Tres presos políticos que se manifestaron el 11 de julio de 2021 (11J) en la ciudad de Santa Clara denunciaron los castigos y las precarias condiciones a las que son sometidos en las cárceles, reportó Martí Noticias.
Leonel Tristá García recibió la negación del régimen penitenciario de mínima severidad, que ya le correspondía por el tiempo que ha cumplido de condena. Según el citado medio, Tristá no podrá beneficiarse de un cambio de régimen "por haberse plantado el pasado mes de noviembre en el penal Alambradas de Manacas". Con su huelga de hambre, este preso político pretendía denunciar los maltratos y el hostigamiento que sufren los reos, tanto políticos como comunes, en esa cárcel.
"Me negaron por un año la mínima ahora en enero. Hasta el año que viene", dijo Tristá, quien aún se recupera de las secuelas que le dejó la huelga.
Esta es una de las medidas represivas que emplea el régimen cubano contra los presos políticos. Hace poco más de una semana, las autoridades negaron en Artemisa una rebaja en el régimen de severidad a cinco presos políticos. Ello les hubiese permitido seguir cumpliendo sus sanciones en un campamento.
Sobre las condiciones de la prisión, Tristá señaló: "El caldo es agua. Aquí no hay medicamento ninguno. La pelea está dura, pero hay que seguir para adelante. Lo importantes es que estamos vivos".
El preso político, de 38 años de edad, cumple ocho años de condena por los presuntos delitos de desacato, atentado y desórdenes públicos. Ha transitado por diferentes cárceles de la provincia y ha realizado más de una huelga para reclamar sus derechos como reo.
También desde Alambradas de Manacas, el preso político Maikel Armenteros Oramas alertó sobre la situación crítica que enfrenta: padeciendo asma y otras enfermedades, sin acceso a los medicamentos que necesita.
"Aquí estoy con el asma y no me están dando medicamentos, están en falta. Hace seis meses que el aparatico (inhalador) de asma no hay, y ahora me separaron para ahí, para el cubículo. Tremenda frialdad ahora ahí, porque le dio la gana al jefe de Orden Interior, Martínez. Demasiados chinches, mosquitos", aseguró.
Armenteros tiene 41 años de edad y ha sido operado tres veces en la cabeza por un accidente de tránsito ocurrido hace años que le ha dejado secuelas. Cumple siete años de condena por los supuestos delitos de atentado y resistencia y es uno de tres miembros de la misma familia, junto a su hermana, paciente de VIH, y su cuñado, que están encarcelados por su participación en las protestas del 11J en Santa Clara.
En otra prisión de la provincia, conocida como "El Pre" de Santa Clara, cumple condena Liván Hernández Sosa en delicado estado de salud, aquejado de diabetes y otros padecimientos.
"Estoy bajo de peso, yo mido 1,76 metros y estoy pesando 60 kilogramos. Vino un clínico por el problema del azúcar y me pusieron una dieta, la cual no me la están dando. Y entonces ya me he cansado de protestar y de reclamar. Seguimos en el mismo peloteo, no me dan la dieta. La comida aquí esta crítica: arroz, entre 40 y 50 gramos, y picadillo apestoso. No están dando más nada. El desayuno hoy por la mañana lo que nos dieron fue un vaso de infusión de mata de naranja, caliente, sin azúcar y sin nada", explicó el preso político.
Hernández denunció le presencia de chinches y que los reos no reciben sus beneficios. De sol "lo que dan son diez, 15, 20 minutos, según se les ocurra a ellos (debería ser una hora). Las chinches no te dejan dormir, yo estoy lleno de picadas de chinches. Esto está que es un oeste, esto es una locura", denunció el joven de 31 años.
Este preso del 11J cumple una condena de cuatro años por su participación en las manifestaciones de Santa Clara. En más de una ocasión ha sido enviado a celdas de castigo por realizar protestas en reclamo de medicamentos, atención médica y mejores condiciones carcelarias.