Calma chicha. Sacan aire del mundo.
A ras de suelo queda
un asomo de oxígeno.
Esperar por la visa, leer a Joseph Conrad.
Crujen los aparejos, parece llegar viento
y es el aire de haber
pasado página.
La sota por venir, de oro o de copas,
es el paje más lento,
el más entretenido.
Habla con segadores, se refresca en el río.
Sale del agua para descubrir
su sombrero colgado de la rama más alta.
Entra en una taberna, en una bronca de taberna,
le echan los perros, acaba
robándose un caballo.
Aquí falta una firma,
falta un visto bueno.
El motín de toda la tripulación hace perder
a Conrad mando en su inglés adquirido,
en su polaco original.
Preciso es dejar atrás las aguas empozadas,
esta esquina sin aire del mundo.
Poner proa (¿Ves ese seis de espadas?
Las espadas son mente, comunicación,
claridad de pensamiento…)
hacia donde fluyen las aguas,
fluye el aire.
Septiembre llega y,
poco antes de quedarte rendido,
habías mencionado tu propósito
de viajar a un cumpleaños.
Antonio José Ponte nació en Matanzas, en 1964. Ha publicado poesía, ensayo, cuentos y novela. Este poema pertenece a un libro inédito.