El régimen cubano se supera para contrarrestar la protesta de la intelectual Alina Bárbara López

Ya el régimen cubano no sabe cómo acallar la protesta pública. Ahora elige tratar de frustrar una manifestación pacífica en solitario con un acto oficial fuera de contexto y una orquesta sin público, tal y como lo vivió la doctora en Historia Alina Bárbara López Hernández el jueves en Matanzas.

De acuerdo con un texto aparecido en su muro de Facebook, titulado "Pequeña crónica del 18 de mayo", en la pasada jornada la intelectual cumplió su promesa de regresar, como ha hecho desde marzo, al céntrico Parque de la Libertad de esa ciudad para, durante una hora, en silencio, sin carteles, demandar una Asamblea Nacional Constituyente; que el Estado deje de desentenderse de la crítica situación de ancianos, jubilados, pensionados y familias cubanas que están en pobreza extrema; libertad para los presos políticos sin exilio obligatorio, y cese del hostigamiento a quienes ejercen su libertad de expresión.

"No me sorprendió encontrar la parafernalia de un acto político organizado, que comenzó no más me vieron llegar", apuntó.

"Micrófonos, equipos de amplificación, banderas, música altísima y grupos de funcionarios y agentes de Seguridad del Estado, identificables siempre. Lo que sí me causó asombro fue el motivo anunciado del acto: un homenaje por la muerte de José Martí; pues no es hoy, sino mañana 19". 

López Hernández compartió junto a su publicación fotos y videos de los hechos, en los que se hace evidente que apenas dos decenas de personas asistían a la presunta celebración, en su mayoría funcionarios y trabajadores de entidades oficiales.

"La primera parte fue la habitual: las notas del himno nacional (por supuesto, me puse de pie por respeto a un símbolo patrio que es de todos, no solo del Gobierno); dos intervenciones (leídas, es obvio que lo aclare) con vivas a los dirigentes y las consabidas consignas; una coreografía infantil y dos pequeñas que declamaron muy mal una poesía", relató.

"A partir de ese momento, y durante el resto de la actividad, que fue la mayor parte del tiempo, presencié uno de los mayores agravios que he visto hacer a la memoria de nuestro Héroe Nacional: un grupo musical, identificado como 'La Sonora Caribe', y que aclaró estar evaluado por el Centro Provincial de la Música, dedicó un 'concierto' a la luctuosa efeméride, cuyo primer grito fue: 'Gozadera pa llá, hay mucho sol, pero hay que divertirse'".

López Hernández calificó el "concierto" como "uno de los incidentes más surrealistas e incómodos que he vivido".

"El primer número musical fue un bailable con aires barranquilleros cuyo estribillo decía: 'Yo me quedo en La Habana y no vuelvo más, el amor de Carmela me va a matar'. 'Idilio', 'Un montón de estrellas', 'A Bayamo en coche', fueron algunos de los títulos interpretados. En ocasiones pedían 'las manos pa rriba' y 'darle alegría a tu corazón', y aquellos funcionarios tiraban su pasillito y se divertían".

"Sentí no tener las habilidades de Pigmalión para que la estatua de aquel hombre genial bajara de su pedestal y se marchara", dijo, en referencia al monumento a José Martí en el centro del Parque de la Libertad y ante el cual se produjo el "concierto".

"Llamé a un señor que pasaba de un lado a otro y le pregunté si era uno de los organizadores de la actividad, dijo que no y le expresé lo inadecuado de esa música en una efeméride triste para la historia de Cuba. Lo observé dirigirse a un grupo de personas y conversar; en pocos minutos se acercaron al conjunto y le pidieron al director que tocara 'La Guantanamera'. Como no tuvieron el cuidado de cerrar el micrófono, se escuchaba la lucha del pobre hombre para convencer a sus músicos: 'vamos, caballero, si 'La Guantanamera' no tiene metales fuertes'. Era evidente que no la habían ensayado, si es que la tenían montada. Fue una de las peores interpretaciones de ese número que he oído jamás", subrayó López Hernández. 

"Y para colmo, en aquella aberración de acto nadie pensó en colocar flores a quien dijera que al morir quería en su loza un ramo... Con mucha vergüenza ajena coloqué el pequeño arreglo floral que le llevé a Martí; lo hice a un costado del monumento, porque las escaleras de acceso estaban ocupadas por los 'músicos'", cerró su relato.

Para finalizar, ironizó: "Espero que el 18 de junio tengan más civismo y buen gusto para concebir la actividad de recibimiento que me harán. Como en esa fecha se conmemorará el Día Mundial de la Gastronomía Sostenible, ojalá me sorprendan agradablemente con una feria culinaria. Con seguridad atraerán al público espontáneo que hoy no estuvo".

El pasado 18 de abril, una decena de cubanos secundaron la protesta pacífica convocada por López Hernández en varias ciudades cubanas. Desde entonces, varios han sufrido hostigamiento.

Por ejemplo, el escritor y periodista Jorge Fernández Era se encuentra en arresto domiciliario; el profesor Pedro Albert Sánchez, quien cumple una injusta condena de cinco años de limitación de movimiento por su participación en las protestas del 11J, ha sido amenazado por la Seguridad del Estado con volver a encarcelarlo, y el periodista de DIARIO DE CUBA José Luis Tan Estrada fue advertido el propio jueves de que podría ser acusado y procesado penalmente si volvía al parque de Camagüey donde se manifestó.

Pese a lo anterior, Fernández Era se reunió con otras cinco personas en el Parque Central de La Habana el jueves, ante el monumento a Martí. En su camino al lugar, denunció que "el primer teniente Laffita, mi instructor de cargos", lo interceptó para amenazarlo.

Ya ante el monumento a Martí, donde depositaron flores, "nos dimos cuenta, desde mucho antes, de la presencia más allá de cuatro policías: dos mujeres y dos hombres. Muy cerca, un tipo de civil nos filmaba con su celular. Me le acerqué para que me tuviera más a mano y no supo aprovechar la oportunidad: se fue y no lo vimos más", refirió en una publicación en Facebook.