El Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA, por sus siglas en inglés), el mayor evento de su tipo del mundo, a celebrarse entre el 14 y el 24 de noviembre en la capital de los Países Bajos, dedicará una sección a la producción del cine cubano reciente y a una de sus figuras históricas más reconocidas, Sara Gómez.
El eje de la sección "Foco en Cuba" será un recorrido por obras producidas dentro de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, que llevan la firma de figuras emergentes de la no ficción cubana, así como de realizadores extranjeros que pasaron por sus aulas.
La sección incluye cortometrajes como Abecé (Diana Montero, 2013), La bonita (María del Mar Rosario, 2018), La despedida (Alejandro Alonso Estrella, 2014), El enemigo (Aldemar Matias, 2014), Indicios del inscrito (Rafael Ramírez, 2017), Isla (Marcos Pimentel, 2004), Los niños lobo (Otávio Almeida, 2020), El árbol (Roya Eshraghi Safaifard, 2015), Si no puedo bailar, esta no es mi revolución (Lillah Halla, 2014), y Los viejos heraldos (Luis Alejandro Yero, 2018).
La selección del IDFA dedicada a Sara Gómez propone casi una retrospectiva integral de la cineasta cubana, fallecida prematuramente en la década de 1970. La selección incluye sus cortos documentales De bateyes (1971), Guanabacoa: Crónica de mi familia (1966), Iré a Santiago (1964), Isla del tesoro (1969), Una isla para Miguel (1968), Mi aporte (1972), Sobre horas extras y trabajo voluntario (1973) e Y... tenemos sabor (1967).
Se suma a ese programa De cierta manera (1974), único largometraje que dirigiera Sara Gómez, y que fue sometido a una restauración digital en años recientes.
La programadora del IDFA encargada de la selección de la cineasta cubana, Luna Hupperetz, reconoció que cuando descubrió las películas de Gómez "mi visión del cine revolucionario latinoamericano de la década de 1960 cambió drásticamente. Su obra va más allá de la didáctica socialista habitual. Es una conversación autoetnográfica sobre la igualdad y la revolución".
Hupperetz enfatiza que "este programa no solo ofrece la oportunidad de dar a la obra de Sara Gómez un lugar en la historia del cine militante, sino también de situar sus películas en un contexto más amplio y global. (...) Además del tema del trabajo, Gómez también se enfocó en sus raíces afrocubanas. En una Cuba donde se afirmaba que ya no había cubanos 'negros' o 'blancos', sino solo cubanos revolucionarios, enfocó su cámara en la cultura criolla. (...) Esta retrospectiva nos acerca a una historia del cine decolonial en la que su trabajo tendrá un legado duradero".
Finalmente, el IDFA contará con la premier mundial del más reciente largometraje del realizador cubano Miguel Coyula, uno de los principales exponentes del cine independiente de la Isla. Su título es Crónicas del absurdo, y resume las acciones de censura y hostigamiento que han enfrentado por parte del régimen de la Isla tanto él como la actriz Lynn Cruz, su pareja y protagonista de sus películas.
La sinopsis de Crónicas del absurdo indica: "En Cuba los artistas tienen que ser reconocidos por alguna de las instituciones de arte patrocinadas por el Estado, instituciones que garanticen que su trabajo cumpla con la visión y la política del Estado. Existir como artista independiente significa no tener ingresos ni derechos, y estar sujeto a diversas formas de control e intimidación".
El origen del documental está en 2011, cuando Coyula escogió a Cruz como protagonista de Corazón azul (2021), su fábula distópica sobre una Cuba en la que el experimento de Fidel Castro para crear el "hombre nuevo" fracasó, para dar lugar a un grupo clandestino de personas con poderes sobrenaturales.
Ese proyecto, señala la sinopsis, fue "el punto de partida de este documental, que expone una variedad de interacciones inquietantes que los artistas tuvieron posteriormente con una amplia variedad de instituciones e individuos; al estilo verdaderamente kafkiano, la opresión acecha por todas partes. Incluso fuera de Cuba, donde se topan con dogmatismo similar proveniente de críticos del régimen".
"En diez capítulos elípticos, Crónicas del absurdo cuenta esta historia principalmente a través de grabaciones de audio, a menudo realizadas en secreto. Las transcripciones textuales, mostradas en texto gráfico que subraya la dinámica de las conversaciones, se combinan con fotografías de rostros, logotipos, carteles de películas y pinturas de la artista cubana Antonia Eiriz. La forma austera refleja las dificultades que enfrentan los cineastas cubanos, cuya libertad de expresión es violada diariamente por un sistema despótico", finaliza el texto introductorio.
Corazón azul no ha sido exhibido en ninguna institución pública en Cuba. Coyula mismo ha organizado proyecciones privadas, sobre todo en su casa en La Habana. Aunque reside en la Isla, no es invitado a los festivales y escuelas de cine del país, pese a ser egresado de la propia EICTV. Tampoco los medios oficiales lo entrevistan o mencionan.
En 2019, el IDFA, que se celebra anualmente desde 1988, entregó su Premio al Mejor Largometraje a A media voz, de las cubanas residentes en España Heidi Hassan y Patricia Pérez.