Vecinos de una barriada cercana a la conocida Esquina de Toyo, en Diez de Octubre, La Habana, protestaron con un cacerolazo en la noche del viernes tras más de 12 horas de apagón, confirmaron a Martí Noticias el activista Adelth Bonne Gamboa.
"Desde las 8:05AM hasta las 11:20PM estuvimos en un apagón. Primero, dijeron (en Atención al Cliente de la Unión Eléctrica) que era que estaban podando, y después de las 5:00PM, a tanta insistencia de la gente, respondieron a algunas personas que era que había explotado un transformador. Casi 11:00PM, se da el cacerolazo", dijo Bonne.
"Fue cerca de las calles Serrano y Santos Suárez, en toda esa zona. No hubo protestas en la calle, fue cada cual desde su casa, pero retumbó bastante en el barrio porque, por el sonido, te puedo asegurar que había más de diez calderos sonando, y más de diez gargantas gritando. Como a los 20 minutos de estar en cacerolazo es que ponen la corriente, y entonces viene el corte de internet general, porque le tienen mucho miedo a esta zona. Mi línea ya no funcionó ni para internet, ni para llamadas", explicó el activista.
"En Santos Suárez se sonó caldero y se gritó 'singao' (apelativo popular contra Miguel Díaz-Canel). Aunque me amputen los dedos con la lengua lo escribo. A ti, G2 (Seguridad del Estado)", dijo Bonne en una publicación de Facebook.
Según Martí Noticias, otro cacerolazo ocurrió el viernes también en Diez de Octubre. "Había dos edificios aquí que no tenían corriente, en la Calzada de Diez de Octubre, entre San Nicolás y la Calzada de Luyanó. Fui testigo de como, con cacerolazos, los vecinos de dos edificios lograron que vinieran a poner la corriente, después de haber estado cuatro días aguantando. He escuchado que también hubo unos cacerolazos en la zona de Santos Suárez", declaró al citado medio la activista Bárbara Farrat.
El régimen intervino la línea móvil de Farrat: "El viernes tuve corte de internet, probablemente de media hora a una hora. El sábado, la noche entera. No fue solamente que me tumbaran el internet, no me dejaban hacer llamadas. Era como si no tuviera línea".
"El cubano, por lógica, ya se está dando cuenta de que aquí las cosas no hay formas de pedirlas por las buenas, que aquí las cosas se resuelven de esa forma: tirándose a la calle y haciendo cacerolazos", concluyó la madre de Jonathan Torres Farrat, manifestante del 11J condenado por el régimen.
"El espíritu contestatario, el espíritu de libertad, el espíritu de protesta, todavía sigue en los cubanos, en zonas como se dice vulgarmente 'calientes' de La Habana, y la gente sigue protestando. La gente sigue manifestando su descontento en contra la dictadura", apuntó por su parte Bonne.
Las 589 protestas registradas por el Observatorio Cubano de Conflictos durante julio pasado convirtieron a ese mes en el más activo de lo que va de 2023, al establecer un aumento del 42,3% con respecto a junio, cuando se tuvo constancia de 175 hechos menos.
Un 29,1% de cubanos encuestados por Cubadata dijo que se uniría sin pensarlo a una protesta en la Isla, mientras el 43,5% "tal vez" lo haría, de lo que se infiere que una mayoría (72,6%) se plantea su participación, según un estudio publicado en julio por el proyecto independiente.
Protestan por la falta de electricidad, no lo hacen por la libertad, ni para que se vayan los Castro; las fiestas de los CDR están aseguradas.