El activista Ubaldo Herrera Hernández salió en libertad tras cumplir una condena en prisión de casi cuatro años, luego de ser condenado a una sanción de cinco años por participar en una protesta pacífica en Quivicán, provincia de Mayabeque, y tras la que fue acusado de los delitos de atentado y desacato.
"Yo llego a la prisión por mediación de una protesta que hice en la localidad de Quivicán con otro muchacho. Pintamos carteles por todas las calles y después empezamos a gritar 'Abajo el régimen', 'Abajo el comunismo' y 'Vivan los derechos humanos'. Por esta causa fui sancionado a cinco años de privación de libertad, acusado de atentado", dijo el activista en entrevista con Cubanet.
Sin embargo, tras ser detenido, agentes de la policía política lo golpearon y posteriormente le fabricaron una causa por atentado, narró.
"Me cambiaron la causa. Me iban a soltar con una multa de 150 pesos por ensuciar el ornato público y por desorden público, pero la Seguridad del Estado dijo que no me podían soltar, y entonces me dieron otra golpiza, que todavía estoy padeciendo de ella y, encima de eso, me fabricaron el delito de atentado", denunció.
Herrera Hernández aseguró que "el abuso físico y psicológico es común en las prisiones de Cuba. Tanto, que la mayoría de los presos toman psicofármacos, casi todos están enfermos de los nervios. Las golpizas son grandes, la alimentación es un abuso, no se la comen ni los cerdos".
"Hay que estar allí para sufrir lo que se sufre en una prisión castrista. (...) Este régimen tiene las prisiones tomadas con los esbirros más peligrosos y más asesinos del país", comentó.
"Estuve en huelga de hambre en cuatro ocasiones, por las golpizas, por la falta de asistencia médica y por todas las violaciones de derechos humanos que existen en la cárcel", agregó.
Si la población consume arbitrariamente cualquier cantidad de psicofármacos, qué se puede esperar de los reclusos.
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