A pesar de que el régimen niega la existencia de presos políticos en Cuba y utiliza sus leyes para presentarlos como vulgares delincuentes, cada vez es más visible la situación real de la oposición criminalizada y llevada a la cárcel en la Isla.
En los últimos dos años, entidades internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), Amnistía Internacional (AI) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han emitido resoluciones, medidas cautelares, declaraciones, que han puesto el foco sobre las arbitrariedades de las detenciones y posterior procesamiento penal de activistas.
El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU ha reconocido como tal los arrestos de opositores en cuatro ocasiones desde 2019. La última vez fue en octubre de 2020, cuando consideró que José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), fue llevado a prisión "solo por el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de opinión y expresión, así como su derecho a la libertad de reunión y participación política, entre otros".
Antes, emitió resoluciones sobre el caso del periodista independiente Roberto de Jesús Quiñones, en noviembre de 2019; Josiel Guía Piloto, Marbel Mendoza Reyes e Iván Amaro Hidalgo, en febrero de 2020; sobre Aymara Nieto Muñoz, Eliecer Bandera Barreras, Humberto Rico Quiala, José Antonio Pompa López, Melkis Faure Hechevarría, Mitzael Díaz Paseiro y Silverio Portal Contreras (recientemente liberado), en abril de 2020.
En los últimos 15 meses AI ha calificado como prisioneros de conciencia a ocho cubanos, cinco de ellos en agosto de 2019, una cifra que triplica el número total contabilizado en los cinco años anteriores a 2018.
"Se ha hecho un trabajo mucho más intenso en los derechos humanos, pero lamentablemente también en Cuba hay muchísima más represión y eso es lo que reflejan los organismos internacionales", consideró Javier Larrondo, presidente de Cuban Prisoners Defenders (CPD), organización que documenta de manera exhaustiva la situación de los presos políticos en la Isla y cada mes actualiza los nombres de los activistas condenados a prisión.
Para Larrondo, "ha habido mucha más represión, y organizaciones como AI, por ejemplo, han documentado y respondido a actos represivos muy notorios y escandalosos".
AI ha reflejado un aumento de la represión sobre colectivos como son los artistas y los periodistas. Entre los casos más recientes declarados prisioneros de conciencia, figuran el periodista Roberto de Jesús Quiñones, quien cumplió una condena de un año de cárcel, y el artista Luis Manuel Otero Alcántara, constantemente sometido a arrestos arbitrarios y ahora mismo amenazado, junto a otros 13 activistas del Movimiento San Isidro, con posibles acciones para encarcelarlos.
En agosto de 2019, AI incluso pidió que se modificaran las leyes penales de Cuba para retirar disposiciones que no se ajustan al derecho internacional.
Solicitó el fin de delitos como "resistencia y desorden público", que se utilizan desde hace décadas para reprimir el derecho a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación en Cuba; el "desacato", que consideró una restricción indebida del derecho a la libertad de expresión, y el uso de leyes sobre difamación con el fin o el efecto de impedir las críticas al Gobierno o a cargos públicos, que viola también el derecho a la libertad de expresión.
AI condenó asimismo el delito de peligrosidad social predelictiva, amparada en los artículos 72 y 84 del Código Penal, a los cuales consideró "disposiciones imprecisas y subjetivas que permiten su aplicación arbitraria por las autoridades".
Los opositores defendidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos son más de una decena, una cantidad muy similar a la reflejada por la misma CIDH en los últimos 20 meses, gracias a las denuncias de organizaciones de defensa jurídicas como la propia Cuban Prisoners Defenders y Global Liberty Alliance.
De las listas de presos y condenados políticos en Cuba, 34 estaban siendo defendidos como tal por la ONU, CIDH o Amnistía Internacional en los últimos 20 meses.
En la misma medida que se hace más visible la situación de los presos políticos cubanos a nivel internacional, la represión escala. Así lo demuestra el promedio de cuatro presos políticos nuevos cada mes; siete en noviembre. El crecimiento ha sido exponencial: de 56 presos políticos en enero de 2015 tras la liberación de 53 por la negociación con el Gobierno expresidente estadounidense Barak Obama, a 134 en noviembre de 2020.
Tanto la ONU, como AI y la CIDH han llegado a conclusiones comunes, según informes de CDP: "la prisión política es una práctica sistemática, se utiliza para acallar voces prodemocráticas, se usan falsos delitos comunes fabricados, los juicios carecen de garantía legal, y se viola el derecho a la defensa efectiva".
Amadeus, por suerte para nosotros, como tu dices, la castrocracia de cuba envejeció mal. Es más que probable que en su costumbre de soberbia haya desoído consejos de asesores mas jóvenes de cambiar sus métodos y discursos ante la transparencia, multilateralidad e inmediatez de internet, el "potro salvaje" de Rosales del Toro y Zenaida Costales.
Y ya es tarde, ya hay jóvenes que desde que nacieron ven que todo cambia a peor y viejos que están de vuelta de los mismos discursos cansinos, arengas y frases apocalíticas sobre el capitalismo y el futuro de la humanidad identicas a las de su juventud.
Pero lo peor de todo son las vidas perdidas, el tiempo gastado en vano y un país envejecido e involucionado que se quedó a la zaga del resto de la humanidad.
El régimen envejece mal. Seguir repitiendo el gastado discurso de los años 60's (mercenarios, el imperialismo, la CIA y la "invasión" que nunca llega) deja a la dictadura vieja y ridícula. Ni los mismos jóvenes que gritan al lado de Díaz Canel se creen la verborrea patriotera y esos mismos serán los que mañana si se les presenta la oportunidad. se van para Miami. En un mundo donde las noticias viajan en segundos, donde todos se sabe y es transparenre, el cuento "de que viene el lobo", es obsoleto
Personeros como Susurro Rodriguez, se dan cuenta, por opotunismo, cálculo o maquiavelismo, de que la situación no es favorable a la dictadura en los ojos de la opinión pública internacional (y nacional!) que se sorprende que un grupo de jóvenes del Movimiento San Isidro con demandas pacíficas ha puesto a la oligarquía castrista nerviosa y en pánico y a sus dirigentes en plan de alerta y movilización combativa. Patético.