Algún día tendremos que reconocer que les hemos fallado a los presos políticos. Mientras la opinión pública cubana se distrae con las pendencias domésticas de cualquier cantante de reguetón, hay relojes que se quedaron detenidos el 11 de julio de 2021. Entre ellos, también, de exponentes del género urbano que merecen y necesitan mucho más de nuestros desvelos de entretenimiento.
Uno de los ignorados valientes es Dayán Gustavo Flores Brito, cuyo nombre artístico es Yan Crey, vecino de Juan Delgado, a quien la policía señaló como uno de los líderes de la protesta por el cine Mantilla aquel domingo 11 de julio. La manifestación en la que participaba avanzó hasta la Esquina de Toyo, donde famosamente ocurrió el enfrentamiento de plomo contra piedra con la Policía (aunque a la dictadura no le guste hablar de las balas). En su misma causa judicial estaban los por entonces menores de edad: Rowland Castillo, Brandon Becerra y Kendry Miranda, también el osado Duanny Dabel León, Kevin Damián y Yunaiky de la Caridad, cuyos padres han salido a la luz pública, inconformes.
Yan Crey nos cuenta en una carta desde la cárcel de máxima seguridad Combinado del Este, que desde niño se vinculó a proyectos artísticos y luego se interesó de manera "empírica" por el género urbano. Empezaba el camino profesional en esta variedad cuando llegó la pandemia y luego salió a la calle.
"Mientras me desempeñaba como artista —nos dice— [fui] formándome un criterio sobre la realidad política, económica y social en que se encontraba mi país, llegando a la conclusión de que algo había que hacer para cambiar (…) El pueblo cubano se encontraba y se encuentra en una miseria sin precedentes en la historia de Cuba. En medio de toda esta situación y criterios personales es que me veo sumido como un cubano más en las protestas pacíficas populares y el estallido social que aconteció el 11 de julio de 2021. Como un cubano más salí a la calle a protestar, siempre de manera pacífica, resultando detenido por fuerzas elites del Ministerio del Interior. Fui conducido a 100 y Aldabó. En ese centro penitenciario permanecí alrededor de 27 días en una fétida celda con 11 manifestantes más".
Después de pasar por la cárcel Valle Grande, Dayán fue a parar al Combinado, donde se encuentra ahora. Tenía una petición fiscal por el delito de sedición de 20 años, que quedaron en 14. Él tiene apenas 23.
"Fuimos sentenciados en amañados juicios sin garantías legales y actualmente me encuentro cumpliendo una injusta y arbitraria sanción de 14 años de privación de libertad, rogándole a Dios y al mundo para que sea revindicada esta injusticia y obtener nuestras libertades", dice en su carta.
Su disposición es la de los presos políticos del 11J que "mantienen sus convicciones" desde la cárcel. No son pocos, aunque sus nombres merezcan la popularidad que no tienen. Tampoco es fácil el trance por el que están pasando desde aquella fecha en que la dictadura se quitó la máscara y convirtió en arquetipo.
"Amigos, al caer la noche, miro a mi alrededor y todo me inspira soledad. Es un infierno vivir entre tanto silencio rodeado de hombres con diferentes historias. Ninguna repetida. Todos sufren en silencio las deserciones y las añoranzas de algún ser querido. Unos inocentes. Otros cargan la culpa y las consecuencias de lo que hicieron. Todos rodeados de historias y recuerdos. Pero siempre en el mismo vacío: la soledad que se apodera de nuestro cuerpo y el alma. Tratando de refugiarnos en una foto, una carta, una llamada telefónica. Pero ella siempre está presente. No se aleja ni un instante… Hay un día más que otro que te despiertas vanidoso y presumido para sentirte libre y único. Pero todo es mentira porque sigues atado de pies y manos sin poder hacer nada. Sin nada que te motive. Desgarrándote el corazón y partiéndote el alma. Sin hallar solución a tus problemas hasta sentirte mal contigo mismo", escribe.
Yan Crey iba bien por su camino en el género urbano. Tan bien que había llegado a grabar con Chocolate, Wildey, Harrison, Anuvis. Un video del incansable activista Marcel Valdés resume estos trabajos. Cuando le pedí que enviara un mensaje a sus colegas del género respondió, refiriéndose a su cárcel: "Les diría que solo es un tiempo que es parte del tiempo… que sigan enfocaos y haciendo música".
El adoctrinamiento hace a los hombres sumisos miserables, pero cuando los hombres escapan de éste, se tornan sus mentes independientes y abiertas; y eso es lo que está pasando en miles de jóvenes cubanos.
Es triste