El campeonato cubano de béisbol es una fábrica de escándalos y esta semana ha producido, quizás, el más grande y surrealista de todos, al quedar al desnudo ―una vez más― las mentiras de la Comisión Nacional de este deporte.
Todo comenzó el martes 16 de abril en el estadio Capitan San Luis, en el primer partido entre los locales de Pinar del Río y la selección de Matanzas, cuando el árbitro Ricardo Campanioni se equivocó en una decisión en tercera base que perjudicó a los anfitriones.
El imparcial tuvo que salir del recinto al final del día custodiado por los agentes del orden, ante una masa enardecida que lo esperó a la salida en una especie de "linchamiento beisbolero".
Ante las críticas, la Comisión Nacional y el jefe de los árbitros, Luis César Valdés, decidieron suspender al juez dos partidos, pero esto solo sería el comienzo de una novela que aún no ha llegado a su capítulo final.
Esta semana el periodista Michel Contreras denunció en las redes sociales que durante los últimos dos juegos de esa serie particular, Campanioni regresó al terreno a impartir justicia bajo un nombre falso para pasar desaparecido ante la multitud.
Bajo el pseudónimo de Roberto Rodríguez actuó en los partidos del sábado 20 y domingo 21 de abril, a pesar de las protestas del comisario técnico Charles Díaz y de los narradores locales Osbel Benítez Polo y Ernesto Amaya Esquivel.
Ante la denuncia de Contreras, la Comisión Nacional publicó en la red social X un comunicado alegando que todo era falso y que eso "no ha sucedido ni sucederá, aunque algunos se empeñen en afirmarlo, faltando, intencionalmente, al más elemental sentido de la ética".
Benítez Polo publicó en su perfil personal de Facebook una respuesta asegurando la veracidad de lo ocurrido y emplazó a los directivos por engañar al pueblo con ese tuit, que catalogó de ofensivo y falta de elementos probatorios que expongan la verdad como escudo.
"Sí se mencionó en la amplificación local un nombre falso, sí se engañó por esa misma vía al pueblo, aunque en la página pusieran otro. Al percatarnos en la transmisión el domingo orienté revisar el tema, ahí está de testigo mi estadístico y compañero de trasmisión", escribió el periodista.
"Pruebas hay, seamos serios y revisemos los responsables de este hecho, pero no tapen el sol con un dedo", agregó.
El árbitro implicado lo reconoció en las redes sociales al asegurar que "si salió con otro nombre fue para que los fanáticos no siguieran con la misma actitud", publicación que luego fue borrada porque, según él, su cuenta había sido hackeada.
A pesar de todo, el jefe nacional de los árbitros compareció ante las cámaras de televisión y volvió a reiterar que jamás se anunció la presencia de Campanioni con un nombre falso.
Sin embargo, ante las pruebas que han aparecido en las últimas horas y las que dicen tener en sus manos varios testigos, la Comisión Nacional, en su lenguaje cantinflesco, se vio obligada a publicar otros dos tuits en su sitio oficial.
"Hemos atendido opiniones contrarias a nuestra afirmación de que no se utilizó un nombre falso para el árbitro Ricardo Campanioni, los pasados sábado y domingo en Pinar del Río", cita el primero de ellos.
"Mientras sumamos todos los elementos, aseguramos que, más allá de su objetivo, rechazamos cualquier iniciativa que hubiera provocado mentir, dando la espalda a lo reflejado en las hojas oficiales de anotación", reza el segundo.
Fuentes no oficiales precisaron que la dirección del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) anunció una investigación para tratar de limpiar el prestigio tantas veces manchado de la Comisión Nacional y de su presidente, Juan Reinaldo Pérez Pardo.
El mismo directivo perdió credibilidad en 2022 al asegurar en televisión nacional que todos los implementos y uniformes estaban en Cuba para el comienzo del torneo, cuando aún no habían llegado a la Isla y el inicio del campeonato fue pospuesto por tal motivo.
Después de aquello, las mentiras, promesas incumplidas y escándalos por su mala gestión no han faltado en el calendario beisbolero cubano, pero como ocurre en la mayoría de las ocasiones, la soga se rompe por el lado más débil.