Detengan todos los relojes, desconecten el teléfono,
denle un hueso al perro para evitar que ladre.
Silencien los pianos. Y al rumor de un fúnebre redoble,
expongan el féretro y que los dolientes pasen.
Que vuelen quejumbrosos en el cielo los aviones
y que en el azul escriban: "Él ha muerto".
Pónganles un crespón de luto
en su blanco cuello a las palomas
y que los policías de tránsito usen
guantes negros de algodón.
Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste.
Mi semana laboral y mi dominical descanso.
Mi mediodía, mi noche, mi voz y mi canto.
Yo creía que el amor duraría para siempre.
Estaba equivocado.
Nunca más serán bienvenidas las estrellas,
apáguenlas todas.
Oscurezcan la luna y desactiven el sol.
Vacíen el océano y arrasen los bosques.
De ahora en adelante,
ya nada será importante para mí.
Funeral Blues
Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.
Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message "He is Dead".
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.
He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever: I was wrong.
The stars are not wanted now; put out every one,
Pack up the moon and dismantle the sun,
Pour away the ocean and sweep up the wood;
For nothing now can ever come to any good.
W. H. Auden (York, Inglaterra, 1907–Viena, 1973) es uno de los más grandes poetas y ensayistas del siglo XX. Esta traducción de Juan Cueto-Roig aparece en su recién publicado Traiciones y transgresiones/Treasons and Transgressions (Betania, Madrid, 2024).
Los interesados en obtener gratuitamente el libro de Cueto-Roig pueden escribir a [email protected]