A propósito del 45 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana que inició el jueves, la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) reconoció "su historia, valores y relevancia", pero también "sus flaquezas, deudas y mutaciones", en una declaración en la que condenó la censura de producciones cubanas y las políticas públicas de control y exclusión.
"Luego de 44 ediciones, la que fuera gran cita de los cineastas del continente se encuentra emplazada por la grave fractura que define al cine cubano del presente. Un panorama marcado por el continuo éxodo de sus más jóvenes creadores, un cine que recorre el mundo y obtiene premios, pero que rara vez puede apreciarse al interior del país", dice el texto, publicado en Facebook.
"Bajo criterios ideológicos o intereses políticos, muchas películas cubanas son estigmatizadas por las autoridades. Al disponer del monopolio absoluto sobre la exhibición, se ocasiona un grave daño a la cultura nacional y a la libre circulación de ideas. Para los censores, son nuestras películas las que deben cambiar y no la realidad a la que se deben", añade.
En palabras de la Asamblea, el Festival de Cine de La Habana no es ajeno a esa política de supervisión, pues su criba final se define en oficinas ajenas al mismo, donde sujetos anónimos tienen la última palabra.
"Allí, no solo se cuestionan los contenidos de ciertas películas, sino también a sus creadores. Se han suscrito leyes especialmente diseñadas para este fin. Controlar la circulación de ideas en el espacio público es el objetivo, bajo el argumento de que cualquier pensamiento o expresión crítica a las posturas oficiales opera contra la seguridad del país. Se aplaude cuando en otras latitudes los ciudadanos protestan, luchan por sus derechos, defienden sus leyes cinematográficas y se oponen a las injusticias de sus gobiernos, pero se reprime y silencia el mismo gesto cuando los nuestros tratan de hacerlo", condena.
A los cineastas cubanos les parece "justa la solidaridad en el Festival de La Habana con los cineastas argentinos, víctimas de las decisiones tomadas por el actual Gobierno de Javier Milei contra el sector audiovisual" y recuerda que hace varios meses la ACC emitió una declaración respaldando a sus colegas.
"Sentimos que existe un doble rasero cuando se atiende la defensa de nuestras identidades regionales y las luchas contra el pensamiento hegemónico en el campo de la cultura. Son cuestiones que aparecen en el debate sobre el rol del cine en la sociedad desde las primeras ediciones del Festival. Es una porfía legítima y necesaria, pero, ¿cómo puede hablarse de proteger una identidad en un país que sanciona y persigue cualquier expresión artística que se distancie del discurso oficial? ¿Acaso se puede abogar por la pluralidad y el respeto a las diferencias en otras partes del mundo siendo autoritario en el nuestro? ¿Cómo hablar de hegemonías en un Estado donde el único partido permitido tiene un control total sobre los medios de comunicación y las salas de cine?", cuestiona la Asamblea.
Para el grupo, "no puede concebirse un cine nacional ignorando las contradicciones del país que lo produce. Cientos de cineastas cubanos ya no viven ni trabajan en Cuba. Esa distancia no es solo física sino también ideológica, en la medida que sienten que el país que los vio nacer y crecer no responde a sus expectativas generacionales, ni profesionales. No rechazan a Cuba, ni mucho menos a su cultura o la dura realidad de ese pueblo al que también representan".
Denuncia que, agotados por la retórica y las promesas, estos cineastas "han sufrido en sus propios cuerpos actos de exclusión y represión. Sus películas incorporan esos sentimientos de dolor y frustración. Son relatos íntimos, autorreferenciales, que les permiten reconstruir una identidad a través de memorias y experiencias".
"Ninguno ha renegado de su condición de cubanos, sin embargo, ¿por qué no podemos ver sus filmes más allá del marco puntual y efímero de un festival?", se pregunta.
"Desde la Asamblea hemos invitado varias veces a las autoridades políticas y culturales del país a sostener una discusión sobre los problemas de la nación y su relación con la creación artística y el cine. La respuesta ha sido el silencio, violando incluso lo que nuestra constitución establece.
Censurar, discriminar a los ciudadanos por sus ideas políticas no eliminará los problemas. Es una verdad que las autoridades prefieren ignorar. ¿De qué vale hablar de principios y fortalezas si se le teme a un filme, a la voz de un artista, a su pensamiento? ¿Cómo proteger la cultura de un país si buena parte de su talento decide marcharse en un éxodo interminable?", añade.
La Asamblea defiende el derecho de los creadores cubanos a "hablar de una Isla que sufre, que intenta sobreponerse a miles de obstáculos", a hablar "de su pueblo porque forman parte de él", a "contar la Historia de la nación desde diferentes aristas; a adentrarse en sus luces, laberintos y sombras".
La declaración invita a los cineastas que visitan Cuba y a los espectadores "a disfrutar estas intensas jornadas del Festival, percibidas como un bálsamo ante el deprimido panorama de estrenos anuales" de hace varias décadas, pero también a ir "detrás de esos relatos e imágenes que los filmes seleccionados pueden mostrar", buscar las "muchas otras historias de un país que siguen permaneciendo ocultas, olvidadas, desterradas".
Para cerrar, la Asamblea de Cineastas Cubanos ofrece una relación incompleta de filmes cubanos que han tenido espacios puntuales de exhibición en festivales y otros eventos internacionales, y que fueron producidos en 2024 por autores de la Isla.
Aparecen también algunos filmes que, aunque realizados en años anteriores, pudieron exhibirse comercialmente en salas cubanas durante el 2024. Sin embargo, por diferentes razones, la gran mayoría de ellos espera por su momento de exhibición comercial y regular en los cines cubanos.
La edición 45 del Festival de Cine Latinoamericano se desarrollará el 15 de diciembre en unos cines venidos a menos, en una Habana que carga cada una de las marcas del resquebrajamiento integral de la sociedad.
El filme argentino Los domingos mueren más personas, de Iar Said, inauguró el jueves el evento, cuya directora, Tania Delgado Fernández, dijo que es "una apuesta por las sociedades diversas, el pensamiento que se adentra en las profundidades de nuestras vidas, por el dolor, las desigualdades y la injusticia humana", publicó el portal oficial Cubadebate.
La gala de inauguración en el Charles Chaplin contó también con la presencia de Carole Rosemberg, fundadora del Havana Film Festival, a quien se le otorgó el Coral de Honor.
Delgado dijo que este año participan en la cita habanera 110 filmes, 89 menos que el año pasado, de un total 42 países, incluidos Cuba, México y Argentina, entre otros.
"¿De qué vale hablar de principios y fortalezas si se le teme a un filme, a la voz de un artista, a su pensamiento? ¿Cómo proteger la cultura de un país si buena parte de su talento decide marcharse en un éxodo interminable?"
Estas preguntas quasi retoricas de nuestros eruditos actuales, tuvieron una respuesta contundente hace 63 anos por parte del Narco en Jefe en la clausura de unas plenarias con otros intelectuales descontentos:
"La Revolución no puede renunciar a que todos los hombres y mujeres honestos, sean o no escritores o artistas, marchen junto a ella; la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario"
En la misma kilometrica verborrea les daba el puntillazo: "Esto significa que dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada"
Suponer que puede haber algun espacio de creacion independiente o libre dentro del totalitarismo socialista es como aspirar a que las hienas se sienten a una mesa y coman con platos, cubiertos y manteles.
?Y si "se cae" la Guiteras?
“Al disponer del monopolio absoluto sobre la exhibición, se ocasiona un grave daño a la cultura nacional y a la libre circulación de ideas”