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Represión

Al menos cinco víctimas mortales: el saldo de la Policía cubana en dos años

Otros dos cubanos murieron en circunstancias que involucran a la Policía, y los relatos de los hechos suscitan sospechas.

Madrid
Ilustración.
Ilustración. Diario de Cuba

Las muertes de los cubanos Zinadine Zidan Batista Álvarez, Roldy Polo Pérez, Diubis Laurencio Tejeda, Yamisel Díaz Hernández y Hansel Ernesto Hernández Galiano tienen algo en común: ocurrieron a manos de la Policía.

Cuando se ha cumplido un año de la muerte del cubano Laurencio Tejeda, baleado durante las protestas que estallaron en Cuba el 11 de julio de 2021, sin que el policía responsable haya sido juzgado, DIARIO DE CUBA hace una revisión de estos casos, que han ocurrido en los últimos dos años.

El hecho de que las autoridades cubanas hayan justificado la actuación de sus agentes y no se conozca hasta el momento sanción contra alguno de ellos, envía a la población el mensaje de que la Policía en Cuba goza de impunidad y puede matar sin que pase nada. Si mata a alguien que protesta contra el régimen, tiene de hecho más probabilidades de recibir un premio que un castigo.

Zinadine Zidan Batista Álvarez

En cuatro de estos cinco sucesos, el régimen y sus voceros respaldaron el empleo de las armas reglamentarias por parte de los agentes que dispararon, incluso cuando el muerto fue un menor como Zinadine Zidan Batista Álvarez, quien el pasado 2 de julio se convirtió en la más reciente víctima fatal conocida de la Policía cubana.

Según testigos de los hechos, Batista Álvarez, de 17 años, murió desangrado en el suelo, esposado bocabajo, tras recibir tres disparos, en el barrio Condado de la provincia Villa Clara.

"El disparo mortal ya era innecesario, debido a que el ultimado se encontraba ya herido e imposibilitado de poder poner en riesgo la vida del agente policial", dijo el opositor, ex prisionero político y líder del Frente Antitotalitario Unido (FANTU), Guillermo Fariñas, quien aseguró haber obtenido información de testigos presenciales.

Varios videos que circularon en redes sociales, y fueron compartidos por el periodista de AméricaTevé Mario J. Pentón en su perfil de Facebook, mostraron a al menos una decena de uniformados con pistolas desenfundadas y blandiendo sus tonfas frente a una multitud que los increpaba, mientras el joven yacía en la calle boca abajo, con la ropa ensangrentada.

Sin embargo, el Ministerio del Interior de Cuba (MININT), que tardó más de 24 horas en ofrecer un explicación, dijo que la Policía respondió a un llamado de la población por "una alteración del orden público, en el que peligraba la vida de dos mujeres" y Batista Álvarez intentó agredir a un agente con un cuchillo. 

Los compañeros del policía dispararon el arma reglamentaria, "ante el peligro inminente de la vida del oficial", según la versión del MININT, que describió al fallecido como un individuo de "conducta violenta, con múltiples antecedentes delictivos", sin mencionar que era menor de edad.

Roldy Polo Pérez

El 16 de febrero pasado, un policía mató de un disparo por la espalda al músico Roldy Polo Pérez en Vega Larga, municipio de Baracoa, de Guantánamo.

El músico, que trabajaba en la Casa de Cultura local y se encontraba celebrando su cumpleaños, habría tenido una disputa con el agente que le disparó, identificado como Roelvis Mendoza, lo que no fue confirmado por el MININT.

En este caso, el MININT no intentó desacreditar al fallecido, aunque tampoco mencionó que era un trabajador de Cultura. Sí se presentó como víctima en una nota en la que acusó a los medios independientes y autores de denuncias sobre el hecho en redes sociales de intentar "afectar la imagen de la Policía Nacional Revolucionaria".

Aunque el MININT calificó lo ocurrido como "un hecho extraordinario", el hermano de la víctima, Rafael Pérez, aseguró luego que el homicida "ya había arrebatado una vida en La Habana. Lo trajeron de traslado para Baracoa".

Según Pérez, otros policías se refirieron al agente como "un corrupto", lo que hace inexplicable que continuara en el cuerpo policial y portara un arma.

Diubis Laurencio Tejeda

La única muerte reconocida por las autoridades cubanas en las históricas protestas del 11J fue la de Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años, quien el 12 de julio de 2021, durante las manifestaciones que ocurrieron en el barrio de La Güinera, del municipio Arroyo Naranjo, en La Habana, recibió un disparo del subteniente de la Policía cubana Yoennis Pelegrín Hernández, quien además hirió a otros cinco manifestantes, entre ellos el menor de 16 años Yoel Misael Fuentes García. 

El MININT aseguró que Laurencio Tejeda tenía "antecedentes por desacato, hurto y alteración del orden, por lo cual cumplió sanción", lo que fue desmentido por vecinos y familiares, que relataron además a DIARIO DE CUBA que el tiro fue por la espalda, y que la bala le atravesó el pulmón y se alojó en el corazón.

Mientras la inmensa mayoría de los manifestantes, apresados en los días siguientes a las protestas cumplieron prisión provisional, sin importar que sus acciones hubieran sido pacíficas, ni la falta de antecedentes penales ni que en muchos casos fueran menores de edad, el oficial que mató a Laurencio Tejeda no fue imputado hasta septiembre de 2021.

En enero de 2022, este medio supo, a través de un abogado cercano al caso que pidió no ser identificado, que Pelegrín Hernández no tenía hasta entonces una fecha prevista para su enjuiciamiento ni petición fiscal por parte de la Fiscalía Militar, que en septiembre de 2021 le abrió el expediente 87/21, lo acusó de homicidio y lesiones graves.

