El castrismo se las ha arreglado para, aun ostentando el récord mundial de emisión monetaria con relación a la demanda, mantener al país en una frustrante sequía de efectivo. ¡Verdaderos genios del fracaso! Dos claves tiene esta paradoja: el déficit fiscal y el modelo económico.
Déficit fiscal en Cuba
Sin acceso a financiación externa, con cada vez más cubanos resistiéndose a asumir una carga impositiva que destaca entre las más altas del mundo, y con las empresas estatales contablemente rentables, pero produciendo menos que nunca, el castrismo lleva un lustro recurriendo a la emisión monetaria sin respaldo para financiar sus gastos que, por mucho, sobrepasan sus ingresos.
No se necesita un doctorado en Economía para entender que el único modo de gastar más de lo que se ingresa es disponiendo de recursos de algún tercero que, o los entrega voluntariamente y eso se llama préstamo, o se le quitan sin consentimiento y eso se llama robo. Como al castrismo ya nadie le presta, está financiando su existencia aumentando el expolio de su víctima habitual: nosotros.
Mediante la emisión monetaria sin respaldo —rapiña institucional—, el Gobierno acapara recursos que, si no fuesen estatalizados, quedarían a disposición del pueblo para consumo e inversión, siendo la mano de obra el más valioso de los recursos que de esta manera roban.
Aunque los ingresos estatales no permiten contratar a tanta gente, ni el tamaño de la economía lo justifica, el castrismo, para mantener su rol económico central y el control sobre los trabajadores (aunque ya no puede ni sacarlos a desfilar el Primero de Mayo) mantiene plantillas infladas que paga con dinero no respaldado por recursos económicos. Muy al contrario, aun cuando hay una clara contracción de la cantidad y calidad de bienes y servicios disponibles en el país, el Gobierno continúa aumentando el número de medios de pagos en clarísima estafa continuada, pues la gente cree que está trabajando para recibir cierto poder adquisitivo representado por equis cantidad de dinero, pero cada mes, aunque recibe la misma cantidad de dinero, puede comprar menos con él, pues mediante emisión monetaria el Gobierno, sin decirlo, le resta valor al salario, le roba.
Pero además de esquilmar cada día parte del jornal de todos los trabajadores, el castrismo está creando un cuello de botella al no imprimir billetes físicos, sino creando pasivos financieros —dinero bancario— cuya contrapartida son activos financieros anotados en las cuentas de los trabajadores a modo de unos salarios virtuales que, de poco sirven, hasta que los trabajadores, pasando mil vicisitudes, no logran convertirlos en dinero efectivo.
Aunque parezca juego de palabras, el castrismo no tiene dinero ni para imprimir dinero, con lo que los cubanos, a su salario menguante, a veces deben perder hasta un 20% más de valor a la hora de convertir el dinero bancario en dinero efectivo, pues dada su escasez, el billete papel tiene un precio superior a su valor facial. El castrismo crea una demanda de billetes que luego no satisface, fomentando así un mercado paralelo de dinero efectivo. ¡Ya esto es sadismo!
Lo peor es que no podría satisfacer esa demanda ni imprimiendo billetes a borbotones, pues un PIB en contracción les obliga a seguir degradando el dinero frente al decreciente número de bienes y servicios disponibles, con lo que el mecanismo antes explicado no solo no se detendrá, sino que han tenido que acelerarlo con un déficit fiscal este año mucho mayor al del año precedente, pues el problema está en el modelo económico que, en Cuba, es lo mismo que decir el modelo político.
El modelo económico del castrismo
El castrismo está creando un sistema híbrido con lo peor del socialismo —no asistencialismo, pero sí propiedad privada superlimitada y planificación centralizada— y lo peor del capitalismo, no permitiendo la justa competencia, sino privilegiando a allegados al poder. Están lanzando al pueblo a un sálvese quien pueda con manos y pies atados, porque el objetivo no es que aprendan a salvarse, sino que les salven desde fuera. El socialismo solo fracasa cuando se le acaba el dinero de los otros.
Este sistema deforme que impide el desarrollo de la iniciativa empresarial, condena a Cuba a ser mera plaza de tránsito para dólares y euros que llegan vía remesas, para inmediatamente irse a importar todo lo que el país necesita, dejando en el ínterin una enferma e injusta redistribución de la riqueza desde aquellos que reciben remesas, desde aquellos que adquieren ocho dólares en el mercado informal para poder comprar leche, hacia los muy pocos que pueden importar cantidades ingentes de comida y venderla a precio monopólico.
