La Cuba de charanga y etiqueta,
consigna y bananera economía,
devota de Canelo y compañía,
de espíritu burlón y dura jeta,
ha de perder su mármol y su día,
su futuro infalible, su careta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y, por fortuna, pasajero.
Será un joven pajuzo y tarambana,
que cante reguetón y odie el bolero
y a la moda más rancia, la castrista,
idolatre al hermano del hermano
o admire la patraña especialista
en mutilarnos y esconder la mano.
Otra Cuba inferior que sufre y reza,
languidece en prisión y hambrea triste
molida por la Cuba que la embiste.
Pues quien osa pensar con su cabeza
recibe un aluvión de maldiciones,
una carga indecente de bribones
y de pingas sagradas, compañeras
de las barbas rebeldes apostólicas
que han llenado el país de calaveras
con sus bilis filosas y diabólicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por fortuna! pasajero.
La sombra del pajuzo tarambana
que canta reguetón y odia el bolero
—ese hombre nuevo frío y chapucero—
como la náusea de un borracho frito
con trova roja dormirá la mona
entre las heces de un país marchito.
Y habrá un mañana diferente escrito
porque la Historia, amigo, no perdona.
Porque otra Cuba nace,
la Cuba de su patio y de su casa,
con una nueva juventud que hace
de la peste vivida su coraza.
Una Cuba valiente y redentora,
una Cuba que postea
con teléfono en mano vengadora,
y que no será otra Cuba que no sea
la Cuba de la rabia y de la idea.
Gleyvis Coro Montanet nació en La Tirita, Pinar del Río, en 1974. Ha publicados los poemarios Aguardando al guardabosque (Ediciones Loynaz, Pinar del Río, 2006) y Jaulas (Letras Cubanas, La Habana, 2010), Lejos de casa. Memoria lírica del problema cubano (Cristal de Agua, Madrid, 2018) y Mujer, aparta de mí ese smartphone. Poesía con emojis (Editorial Gata Encerrada, Madrid, 2020). Este poema pertenece al libro inédito Se habla cubañol.