Donde lo esperan no hay electricidad.
En la carga de un camión,
entre los sacos,
viaja con su instrumento.
Atraviesa esos llanos sin tren
como un pájaro de secano.
Llega, pregunta por los que no ve,
le cuentan que murieron y le cuentan
de peleas y de bodas.
Él se moja bien el pico,
canta entonces.
Canciones por mujeres no tan vivas
como esas que tiene delante,
pero vivas para siempre,
con las que jura haber tenido intimidad.
Canta de sitios donde estuvo una vez,
a los que vuelve,
aunque sin regresar a aquella vez
aquella, ido ya el tiempo.
Mira, embobado, a la que le cuela café
porque los gestos de una mujer en sus tareas
son también los gestos del amor,
y le acepta el jarrito como después
de haber dormido juntos.
Esos gestos de ella, el humo del café,
están entre lo que amanece
para bien de este mundo.
Cantan los gallos,
bosteza un perro flaco.
Hay un camión que sale,
siempre hay un camión
en el que encaramarse para dónde.
Pide a quienes rematan la botella
que no se mueran hasta que él no regrese por allí.
A donde va no hay electricidad.
El músico sobrevuela la llanura sin trenes
como un pájaro de secano.
Antonio José Ponte nació en Matanzas, en 1964. Ha publicado poesía, ensayo, cuentos y novela. Este poema pertenece a un libro inédito.