A pesar de la bajada de precios en el mercado internacional de algunos productos clave en las importaciones del Gobierno cubano, estas operaciones no son suficientes para hacer frente a la crisis agropecuaria en la Isla, en medio de una escasez e inflación ascendentes que golpean sobre todo a la alimentación de los cubanos.
"La dinámica de los precios internacionales de varios importantes alimentos importados por Cuba parecería apuntar hacia una menor presión sobre el incremento interno de precios asociados a las importaciones que no logran cubrir la crisis agropecuaria del país", señaló el economista Pedro Monreal.
El analista dijo en una valoración en su página en Facebook El Estado como tal, que "el movimiento de precios del trigo y el maíz es claramente hacia la baja, el precio del arroz creció en 2023, pero recientemente ha disminuido, el precio del aceite de soja había bajado, aunque creció últimamente, y el precio de la leche es muy inferior al de hace un año".
También, "la carne de pollo, importante fuente de proteína animal en Cuba y que es principalmente importada desde Estados Unidos, ha registrado oscilaciones de precios con niveles recientes que han regresado a los precios de la primera mitad de 2022".
Monreal dijo que "el precio del azúcar ha crecido, pero la debacle azucarera cubana ha convertido lo que pudo haber sido un factor positivo para el país en un canal para el incremento interno de los precios internos, asociado a importaciones de azúcar o de productos azucarados".
"La inflación en Cuba es fundamentalmente 'halada' por el crecimiento del precio de los alimentos. Incluso los datos oficiales que tienden a subestimar los niveles reales de inflación registraron un aumento interanual de precios de alimentos de tres dígitos en noviembre y diciembre de 2021", añadió.
"La capacidad de respuesta de oferta agropecuaria es un componente estructural clave para mitigar la inflación en Cuba, pero la política agropecuaria ha fracasado y seguirá fallando mientras no convierta el sector privado nacional en el pilar del sistema agropecuario", alertó Monreal.
"Las recientes tendencias de precios internacionales, aparentemente favorables, o cuando menos no muy problemáticas para la inflación en Cuba, indican que sería apropiado enfocarse en los componentes internos de la macroestabilización", concluyó el economista.
Este año 2023 ha estado signado por los atrasos desproporcionados en el suministro de la canasta básica entregada a los cubanos a través de la libreta de racionamiento. Varios de los productos que conforman este grupo de alimentos son importados. Su entrega significa un respiro para el pueblo que no aguanta la inflación escalonada con salarios estancados.
Como señaló la analista de DIARIO DE CUBA Rafaela Cruz en un reciente artículo, el régimen miente al enmarcar el drama inflacionario cubano dentro del problema inflacionario internacional, como si estuviesen relacionados y, por lo tanto, lo que está pasando en la Isla no fuese responsabilidad exclusiva de sus gobernantes.
"En Cuba la inflación se disparó en el año 2021 llegando a entre el 400% y el 700% —la mayor del mundo—, mientras los precios internacionales apenas subían 3,5%. Tal diferencia demuestra que las causas del batacazo cubano no fueron problemas externos, sino el fracaso absoluto de la Tarea Ordenamiento, comenzada el 1 de enero de ese año, insertada sobre el fracaso absoluto del sistema socialista impuesto el 1 de enero de 1959", escribió Cruz.
Entre 2021 y 2022, en Cuba solo se ha recuperado un 3% de lo perdido, acumulándose un déficit en el valor de la producción total del país de -8% con respecto a 2019. Se trata de un caso único en el continente y probablemente en el mundo (con excepción de Haití, que lleva 232 años en guerra civil). Ello indica, una vez más, que la crisis cubana, aunque pueda haberse agravado por el contexto internacional, tiene origen en ese sistema sui géneris que el castrismo se empeña en mantener.
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