuentas cuadradas, pero las barrigas aun más vacías. Excepto las barrigas de macabros aviones que a cada hora despegan llevándose la esperanza de cientos de familias desgarradas por una separación que hemos llegado a normalizar porque nos han roto como nación, como sociedad, como seres humanos. Benditos aviones que nos arrastran a la emigración… o al exilio.
“ ¿Nos estarán llevando a la extinción?”
Miren que fácil se le hace al gobierno de Cuba reducir el déficit fiscal, hasta hace unos pocos meses la cuota racionada de azúcar, era de 4 libras por persona, actualmente es de 2 libras al mes. Si el precio de este producto hoy en día oscila alrededor de 0.45 centavos de dólar por kilogramo, con solo esta reducción, el gobierno ha dejado de importar 4,5 millones de dólares al mes que multiplicados por 12 meses son 54 millones al año que según el cambio oficial, de 120x 1 dólar sería un ahorro de 6480 millones de pesos. Así cualquiera. A costa del hambre y la miseria de su pueblo, podrán seguir rebajando el déficit fiscal, hasta que les pase como al burro del cuento, que se murió, cuando estaba aprendiendo a no comer.