Los trabajadores 'por cuenta propia' en Cuba pueden padecer "un verdadero dolor de cabeza (si) desean adquirir insumos, piezas y equipamiento sin acudir a mercados informales", reconoció el periódico oficialista Juventud Rebelde.
En un restaurante de La Habana Vieja se siente la subida de los precios en un producto tan básico como el pan. "Antes valía a diez pesos el paquete, pero hoy te lo encuentras a 30 o 40 pesos, y con mucha suerte. Tenemos que comprarlo al precio que lo hallemos", dijo la camarera Noemí González.
También en Santiago de Cuba hay escasez. Martín Copello, dueño de la panadería privada Las mimiquis, contó que "durante los meses de enero y febrero, el Mercabal no ha vendido harina, tampoco los establecimientos de la cadena Cimex, ni en CUC ni en moneda nacional; pude conseguir en las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible)".
Copello pasó de comprar un kg de harina a 5,80 pesos en el Mercabal a 12,80 pesos. Ahora compra la harina a 28,90 pesos (1,33 dólares) en las tiendas en MLC (monedas libremente convertible), reseñó la citada fuente.
"La mantequilla y el aceite nos han costado más. Tendremos que elevar un poquito el precio de la galleta porque si no se afectará el ingreso de los muchachos, que deberá crecer como el del resto del país, y no daría la cuenta con tantas tarifas por pagar: arrendamiento, corriente, local, equipos…", dijo Copello.
Entre la escasez y la burocracia
"El azúcar la adquiríamos en bodegas o mercados, de forma liberada, y como sabemos ahora esto no está funcionando. Tampoco disponemos de una asignación en un mercado mayorista, como otros tipos de actividades sí la tienen", dijeron los vinicultores holguineros Luis Alberto Bermúdez y Yailén Ávila.
Bermúdez, vicepresidente del club Bayado en Holguín, contó que la producción de su negocio familiar está amenazada por el escaso suministro de materias primas como las cápsulas de sellado. "Hemos intentado adquirirlas, y hasta la fecha no hemos podido. El Fondo de Bienes Culturales, institución que nos representa en la exportación, aduce que no es competencia de ellos suministrarnos materias primas", dijo.
"En Martinica se interesaron por el producto de una vinicultora cienfueguera y ella les habló también de distintos vinos que elaboramos en Holguín, en el Club de Vinicultores Bayado. Pero aquí trabajamos con muchas materias primas recicladas y para la exportación se requiere usar productos nuevos, dígase botellas, tapones u otros; los cuales son difíciles de producir acá y de importar también debido a los lastres administrativos", agregó.
Didier Acosta, dueño de un negocio de fotocopias e impresión en Sancti Spíritus, coincidió en que el mercado mayorista en Cuba sigue siendo un problema para los cuentapropistas, así como la demora en los trámites legales que posibilitan tener todos los papeles en regla.
Desde el inicio de la llamada Tarea Ordenamiento, Acosta subió los precios de las impresiones solo el doble. "Estamos por debajo del monto en el sector estatal", dijo. El Gobierno de Cuba estableció una subida media de cuatro veces de los precios después del 1 de enero de 2021, cuando comenzó la reestructuración económica.
Acosta contó que no logra importar impresoras y papel, ni encadenarse con empresas exportadoras o de sustitución de importaciones. "Llevamos un año en eso y no hemos podido firmar el contrato que nos permita conseguir la tecnología necesaria. Hacerlo, nos beneficiaría en la obtención del MLC", afirmó.
El medio oficialista Juventud Rebelde insistió en culpar de la situación en Cuba al embargo de Estados Unidos y la pandemia de coronavirus, pero reseñó los problemas burocráticos y la falta de insumos.
"Es cierto que no están creadas todas las condiciones desde el punto de vista de suministros e insumos. Tenemos que trabajar en eso. Nuestra economía no renuncia a tener un abastecimiento estable en los mercados mayoristas, es un objetivo por alcanzar", dijo el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, en el programa Mesa Redonda de la televisión cubana.
Por su parte, Yosvany Veranes, un vendedor de churros en la esquina de San Ignacio y O’Reilly, en La Habana, dijo estar más preocupado por la subsistencia diaria para mantener a sus hijas y esposa.
"Cobro por lo que se genere en ventas en el día. Previo a la pandemia me montaba en 80 o cien pesos diarios, pero en esta época no llega a los 40 pesos. He tenido que rebajar el precio de los churros y preparar menor cantidad de masa. Si la cosa sigue así tendré que cerrar y buscar un nuevo empleo", contó.