Back to top
Urbanismo

Los Prácticos del Puerto de La Habana

'Su labor es esencial para el ordenamiento del tráfico interno portuario, y en la prevención de accidentes. Es por tanto salvaguarda de vidas, embarcaciones, mercancías y del medio ambiente'.

La Habana
Lancha de prácticos del puerto, La Habana, 2016.
Lancha de prácticos del puerto, La Habana, 2016. Trabajadores

Tiene un puerto a su alrededor mucha vida, toda la que acompaña el trasiego de pasajeros, mercancías y la actividad industrial que aprovecha la estratégica situación de una rada interconectada donde, además, el comercio tiene uno de sus espacios predilectos. Esto provoca una confluencia de profesiones difícil de replicar fuera de él, lo que hace del puerto un sitio de oportunidad laboral privilegiado.

Entre los tantos oficios, algunos más visibles o reconocidos que otros, existe uno que es exclusivo de este emplazamiento: el práctico. Su labor es esencial para el ordenamiento del tráfico interno portuario, y en la prevención de accidentes. Es por tanto salvaguarda de vidas, embarcaciones, mercancías y del medio ambiente. Este marino experimentado, asume una actividad de gran utilidad y responsabilidad. Profundo conocedor de las condiciones físicas locales, debe asesorar a capitanes provenientes de todo el mundo a maniobrar embarcaciones de diversa tipología en espacios complejos, hasta atracar en el lugar asignado o salir al mar.

Es una profesión antigua que, a pesar del progreso tecnológico, no ha perdido utilidad. En el caso del puerto de La Habana, otrora intensamente activo, hoy vaciado de gran parte de su actividad comercial, industrial y de transporte de pasajeros, es uno de los oficios tradicionales que subsisten y que como tal constituye un tesoro vivo, parte sustancial del carácter del lugar.

Considerado de gran utilidad pública y alto riesgo, durante la República contó con la Asociación Nacional de Prácticos de Cuba (1941), integrada por 130 prácticos de toda la Isla, desde donde defendían sus objetivos y derechos, velando por los prácticos cubanos y sus familias con pensiones por deceso y jubilaciones dignas.

La entrada y salida de la bahía de La Habana guarda cierta complejidad debido a su estrecha y larga entrada, sobre todo para los buques de mayor porte. Al interior existen algunos bajos y salientes que precisan atención en la maniobra. Asimismo, a pesar de ser un refugio natural, pueden ocurrir fenómenos climatológicos que complican la navegación, como las fuertes lluvias, tormentas y huracanes. Frente a ello el auxilio de los prácticos del puerto es decisivo.

Por otra parte, los detallados conocimientos de la cartografía del fondo marino y del litoral, así como del tráfico y requerimientos portuarios, hacen que la opinión de los prácticos sea valiosa en la conformación de planes de saneamiento y ordenación de la bahía. En 1957, por ejemplo, fue publicada una carta firmada en 1949 por el práctico mayor del puerto, con propuestas aún vigentes para el Estado, que respaldaban la Cámara de Comercio y la Junta de Puertos.

De conjunto solicitaban el dragado de gran parte del fondo de la bahía, ya que el último se había hecho en 1926; así como eliminar obstáculos a la navegación de grandes embarcaciones y sanear las costas de Marimelena para aprovechar el terreno con nuevos centros productivos. Según su experiencia, el práctico mayor del puerto subrayaba la necesidad de liberar el fondeadero central de la bahía de los salientes (en el caso de Santa Catalina, natural; en el de Cayo Cruz, artificial), dada la nueva dimensión de las embarcaciones. Este marino consideraba que no había necesidad de ganar terreno al mar en la bahía habanera con obras como Cayo Cruz, cuando el borde costero aún presentaba espacios libres aprovechables una vez que se cegaran adecuadamente.