Esta altísima necesidad de importación ha incentivado un circuito monetario ajeno a los bancos castristas, donde por buenas razones a nadie se le ocurre depositar dinero, provocando que se acumulen en manos privadas ingentes cantidades de pesos. En 2018, más de la mitad del dinero cubano existente estaba depositado en bancos —mucho del cual pertenecía a empresas estatales y al Gobierno mismo—, mientras que en 2022 esto había cambiado y, en los bancos, ya solo quedaba un 30% del dinero.
La masa monetaria en manos privadas se ha más que quintuplicado desde 2018 a la fecha, pero como mayormente se utiliza para adquirir divisas en el mercado negro, lejos de prosperidad, lo que fomenta es la dependencia del exterior mediante una dolarización informal pero auspiciada por el Estado que, por inútil, deja fuera de juego esa moneda nacional con que paga salarios y pensiones.
Este monstruoso modelo económico divide a la población entre unos pocos que tienen el dinero contante y sonante —con demasiada frecuencia, allegados al poder— y todos los privilegios que ello implica, y otros muchos con un salario cada vez más insignificante al cual ni siquiera pueden acceder con seguridad. Como diría Armando Calderón, voz del cine mudo en Cuba: "Esto es de…, queridos amiguitos".
El dinero físico está en la calle y seguirá en la calle. Nadie tiene confianza en los bancos cubanos y hasta para sacar lo que tengas en ellos, cada día se hace más difícil extraerlo. En la calle vale más porque ante la dificultad para acceder hasta a los salarios, abajo del colchón ya vale hasta un 20 por ciento más que en el banco. Para comprar en el mercado informal es imprescindible, hasta en las Mipymes es necesario, pues aún cuando estas estén dispuestas a hacer alguna transacción electrónica, prefieren el cash que le permite a su vez comprar dólares en el mercado informal. El dinero estará cada vez más escaso a medida que se vaya devaluando más, pues el volumen necesario para comprar las divisas, como el aumento de los precios a diario, demanda una cantidad de efectivo que ya se está haciendo insuficiente. O el gobierno imprime más billetes muy a su pesar, o se verá un incremento notable de las ventas detallistas en dólares, disminuyendo la capacidad de compra del que no lo tien
Mientras tengan rehenes en la isla con familia en el extranjero ese juego macabro seguirá funcionando. A veces mejor, a veces peor, según las circunstancias económicas de aquellos países que acogen la mayor masa de exiliados. Lo único que puede "salvarnos" es un colapso total de la infraestructura de la isla, sobre todo energética. De lo contrario tendremos Comedia Silente para rato.
Felicitaciones 🎉 para Rafaela Cruz por dar con el “modelo híbrido”, y esto requiere analizar varios ángulos de la economía cubana.
El modelo económico que están construyendo incorpora la “propiedad privada superlimitada”. Esto implica una deformación drástica de la economía de mercado moderna. Los bancos no ofrecen préstamos en base al valor de los activos en circulación, amputando la creación de la riqueza para sostener el control. Un modelo económico nuevo y único en el planeta: un modelo de Cuasi-Propiedad-Privada, una transformación del totalitarismo. Es verdad: "Esto es de…, queridos amiguitos".
La economía cubana ha caído en un círculo vicioso que no tiene salida a menos que el país comience a producir y esto no va a ocurrir hasta que se liberen esas fuerzas productivas que hoy están completamente maniatadas y que el gobierno no está dispuesto a liberar. Con limosnas, llámense remesas o donaciones ningún país sale adelante.
Eres una crack, admirada Rafaela. A mí me bastaría con la última frase de tu artículo para describir el desastre cubano, pero tu análisis sagaz vale la pena leerlo y digerirlo. El panorama cubano no puede ser más espantoso. Ni cuando el machadato se pasó tanta hambre en Cuba, época en que al menos se podía comer harina de maíz y duró apenas unos años, no 65, coño. Eso aparte de q coincidió con la Gran Depresión en Estados Unidos y una crisis económica mundial que le traqueteaba. La expresión 'de ampanga, queridos amiguitos' hasta se nos queda corta para referirse a la actual situación cubana.