El coordinador nacional de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer, y su esposa, Nelva Ortega Tamayo, abandonaron el martes la huelga de hambre que iniciaron la semana pasada por el derecho a alimentar a personas necesitadas, y una hora después el régimen le envió un equipo de Salud Pública para impedirles la labor humanitaria "ahora con la justificación del Covid-19".
"Hace cinco días la policía política se retiró tres cuadras más abajo, dejaron de detener a los activistas que entran y salen de la UNPACU y no han robado más productos. Debido a eso, mi esposa y yo suspendimos la huelga sobre las 2:00PM del martes", dijo Ferrer a DIARIO DE CUBA.
"Anunciamos la suspensión y a las 3:00PM mandaron a un equipo de seis individuos de Salud Pública, entre ellos algún agente de la policía política, para decir que aquí había venido a buscar alimentos un caso positivo de Covid-19 que, por lo que hemos averiguado, es todo un invento", explicó el opositor.
"Nos dijeron que no podíamos dar alimentos y les respondimos que aquí se va a seguir dando alimentos. Mientras haya hambrientos y enfermos, vamos a dar alimentos, vamos a dar atención médica y medicamentos", defendió.
En un video que compartió la organización en su canal en YouTube se muestra el diálogo entre el personal sanitario y Ferrer García, desde la llegada del equipo a la vivienda, hasta su retirada, después de realizar las entrevistas a los residentes.
Ferrer García recordó que "el cerco a la sede de la UNPACU empezó el día 6 de julio del año pasado. Cumplió seis meses y cinco días el sábado pasado, cuando fue trasladado tres cuadras más abajo, hasta el policlínico 28 de septiembre".
La asistencia de la UNPACU a personas vulnerables necesitadas comenzó en 2015, dijo Ferrer, y recordó los "allanamientos y asaltos del pasado para acabar con estas ayudas". En estos operativos de la Policía y la Seguridad del Estado les han "robado" vasijas, sillas, mesas, hasta neveras.
El opositor presentó la etapa 2018-2019 como el "punto máximo" de esta labor social, cuando alimentaban a más de 500 personas y asistían con atención médicas a varias decenas diariamente. Estas personas eran atendidas en cinco viviendas de coordinadores.
"A raíz de mi prisión (1 de octubre de 2019) colapsó el programa, porque varios coordinadores decidieron abandonar el país, otros se asustaron y decidieron no seguir en la coordinación, y también los recursos y la organización se vinieron abajo", dijo.
"Cuando salí de prisión en abril de 2020 lo retomé y empezamos alimentando a una treintena de personas. Fue creciendo. Los que antes venían se enteraron que habíamos retomado nuestro programa y comenzaron a venir otra vez", añadió.
Actualmente el número de personas que reciben alimentos de la UNPACU oscila entre 100 y 120.