Un año después de los sucesos de la Güinera, Pelegrín Hernández no solo se encuentra libre y es jefe de sector en el barrio de Mantilla, en el mismo municipio Arroyo Naranjo, sino que le dieron una moto mejor que la que tenía previamente, según relataron familiares de su víctima a DIARIO DE CUBA.

Su permanencia en libertad es una burla no solo para la familia de Laurencio Tejeda y los cubanos heridos, sino para los manifestantes condenados a desproporcionadas penas de hasta 30 años de cárcel, sin haber provocado ninguna muerte.

Yamisel Díaz Hernández

Un año antes de la muerte de Laurencio Tejeda, a inicios de julio de 2020, otro policía mató a Yamisel Díaz Hernández, de 32 años y padre de tres hijas, en San Cristóbal, Artemisa.

Según el MININT, Díaz Hernández era un ladrón violento que agredió al policía con un machete durante un intento de robo y este disparó en defensa propia.

El padre del joven no creyó esta versión, alegando que su hijo no tenía ningún tiro en el pecho, como había dicho la Policía, sino "debajo de la mano, por el costado, y ningún policía da un tiro por el costado si tú le vas pa' rriba", dijo el hombre.

Hansel Ernesto Hernández Galiano

Menos de 15 días antes, el 24 de junio de 2020, la Policía cubana había matado, también de un tiro, al joven Hansel Ernesto Hernández Galiano y, una vez más, el MININT había dicho que el agente que disparó actuó "en defensa propia".

Hernández Galiano habría sido sorprendido "in fraganti" mientras robaba y, durante la fuga, habría lanzado piedras al policía. Este, para defenderse, le disparó, según la versión oficial. Sin embargo, la familia dijo que tenía tiros en la espalda.

Esta muerte ocurrió un mes después de que un policía blanco en Estados Unidos asfixiara a George Floyd, de raza negra. El suceso acaparó buena parte de la atención de la prensa internacional, aun en medio de la pandemia de Covid-19, y fue aprovechado por los medios oficiales cubanos para poner el foco sobre el racismo que impera en el país vecino.

La muerte de Hernández Galiano no atrajo ni la cuarta parte de la atención generada por la de Floyd. Sus familiares, a diferencia de los del estadounidense, no tuvieron la oportunidad de hacerle a su cuerpo una autopsia independiente y tuvieron que conformarse con la oficial. Se supo luego que el cadáver fue cremado, aunque no se conoció si por decisión de la familia.

De los cinco cubanos muertos a manos de la Policía en los últimos dos años, al menos cuatro eran negros o mestizos. Que fueran blancos no restaría un ápice de gravedad a los hechos, pero que hayan sido negros o mestizos evidencia que el régimen mantiene a los afrodescendientes cubanos en las peores condiciones de pobreza y marginalidad, mientras les repite el discurso de que supuestamente los hizo "personas".

Christian Barrera Díaz y Luis Alberto Sánchez Valdés

Además de estas cinco muertes provocadas por las fuerzas del orden en Cuba, otras dos involucraron a la Policía: se trata de las de Christian Barrera Díaz y Luis Alberto Sánchez Valdés. En ambos casos, los relatos oficiales despertaron sospechas.

Barrera Díaz, de 24 años, apareció ahogado en Playa Larga, Matanzas, el 15 de julio de 2021, tres días después del inicio de las protestas del 11J, según la versión dada por la Policía a su familia, que no supo del hecho hasta el 5 de agosto.

La hermana del joven muerto, Dianelys Barrera, quien publicó en redes sociales la carta que envió a la Policía cuestionando la historia contada a su familia, relató que su hermano estaba desaparecido desde el 12 de julio y que la Policía le dijo a su padre el día 16 que estaba detenido en una prisión de Matanzas. Desde entonces, la familia lo buscó por las prisiones en la provincia y el joven "no apareció en ninguna".

"Mi hermano siento que me lo mataron ellos a golpes, no le tiraron una foto, no le hicieron una foto, porque dicen que estaba muy descompuesto y no tenía huellas dactilares. En conclusión, lo enterraron en una fosa común. Es así el proceder en Cuba. Es así, y todo a raíz de los procesos del 11 de julio", denunció Barrera.

En el caso de Sánchez Valdés, conocido como Lilipi, la versión oficial, exculpatoria de la Policía como las anteriores, fue que los agentes le pidieron el carné de identidad el 8 de diciembre de 2020, "entre las 10:30AM y las 11:00AM de la mañana, en las proximidades de la tienda La India". Sánchez Valdés entregó uno que "no era el original" porque "estaba en trámites de uno nuevo y el viejo lo tenía en su domicilio".

"De forma repentina, el ciudadano Sánchez Valdés cae de sus propios pies y, como resultado de la caída, se golpea en la cabeza con el pavimento", indicó la versión oficial, que señaló como causa un ataque epiléptico.

Sánchez Valdés sufrió una fractura craneal por la caída y falleció tras permanecer 20 días en cuidados intensivos.

Una fuente cercana a la víctima, citada por la ONG Cubalex, dijo que Sánchez Valdés "se encontraba en una cola", en la que discutió con la Policía. "Lo empujaron y él cayó al piso y se golpeó la cabeza. Aun así, el agente continuó golpeándolo con el bastón", añadió la fuente.

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2 comentarios

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Lamentables las muertes pero...5 muertes en 2 años en una "dictadura" tan terrible como la cubana?...hay "democracias" con cifras mucho mas altas...algo no cuadra...

Da igual que sean cinco o cincuenta, pues tales vidas no importan para la gente "correcta."