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Poesía

De últimas horas

'Hasta la fecha, ya octogenario, los asuntos de la/ luz me confunden, me/ conmueven demasiado,/ los excesos se pagan'

Hallandale Beach
Cristales.
Cristales. Kosiluz

 

Empezó por la fulguración donde estuvieron los
    vasos antes de su
    desaparición, cuatro
    vasos lisos (los más
    vulnerables) luego
    dos tallados (los
    vulnerados) y por
    último uno (ninguno)
    la ausencia del vidrio,
    lugares legendarios,
    Bohemia, Murano,
    Baccarat.

En cuanto aparece desaparece el fulgor: ¿es luz?
    Témpanos de hielo son
    lámparas al descubierto,
    cubiertos ajenos al
    movimiento glacial,
    objetos de lasitud
    congelados al fulgurar
    plateados, a veces
    dorados, también
    relucen el cobre y
    el peltre, desaparecen
    los cuchillos por los
    filos, a continuación
    las cucharas y por
    último el tenedor,
    de la sala al comedor:
    el mantel de lino
    almidonado un
    espasmo y se derrite:
    tramas, hilachas,
    hebras, oigo crepitar
    bajo la mesa la rueca
    con que nos vistieron.

Hasta la fecha, ya octogenario, los asuntos de la
    luz me confunden, me
    conmueven demasiado,
    los excesos se pagan,
    repercuten en la
    destrucción: prefiero la
    penumbra al estallido
    de la luz, un charco
    de luz al pie de una
    ventana o luces de
    neón preferibles a
    un año luz.

Máxima luz máxima ceguera.

La excesiva claridad mental me impidió esta
    tarde entregarme  
    a las gracias y
    grandezas de la
    Virgen, Charpentier.

Me fundo despacio a pasos de un mismo largo,
    no soy mis pasos, no
    tengo su diámetro, no
    participo, se van
    sucediendo, me
    veo en el porche
    de una vieja casa
    situada al sur a
    ciencia cierta
    no sé de qué:
    contemplo la yegua
    dar vueltas por el
    baldío, el rabo en
    alto a la espera de
    un yeguo amor,
    látigo el rabo para
    espantar las moscas,
    yo soy la mosca,
    espantadiza, de
    regreso a la cresa,
    dejaré de dar vueltas
    alrededor de mí
    escuchando el
    chasquido de un
    golpe seco de luz:
    me rompo de
    Bohemia o
    Murano, cuchillo
    en mano nada retengo,
    cuchara me derramo,  
    soy un último fulgor
    (fogonazo) tanteando
    el aire donde la luz se
    devora, mi boca
    devora, no entran
    moscas.

 


José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió en 2013 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Para celebrar sus 80 años, Ediciones Rialta publicó un volumen de sus ensayos, Cartas de Hallandale (Querétaro, 2020), la edición bilingüe de su poemario Carece de causa (traducción al inglés de Peter Boyle, Querétaro, 2020) y una entrevista de Gerardo Fernández Fe: José Kozer. tajante y definitivo (Querétaro, 2020). Este poema pertenece a un libro inédito.

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