La salud del preso político cubano Roberto Pérez Fonseca se continúa resquebrajando y su hermano, el activista exiliado Alberto Ortega Fonseca, conocido en redes sociales como Albert Fonse, informó en su perfil de X que, luego de que la madre de ambos visitara este lunes la prisión de Quivicán, en Mayabeque, "se encontró a mi hermano con dolores muy fuertes por las úlceras estomacales y vomitando".
Ortega Fonseca detalló que, después de la visita, la madre recibió una llamada de Pérez Fonseca, "informándole que los guardias, que supuestamente inspeccionan lo que se debe entrar a la cárcel, le habían robado comida, lo que mi madre le llevó con mucho esfuerzo para su alimentación mensual".
Dijo, asimismo, que los agentes represores le robaron leche a Pérez Fonseca, "que es esencial para la salud de mi hermano por las úlceras", subrayó.
Pérez Fonseca fue condenado a diez años de cárcel por participar en las manifestaciones del 11J en San José de las Lajas. La Fiscalía lo acusó de romper junto a otros manifestantes un cuadro de Fidel Castro. Fue sentenciado por los supuestos delitos de "atentado", "desacato", "instigación para delinquir" y "desorden público".
Su madre, Liset Fonseca, denunció en marzo a Martí Noticias que el prisionero político podría tener daños serios a su salud después de inhalar óxido de calcio durante su confinamiento en una celda de castigo en la prisión de Quivicán.
Pérez Fonseca fue recluido en dicho espacio de castigo tras manifestarse, el 19 de febrero, en el patio de la cárcel, en memoria del prisionero político muerto en huelga de hambre Orlando Zapata Tamayo. Desde que fue encarcelado, Pérez Fonseca ha estado tres veces en celdas de aislamiento. En una ocasión, incluso, estuvo durante seis meses en una celda oscura y tapiada, llena de mosquitos, según denuncias de la familia.
No es esta la primera vez que se agrava su salud debido a las úlceras, los vómitos y los maltratos a los que es sometido en prisión. En enero, el grupo de asesoría legal Cubalex informó de padecimientos similares en el prisionero y de la falta de medicamentos para tratarlo.
"La salud y el bienestar de los reclusos deben ser prioridad y el Estado tiene la responsabilidad de garantizar el respeto de estos derechos fundamentales", alertó Cubalex. La organización señaló, además, que "la negativa deliberada a brindar atención médica, incluso cuando los síntomas persisten, se puede interpretar como una forma de infligir dolor intencionadamente".
Laritza Diversent, directora de Cubalex, indicó que la sentencia de este preso político "es excesiva" y viola todas las garantías del debido proceso. "Responde a una política penal" con "sanciones severas como efecto ejemplarizante para que el resto de la sociedad se inhiba", y de esa manera "infundir temor y miedo".