Muchas son las historias asociadas a su labor. En el Libro de Cuba de 1954, se recoge la heroicidad con que, en 1925, el práctico de guardia Carlos Morán "salió al mar en medio de un tiempo borrascoso a fin de darle entrada al buque 'Orizaba', de la Ward Line, respondiendo así a la petición urgente del navío amenazado por la tormenta". En cambio, también se conoce de tragedias acaecidas, como la de la corbeta San Antonio, proveniente de Valencia, que, al arribar al puerto de La Habana en 1909, no hizo caso de las instrucciones del práctico, y por las fuertes marejadas encalló en los arrecifes del Morro. La embarcación fue remolcada para liberar el canal de la bahía y se hundió junto al Castillo de La Punta.

El escritor Alejo Carpentier, afanoso viajero y amante de su ciudad, reflexionaba desde la postura del que retorna, sobre este personaje cotidiano, medular en la actividad portuaria: "Para el cubano que ha estado largo tiempo alejado de su patria, el momento del regreso al puerto de La Habana entraña un episodio de particular emoción: la llegada del piloto. Después de una travesía, próxima ya la tierra firme, el piloto representa el primer insular, el primer habitante de La Habana que podamos contemplar de cerca. Personaje único, que parece subir a bordo para entregarnos las llaves de la ciudad. Dan ganas de precipitarse hacia él, para pedirle noticias de los amigos o informes sobre el más reciente aspecto de la situación política".

Y continúa Carpentier: "El hecho es que, si bien el piloto no nos entrega las llaves de la muy ilustre villa de San Cristóbal de La Habana, nos entrega en cambio los secretos de su puerto, que ya es mucho decir. Porque ese puerto de boca estrecha, defendido por fortalezas de un poder decorativo innegable, es de los pocos en el mundo que se adentran de tal manera en el corazón de la urbe. Su categoría de golfo en miniatura, sus sinuosidades, sus escondrijos, han impuesto leyes de rodeo a ciertas carreteras suburbanas".

En el siglo XVIII, la sede de la Capitanía y de los Prácticos del Puerto ocupaba un edificio de aspecto regular frente al Muelle de Caballería, al inicio de la calle O’Reilly. Allí pervive el inmueble, entre la Avenida del Puerto y el Templete, aunque en el siglo XX las oficinas se trasladaron al edificio de la Aduana, donde permanecen.

La antigua sede fue restaurada y reinaugurada por la Oficina del Historiador, en 2019. Según la tradición, sus plantas altas conservaron la función habitacional, con seis viviendas, y la baja fue ocupada por servicios. Aprovechando la excepcional ubicación del inmueble, allí se situó el Centro de Visitantes del Centro Histórico, InfoHabana. Este centro de información turística, primero de su tipo en la ciudad, busca inspiración en el antiguo oficio de los prácticos para guiar al visitante por la ruta del patrimonio cultural local. Afortunadamente, también está dirigido al público nacional y es otro espacio de información sobre el acontecer cultural habanero, a la vez que sitio de conferencia y exposiciones sobre patrimonio.

Más información

5 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.

Antes de comentar se debe tener un nivel mínimo de información. Los prácticos nada tienen que ver con el hundimiento del remolcador. Los remolcadores pertenecen a Caribe. Además es una profesión como otra cualquiera que tiene muchos años de existencia. Muchos prácticos tienen muchos años de experiencia y no son ni militantes del PCC.

Profile picture for user Eladio Eugenio

Unos de los episodios mas oscuros de los Prácticos del Puerto de la Habana estuvo relacionado con el hundimiento del remolcador 13 Marzo el Julio 13, 1994 donde 72 cubanos perdieron la vida ,una vergüenza para ellos y que falto mencionar en este articulo periodístico.

Murieron 41 personas. Los prácticos no participaron en semejante crimen. Fueron remolcadores de Caribe.

Asi mismo, porque desde hace 65años para "trabajar" en el puerto tieness que ser un incondicional de la dictadura, y ese dia lo probaron.
Cuando seamos libres otra vez hay que revelar los nombres de aquellos viles esbirros que participaron en ese acto cobarde.

Profile picture for user Amadeus

Extraño artículo este.