Dos periodistas de DIARIO DE CUBA, Yoe Suárez y Jorge Enrique Rodríguez, han padecido durante las últimas jornadas el bloqueo y corte de su acceso a internet, un procedimiento de silenciamiento que el régimen usa de forma regular para evitar que informen y alcen sus voces, sobre todo ante fechas "sensibles", como es el cercano primer aniversario del 11J.
"Desde el viernes 1ro de julio la tiranía socialista cubana mantiene cortado mi servicio de Internet. Puedo postear este mensaje gracias a la solidaridad de una amiga", comentó Suárez el lunes en su muro de Facebook, después de 72 horas de su anterior publicación en esa red social.
"Ser periodista al margen del Estado no debe llevar a esta represalia, ni a una detención, citación o encarcelamiento, como el que hoy padece Lázaro Yuri Valle Roca", indicó, en referencia al también periodista independiente, que fue juzgado la pasada semana y permanece encarcelado esperando sentencia.
Suárez ilustró su publicación con una foto tomada en uno de los barrios de Regla, "edificado durante la República, malvivido gracias al socialismo. Los cubanos residimos en las ruinas de la isla que levantaron nuestros abuelos. La calle, del otro lado, fue asfaltada hace unos meses, después de que los reglanos gritaran 'iLibertad!' el 11J", finalizó su publicación.
El nerviosismo del régimen ante la cercanía de la fecha parece haber sido la causa por la que Jorge Enrique Rodríguez estuviera silenciado desde mediados de junio. En su caso, la selectividad de la represalia hace que solo pueda conectarse en las noches.
"Entre ayer y hoy no he podido conectarme. Mi línea está bloqueada de día, no puede hacer nada y menos sin VPN", dijo durante una directa que hizo de madrugada el domingo. "Este es el único horario en que puedo transmitir en vivo", señaló.
La semana anterior, también su perfil de Facebook fue hackeado, mientras que la suspensión de datos móviles se extendió además a la telefonía y la mensajería.
"No he podido, en dos semanas, realizar como Dios manda mis dos programas: La Directa DDC, todos los lunes, 10AM, hora de Cuba, desde la web de DIARIO DE CUBA, y Lecturas En Tiempo, todos los viernes, 6PM, hora de Cuba", había escrito el 20 de junio.
A raíz de las masivas protestas del 11 de julio de 2021, el régimen impuso a casi todo el país un apagón de internet que fue monitoreado por la entidad global NetBlocks. En un informe hecho público horas después del estallido social en la Isla, el observatorio dedicado a la gobernanza de la red de redes, denunció que el régimen restringió el acceso a las redes sociales y plataformas de mensajería, incluyendo Facebook, Instagram, WhatsApp y Telegram. El corte duró casi una semana.
A inicios de 2021, la organización internacional Access Now y la coalición #KeepItOn hicieron público un informe en el que denunciaron que las autoridades cubanas realizaron en 2020 un apagón completo de internet y bloquearon redes sociales y servicios de mensajería durante tres días.
También ejecutó cortes selectivos en la Calle San Isidro durante el plantón del Movimiento San Isidro y en los alrededores del Ministerio de Cultura durante la protesta del 27 de noviembre de ese mismo año, corte que extendió luego a todo el país.
Posteriormente, ha aplicado el método a innumerables activistas, periodistas independientes y ciudadanos críticos, incluyendo madres y familiares de presos políticos que usan sus redes sociales para exigir su liberación.
Pese a ello, las redes sociales y los servicios de mensajería fueron decisivos en la extensión del llamado a exigir libertad y democracia que sacó a decenas de miles de cubanos a las calles el 11J. Y el régimen sabe que ello podría volver a suceder en cualquier momento.
Mucha movilización por el aniversario del 11J y la protesta se les puede dar en agosto o en octubre, en cualquier momento.
El Titanic castrista se hunde irremediablemente. Hace aguas por todas partes y por mucho que tapen los salideros, aparecerán otros, porque „la batalla de las ideas“ en el internet la tienen perdida. Es un honor para Diario de Cuba.
El barrio debe saber que el Estado los persigue