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DEUDA

La deuda de Cuba con Rusia que no conocíamos

Se pensaba que Cuba no tenía deuda económica con Rusia desde 2014. Ahora sabemos que no es así.

Valencia
Miguel Díaz-Canel y Vladimir Putin en el Kremlin, 2018.
Miguel Díaz-Canel y Vladimir Putin en el Kremlin, 2018. Reuters

Se pensaba que Cuba no tenía deuda con Rusia desde que Vladimir Putin, en 2014, dejase sin efecto la deuda de 30.000 millones de dólares de la época soviética. Sin embargo, resulta que desde La Habana ha acumulado 2.300 millones de deuda, el 10% de la anterior, que es evidente que no puede pagar.

De pronto, acabamos de saber que la Duma (Cámara baja del Parlamento) de Rusia ratificó este martes 22 de febrero la normativa que permite una prórroga de los pagos de los créditos gubernamentales rusos otorgados a La Habana hasta 2027.

Es evidente que el régimen comunista cubano maneja con suma discreción todo lo que tiene que ver con sus relaciones económicas internacionales. Aduce, como argumento, el embargo o bloqueo, pero cuesta entender que esta deuda con Rusia se pueda ver afectada por el contencioso con EEUU. Más bien, parece lo contrario.

El caso es que entre los años 2006 y 2019, el Gobierno ruso concedió créditos a Cuba por un valor de 2.300 millones de dólares, destinados a financiar proyectos ruso-cubanos en los ámbitos de energía, industria metalúrgica y transporte, así como para el suministro de mercancías necesarias para el desarrollo de la economía de la Isla. Habría que saber dónde quedaron esos proyectos y cuál fue su concreción real. Desde luego, al estar relacionados con la inversión en infraestructuras, no es extraño que se hayan evaporado, si se tiene en cuenta que la participación en el PIB de estas inversiones rara vez supera el 10%, uno de los porcentajes más bajos de América Latina, donde se suele superar el 25%.

Desde comienzos de 2020, Cuba paralizó el pago de los créditos rusos, aumentando su deuda con los bancos comerciales rusos y entidades exportadoras. A solicitud de la parte cubana, que pidió revisar las condiciones del pago de estos créditos, en correspondencia con la decisión del Gobierno ruso de 7 de agosto de 2021, se firmaron los protocolos intergubernamentales destinados a prorrogar el pago de los créditos. El documento aprobado este martes establece que el último pago deberá ser transferido al 15 de diciembre de 2027. Habrá que ver si se confirma o también se evapora.

Según la fundamentación del protocolo entre los dos países, los fondos que debería recibir el presupuesto ruso en 2020-2021 por concepto del pago de la deuda y los intereses, ascendían a 57 millones de dólares, que Cuba ha anunciado que no pagará. Esta cantidad se pretende recuperar entre los años 2022 y 2027 gracias al incremento del plazo de pagos, lo que implicará el pago adicional de unos 11 millones de dólares de intereses. En ningún momento, se ha hablado de quita de la deuda.

Un aspecto a destacar es que el acuerdo se ha producido en plena crisis de Rusia y Ucrania, tras un encuentro celebrado el pasado viernes entre el vicepresidente ruso Yuri Borisov, de visita en la Isla, y varios dirigentes cubanos, con el objetivo de ampliar la colaboración bilateral. Es decir, suspender los pagos de la deuda por Cuba. Las dos partes aprovecharon la reunión para hacer propaganda y ratificar su posición común crítica hacia EEUU.

Borisov fue recibido por el viceprimer ministro cubano, Cabrisas y directivos de los sectores de transporte, energía, la industria y los bancos, destinatarios de las operaciones rusas financiadas con los créditos. Bueno sería que se ofreciera información de en qué han quedado los proyectos.

Previo a este encuentro, en enero pasado, en medio de las tensiones provocadas por la presencia de tropas rusas en la frontera de Ucrania, y mientras EEUU, la OTAN y la Unión Europea intentaban aliviar la crisis por medios diplomáticos, se supo que el presidente ruso Putin había mantenido una conversación por teléfono con Miguel Díaz-Canel y, al parecer, en dicha comunicación se arreglaron los acuerdos del impago, lo que en lenguaje diplomático se traduce por "reestructuración" de la deuda.

Según un comunicado del Kremlin, entre Díaz-Canel y Putin se produjo "un profundo intercambio de puntos de vista sobre el tema de la cooperación comercial, económica y de inversión bilateral", como si ya no hubieran hablado suficiente de estas cuestiones en el pasado.

Días antes de la conversación telefónica entre los dos dirigentes, el vicecanciller ruso Sergei Ryabkov dijo que Rusia podría desplegar recursos militares en Cuba y Venezuela, lo que levantó una ola de críticas y reacciones, tanto de opositores cubanos dentro y fuera de la Isla, como de los gobiernos democráticos.

Buena prueba de ello es también es la visita oficial a Cuba, horas antes de la invasión rusa a Ucrania, de Vyacheslav Volodin, presidente de la Duma y hombre de absoluta confianza de Putin. En La Habana abordó con dirigentes cubanos "la cooperación" bilateral, para después viajar a Nicaragua, otro aliado de Moscú en la región.

El régimen comunista cubano, aliado de Putin, atraviesa una grave crisis económica, y afrontar el pago de la deuda le resulta inviable, por lo que ha aprovechado la coyuntura de Rusia en Ucrania para sacar beneficio de la ocasión, dejando de pagar la deuda. Rusia aprovecha para reforzar la perspectiva de una supuesta cooperación que no existe, ya que, como se ha visto, la supuesta ayuda multilateral de Putin a los países pobres se acaba cobrando, tarde o temprano, aunque sea en 2027.

Junto al impago a Rusia, conviene recordar que el régimen comunista ya hizo otro tanto con el Club de París, cuando el pasado mes de junio de 2021 reestructuró los términos del pacto de 2015 para el pago de su deuda con sus acreedores del Club que incorporaban una quita de 8.500 millones sobre los 11.100 millones de dólares adeudados. Un regalo.

De todo lo expuesto, parece que va siendo hora de que el régimen comunista cubano ofrezca transparencia y credibilidad con respecto a la deuda internacional. Los acreedores de la deuda internacional, los medios de comunicación y, en particular, los gobiernos implicados, deberían exigir al régimen castrista una información relativa a sus obligaciones financieras, como las que ofrecen otros países, y condicionar cualquier crédito a corto o largo plazo, a esa información. Ya no basta justificar esa ocultación con la cuestión del embargo o bloqueo.

Solo con luz y taquígrafos se podrá conocer el margen de insolvencia de una economía que, al menos a nivel interno, ha hipotecado el 20% de su PIB en un déficit que no consigue controlar, y un nivel de endeudamiento acumulado del 120% del PIB. No salen las cuentas.

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2 comentarios

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Total, si nunca van a pagar, y si Rusia no lo sabe, es bastante comemierda.

Profile picture for user Ana J. Faya

No solo se necesita transparencia sobre esos acuerdos de la deuda con Moscú, que incluye --y sobre todo-- a cambio de qué se renegocia esa deuda en plena guerra de Rusia con Occidente.
Rusia hace muchos años que no es el Ministerio de Ayuda y Cooperación de La Habana.