A pesar de que Cuba obtuvo un buen resultado en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde ocupó el decimocuarto puesto, solo superado en Latinoamérica por Brasil, la propaganda del régimen al respecto se vio limitada por los premios entregados a los deportistas en la Isla, que han sido motivo de burla en las redes sociales.
El caso más conocido fue el del boxeador cubano Ronnis Álvarez, quien no participó en las Olimpiadas, pero se coronó en un campeonato pre-panamericano realizado en Guadalajara, y tras regresar a la Isla fue premiado con un "módulo" de productos de aseo y alimentación.
Al mismo tiempo, el periódico El Artemiseño compartió imágenes del recibimiento a la judoca Idalys Ortiz, ganadora de una medalla de plata en Tokio, quien fue agasajada en su natal Candelaria con un pastel de cumpleaños y un ramo de flores en un acto público fuera de su vivienda.
En las Olimpiadas de Rio de Janeiro, disputadas en 2016, los medallistas olímpicos cubanos recibieron 5.000 dólares por el oro, 2.500 por la plata y 1.500 por el bronce, aunque el dinero no les fue entregado en efectivo, sino en una cuenta bancaria en pesos cubanos, informó un reporte de Yahoo News.
El periodista deportivo cubano Glauber García Lara dijo al mencionado medio que en esta ocasión los premios aumentaron a 8.000 dólares por el oro, 5.000 por la plata y 1.500 por el bronce, aunque la ceremonia de premiación a los deportistas no se ha realizado en el país por la situación sanitaria.
Luego, los medallistas cubanos reciben un estipendio vitalicio de 300 dólares si ganaron oro, 200 para los ganadores de la medalla de plata y 150 por el bronce, aunque en muchas ocasiones los deportistas se quejan de la demora en la entrega de estos premios o la suspensión de ellos por sanciones disciplinarias.
Sin embargo, estos premios contrastan con los de países que obtienen resultados más discretos, como es el caso de Singapur, que paga a sus atletas 744 mil dólares por un oro, 372 mil por la plata y 286 mil por el bronce, según el portal moneyunder30.com.
Hong Kong, por ejemplo, ofrece 644 mil dólares a quienes obtengan un oro, 322 mil dólares por la plata y 161 mil dólares por el bronce.
En el caso de Malasia, además de premiar con 241 mil dólares a los campeones olímpicos, con 72 mil a los subcampeones y 24 mil a los terceros lugares, también les paga un salario mensual de por vida.
Filipinas, que obtuvo en los Juegos Olímpicos de Tokio la primera medalla de oro de su historia a través de la pesista Hidilyn Díaz, le entregó 600.000 dólares y una vivienda.
En el caso del Gobierno de Colombia, tenía destinado 56.340 dólares para los ganadores del oro, pero finalmente no obtuvo ningún título. A los medallistas de plata les entregó 32.681 dólares y 23.472 a los de bronce.
Curioso fue el caso de la pareja indonesia de bádminton compuesta por Greysia Polii y Apriyani Rahayu, quienes tras ganar la medalla de oro recibieron 208.634 dólares, cinco vacas y un terreno para que construyan su vivienda.
Una verdadera burla, la ridiculez en su máxima expresión. Por cierto, la mesa carece de tripas y gallinas decrépitas.
La vida de un cubano que pierda su tiempo en la isla se convierte en una miserable pesadilla.
Haber nacido en Cuba y crecer dentro de esa desgraciada política, te convierte en un miserable de por vida. Yo me gradué en la Universidad de La Habana y lo más que he podido ganar aquí son 18 dolares la hora en una factoría, todo por el simple hecho de no poder lograr la equivalencia en los estudios. Nada, perdí la vida miserablemente por esos hp.
Si usted cursó una de esas tantas carreras raras inventadas por Castro en su megalomanía, es lógico que no haya podido equiparar la misma en cualquier universidad de los Estados Unidos. Igualmente hubiese corrido con la misma suerte en otro país.
Estoy libre___ Usted debe haber tenido muy mala suerte. Los casos que conozco han podido revalidar sus títulos, dependiendo de estados o países con sus regulaciones particulares, lleva más o menos tiempo, pero se logra.
Les dan el mismo tratamiento que a los animales de circo cuando estan en la pista, le dan algo de comer para estimularlos.
Cualquier país del tercer mundo premia a sus deportistas generosamente. Cuba se ha quedado como un paria entre los parias.
Los resultados de Cuba ya no son el producto del desarrollo de un sistema deportivo, sino de la suerte y el valor individual de cada atleta, por eso el esfuerzo y el mérito de estos es doble y que nada tienen que agradecerle al gobierno que no puede gararntizar ni los medios técnicos ni la alimentación y cuidado necesarios.
No creo que los atletas cubanos tengan que recibir ningún premio, porque esas medallas son para Fidel, van directo al Seboruco-Cenicero de Sta. Ifigenia, para darle envidia a su vecino, al pobre Pepito.