Extrañaré ciertos alimentos, no por necesidad claro
está: la cebada para
nada, el pescado
curado a la manera
oriental, y yo no soy
chino, lo voy a extrañar
más que al sanguiñuelo
de enfrente, el laurel de
Indias de la esquina, las
tres macetas de geranios
en el alféizar del tercer
piso, la regadera oxidada,
los pechos abultados de
la jardinera: a María
Virgen Santísima (no
tengo nada que ver
con eso) nunca comí
granola ni carpa,
extrañaré la vereda
de los sicomoros, el
enebro a medias
escondido en un
recodo de la acera,
el cuadro de Leonardo
y una calle tirada a
cordel: el cangrejo
en el calor de agosto
cruzando la playa,
sigilo del cangrejo
nadie lo vea rumbo
al mar: se comprende
en principio lo que
implican la intemperie
y las distancias, no ser
atropellados, cruzar
los dedos (las pinzas
el cangrejo) no ser
descubiertos, y llegar:
a la mar: que es el
morir.
Siendo supersticioso, talismán en escapulario (bolsillo
derecho) rabo de lagartija,
dije ojo de ágata, no
nombro a la mujer que
echaré de menos, con
cinco letras podría
convocarla: elido el
nombre me da miedo
volver a repetirlo, no
reincido, no reincide
con nadie la Muerte:
guadamecí, ungir,
acecho, deletéreo,
acabamiento, hela
aquí. Me señala la
mesa del almuerzo,
mantel rojo, dos
juegos de cubiertos,
servilleta de papel,
la madera apolillada,
el orín del servicio
de mesa, un primer
agujero en el papel:
nos encogemos de
hombros, extrañaré
el Lenz de Büchner,
unos poemas de Hita,
liras de San Juan,
música de Bach, las
jugarretas clásicas
de los dioses paganos,
poemas de Basho Li
Po Li Ching Chao:
últimos textos
incompletos de
Pound, fantasía de
Schubert para piano
a cuatro manos
(principio y final)
(todo es uno) de
la composición
ejecutada por Maria
Joao Pires (Maria
por favor sin acento
como en mi caso).
Tres años transcurridos en Bhután (toda una kalpa)
un año pescando en
Cojímar otro sembrando
tubérculos y verdolaga
en Bejucal, madrugar
desayunar esparrancarme
al defecar, aquel poema
mío que no llegó a la
altura de la deshilachada
pantufla izquierda de
una cantata medio
olvidada por menor
de Bach: extrañaré
mi amistad con
Bernhard, conversar
a las tardes con
Lezama, días
hábiles, sábados
y domingos
descansar, escribir
literatura edificante,
fácil de concebir
y redactar, final
maquinal, así la
Muerte: asido
de la mano de
Guadalupe,
supersticiones a
un lado, nombrarla
en levedad por vez
postrera y con un
dejo de extrañeza
soltarla.
José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió en 2013 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Para celebrar sus 80 años, Ediciones Rialta publicó un volumen de sus ensayos, Cartas de Hallandale (Querétaro, 2020), la edición bilingüe de su poemario Carece de causa (traducción al inglés de Peter Boyle, Querétaro, 2020) y una entrevista de Gerardo Fernández Fe: José Kozer. tajante y definitivo (Querétaro, 2020). Este poema pertenece a un libro inédito.